Jacinda Ardern es una de las políticas que la pandemia puso en primer plano a nivel mundial. Y ahora, este primera ministra de Nueva Zelanda va por más. Incluso a riesgo de no ser destacada ahora por quienes la posicionaron como modelo dentro de ese establishment internacional.
Desde este 1 de abril de 2021, el gobierno de Jacinda Ardern activó dos medidas económicas en Nueva Zelanda: aumentó el salario mínimo y elevó el impuesto a la riqueza. Como era de esperar, hubo bienvenida de unos, y críticas de los últimos. Finalmente, los países que aplican medidas para buscar una mejora del conjunto, se topan con el lobby crítico de unos muy pocos pero poderosos. Y además del principal partido opositor.
En el primer caso, es decir, en lo que atañe al salario mínimo, los trabajadores pasaran a cobrar de 18,90 dólares neozelandeses (11,27) la hora, a casi unos 20 dólares NZ (11,93 euros). Este aumento salarial incluirá a unos 175.500 trabajadores, e implica un incremento general de uno 216 millones de dólares NZ (128.615 millones de euros).
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A su vez, Jacinda Ardern llevó el impuesto a la riqueza del 33 por ciento al 39 por ciento. Desde abril de 2021, pasan a pagar este impuesto quienes ganen anualmente desde 180.000 dólares NZ (107.316 euros). Según informó el gobierno, en Nueva Zelanda un 2 por ciento de la población está comprendida por el aumento del impuesto a la riqueza. Esto es poco más de cien mil neozelandeses.
Con el aumento del impuesto a los más ricos, el gobierno espera sumar a la recaudación fiscal de 2021 unos 550 millones de dólares NZ (328millones de euros), y en 2024, unos 634 millones (378 millones de euros). Antes de que estallara la pandemia del coronavirus, la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) destacó a Nueva Zelanda como uno de los cinco países del mundo con el salario mínimo más alto. Esto fue hasta 2019.
El país que gobierna Jacinda Ardern fue uno de los primeros en cerrar sus fronteras en marzo de 2020 ante la aparición de los primeros casos de la Covid19. Y eso dejó a muchos de los considerados trabajadores esenciales dentro de la mínima salarial. Fue por eso que para quienes estaban –y están– en la primera línea por la pandemia, los sindicatos reclamaron un aumento de unos 22 dólares NZ (la hora). Finalmente, desde este abril de 2021, ese mínimo es de casi 20 dólares NZ.
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La oposición que en Nueva Zelanda la lidera el Partido Nacional habló de “vandalismo económico” la aplicación del aumento del salario mínimo que estipuló Ardern. El fundamento de la oposición es que es un “aumento drástico” en un marco de incertidumbre económica. También Ardern había recibido una sugerencia del Ministerio de Negocios, Innovación y Empleo de retrasar la suba salarial por similares motivos.
Como sea, la primera ministra modelo por el manejo de la pandemia, aplicó el aumento salarial y el subió el impuesto a la riqueza a la vez. Ardern tiene un país de unos cinco millones de habitantes con, por ejemplo, tasas altas de pobreza infantil, y un costo de las vivienda que impide el acceso a la casa propia. En Auckland, una de las ciudades más importantes de Nueva Zelanda, los precios de las viviendas suman once veces el ingreso promedio de un asalariado.
Por la extensión de la pandemia el coronavirus, ya en 2020, Jacinda Ardern atendió sugerencias para evitar tanto la desocupación como el cierre de empresas. Y una de esas sugerencias también la llevó a las primeras planas del mundo: la de la semana laboral de cuatro días.
“Escucho a muchos diciendo esto, pero considero que en última instancia, son empleadores y empleados quienes deberían acordar qué es lo mejor. Como dije, aprendimos mucho sobre Covid y la flexibilidad de las personas que trabajan desde casa, y la productividad que esa modalidad genera”, señaló en 2020.
ei / ds