El alineamiento del Brasil de Lula da Silva con China molestó a más de uno pero no sorprendió en línea con el pragmatismo que demostró desde su primer mandato ante el Palacio de Planalto. Se trata de un intento para abrir el abanico de inversiones que permitan cumplir con las promesas para "recuperar Brasil" y lograr equilibrar las cuentas públicas en un país dividido. El desafío, en tanto, corre por vía doble, considerando la puja que hay entre los actores internos en torno al demorado programa económico que busca encauzar al gobierno a tres meses de haberse iniciado.
En las últimas semanas el presidente brasileño fortaleció el vínculo comercial con China, su principal socio comercial desde 2009. Lo hizo a través de la firma de un acuerdo de swap entre yuanes y reales que reducirá los costos financieros de las transacciones del comercio bilateral y "reducirá la dependencia" del dólar estadounidense, similar al que tiene con otros países como Argentina o Rusia.
Señales de acercamiento entre Brasil y China
El acercamiento sino-brasileño lo coronará la visita de Lula da Silva y una numerosa delegación a Xi Jinping en Beijing entre el 11 y el 14 de abril para "estrechar lazos comerciales", luego de la postergación del viaje por un cuadro de neumonía del primero. Los jefes de estado se cruzarán luego de la designación de la expresidenta Dilma Rousseff como nueva titular del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), un puesto político clave dado que la entidad del grupo de los BRICS (compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) da créditos orientados al desarrollo de países emergentes.
"El viaje a China está basado en esa lógica de volver a abrir las relaciones con todo el mundo y buscar diferenciarse de Jair Bolsonaro", explicó a PERFIL Gustavo Perego, analista y director de la consultora Abeceb. "China siempre fue un socio estratégico, mas allá de los BRICS. El viaje habla también acerca de la relación estratégica dado que es el principal socio comercial de Brasil en la actualidad. La lógica de Lula hoy es poder mostrarse con los grandes líderes internacionales", agregó.
El segundo eje de la cumbre Lula-Xi Jinping será la guerra en Ucrania, un tema que genera divisiones entre los líderes del mundo. Se trata de otra señal del acercamiento entre los dos países y que no cayó bien en Washington, el principal aliado de Kiev. En especial luego de la decisión de Brasil de no firmar el memo que condenó el accionar de Rusia en el Foro por la Democracia, bajo la órbita de Estados Unidos.
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El desafío económico de Lula da Silva
El 1 de enero de 2023 Lula da Silva inició su gestión en un contexto adverso. En el plano externo, las consecuencias de la pandemia y la guerra en Ucrania marcaron una diferencia al viento a favor que representó el boom de los commodities durante sus primeros mandatos.
A nivel interno, el asalto a las sedes del poder en Brasilia en manos de fanáticos bolsonaristas demostró que la inédita polarización social de los últimos años se convirtió en un riesgo real para la democracia brasileña. Lula superó el intento golpista y se acomodó, a pesar de que su nivel de aprobación continuó desplomado en comparación a sus mandatos anteriores.
Sin embargo, todavía no pudo acomodarse en el frente económico que logre satisfacer a todos los actores de un país donde 33 millones de personas pasan hambre y que si bien tiene controlada su macroeconomía, se vaticina un crecimiento bajo o nulo para este año.
"El gran desafío de Lula hoy es poder encauzar un programa económico coherente. Hay muchas rispideces internas y dificultades para aprobar algunas leyes y enmiendas constitucionales respecto al gasto. La pelea con el Banco Central que esta haciendo bien su trabajo es algo muy negativo", señaló Perego.
A casi cien días del inicio de la gestión, el equipo económico de Lula, liderado por Fernando Haddad, presentó la propuesta económica que modifica el techo del gasto en Brasil en línea con las promesas de inversión social en el país de casi 215 millones de habitantes. Para esto contó con un apoyo clave en la dinámica partidaria en Brasil: el presidente de Diputados, Arthur Lira, una figura con mucho poder político que apoyó a Bolsonaro en la última elección.
cp