INTERNACIONAL
Muri otro de los pasajeros del colectivo incendiado

Nuevos enfrentamientos en Río de Janeiro

Los cariocas intentan volver a la normalidad, aunque durante esta madrugada todavía se registraban incidentes: algunos colectivos fueron incendiados y cinco narcos murieron al enfrentarse con la Policía.

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Uno de los colectivos que fue incendiado por los narcos en Ro. | AFP

Río de Janeiro – Otro de los pasajeros del colectivo quemado el jueves en una ola de ataques de presuntos narcotraficantes contra objetivos policiales en Río de Janeiro falleció hoy, con lo que aumentó a ocho el número de víctimas del ómnibus. De esta manera, la muerte de Elías Batista da Silva, de 41 años, elevó a veinticuatro el número de víctimas fatales tras la ola de atentados desatada el jueves pasado en la ciudad brasileña.

Da Silva se encontraba internado en el Hospital Pedro II. Tenía el 75 por ciento de su cuerpo con graves quemaduras. Ya otras siete personas habían muerto carbonizadas en el incendio del colectivo. Además, otros cuatro pasajeros –que también sufrieron quemaduras durante el atentado– continúan hospitalizados en grave estado.

Pero la ciudad aún no recupera la calma: el canal de televisión O Globo informó que al menos cinco delincuentes murieron durante esta madrugada, tras enfrentarse con la policía en una favela al oeste de Río; mientras que otro tiroteo se registró entre la policía y los delincuentes durante este sábado en Cidade de Deus –una de las mayores villas miserias de la ciudad– que provocó pánico entre la población, pero no se informó de víctimas.

El incendio de un autobús por desconocidos, sin heridos, en la Baixada Fluminense –en los suburbios de Río–; y la intención –frustrada por la policía– de interrumpir el tránsito por medio de un sofá en llamas, en la zona oeste, fueron otros episodios ocurridos entre la noche del viernes y la madrugada del sábado.

Las autoridades de Río habían reforzado la seguridad tanto en las calles como en diez de las 712 favelas que existen en la ciudad tras la ola de ataques que dejó como saldo una media docena de colectivos incendiados. Por su parte, el Secretario de Seguridad Pública de Río, Roberto Precioso, denunció que los ataques de esta semana habrían sido ordenados por los líderes de las bandas de narcotraficantes que permanecen encarcelados –y que debido a la corrupción dentro de las prisiones disponen de teléfonos celulares– para mostrar su fuerza a Sergio Cabral, el flamante gobernador que asumirá este 1 de enero.

El viernes, en tensa calma. El viernes se habían registrado ataques y tiroteos sin víctimas. Sin embargo, dos hombres atacaron a balazos a un agente que vigilaba el Centro Cultural Oscar Niemeyer en Duque de Caxias, en el área metropolitana de Rio, pero el incidente no causó victimas, dijo la Policía Militar.

En dos autopistas de Rio de Janeiro se registraron ataques contra batallones de la Policía Militar y un autobús fue incendiado en Niteroi, municipio vecino de Rio. Un grupo de supuestos narcotraficantes llegó a bloquear una autopista e intercambió disparos con la Policía, sin que se reportaran víctimas.

Esto sucedió un día después de la ola de ataques registrada el jueves, que quedó en tensión luego de que la madrugada grupos delictivos lanzaran una ola de ataques contra puestos y vehículos policiales y autobuses. La violencia dejó un saldo de 19 muertos, siete de ellos carbonizados, cuando pistoleros detuvieron un colectivo con 28 pasajeros y le prendieron fuego.

Según la secretaria de seguridad, grupos criminales que controlan las favelas unieron fuerzas para evitar que las condiciones de reclusión de sus jefes sean endurecidas por el nuevo gobierno de Rio de Janeiro que comienza el lunes. Sin embargo, otros funcionarios advirtieron que los ataques fueron lanzadas en respuesta al surgimiento de grupos parapoliciales conocidos como "milicias" que expulsan a los narcotraficantes de las favelas y pasan a extorsionar a los vecinos vendiéndoles "protección". El viernes, las 48 empresas de micros decidieron dejar los transportes estacionados hasta la madrugada, por temor a nuevos ataques.