Los doce niños tailandeses de un equipo de fútbol desaparecidos junto a su entrenador el 23 de junio dentro de la profunda gruta subterránea Tham Luang fueron encontrados sanos y salvos. El grupo fue contactado por buzos de la Marina militar de Tailandia en un paraje de la enorme gruta a más de tres kilómetros de la entrada. Los niños, sin embargo, no serán rescatados hasta que los socorristas evalúen las mejores condiciones para hacerlo.
"Encontramos a los 13 sanos y salvos", dijo Narongsak Osatanakorn, el gobernador de la provincia de Chiang Rai, que dirige las tareas de rescate en el interior de la gruta. Los buzos lograron entablar contacto con el contingente después de dos días de una extenuante exploración a través de muchos pasajes casi infranqueables por el agua y el fango.
La noticia se difundió en medio de una explosión de alegría en el campamento base de las operaciones de socorro, en el cual trabajan expertos de distintos países junto a los locales. Al ser difundida la información luego en toda Tailandia un júbilo incontenible contagió a la población que sigue el rescate hora tras hora con el lema "Traigámoslos a casa".
Decenas de parientes de los desaparecidos no podían creerlo, un final feliz para más de 10 días de angustia. "Estoy tan feliz que no puedo pensar en otra cosa", le dijo un padre al diario tailandés The Nation. El estallido colectivo resultó comprensible, ya que muchos temían que, pese a las declaraciones optimistas de las autoridades, el grupo no estuviera con vida.
El primer ministro tailandés Prayuth Chan-ocha agradeció públicamente a los grupos de rescate, que en los últimos días se transformaron en un verdadero grupo de tareas multinacional, con la participación de estadounidenses, británicos, chinos, australianos y japoneses, junto a agentes de 12 reparticiones gubernamentales, lugareños y voluntarios civiles.
Los niños y su entrenador pasaron más de 220 horas incomunicados en la oscuridad total y con provisiones de comida y agua probablemente suficientes apenas para la excursión de media tarde a la que habían salido al quedar atrapados, sorprendidos por un fuerte temporal.
Pasado el alivio de haberlos hallado vivos, el desafío ahora es mantener a "Los Jabalíes" -nombre del equipo- con fuerzas antes de volver a sacarlos a la superficie en el menor lapso que sea posible. El mismo gobernador Narongsak agregó que "la operación no está concluída".
Los socorristas -ayudados por decenas de bombas para desagotar la gruta de agua acumulada- emplearon casi 60 horas para liberar los túneles del barro que había obstruido espacios estrechos por los cuales puede pasar una sola persona a la vez, con el riesgo permanente de que nuevas lluvias cancelen los avances y pongan en riesgo las vidas.