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matteo salvini forzo la caida del gobierno

Otra crisis institucional vuelve a sacudir a Italia

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Duro. Xenófobo, euroescéptico, era el “hombre fuerte”. Pero ahora quiere gobernar en solitario. | ap

Italia volvió a estar en el centro de la escena europea en medio del Brexit ante la crisis institucional que estalló en los últimos días. La coalición gobernante conformada por el partido antisistema M5S, fundada por el comediante Beppe Grillo, y La Liga del Norte, comandada por el ultranacionalista Salvini, llegó a su fin. El líder de la extrema derecha busca seguir escalando en la pirámide política, donde ya conquistó la vicepresidencia y el cargo de ministro del Interior y, sin dudas, mucho poder. El polémico hombre de mano dura reniega de la Unión Europea y logró asestar este mes un triunfo político que define sus ideas y ascenso: un decreto antiinmigratorio que posibilita interceptar preventivamente embarcaciones con refugiados y, en caso de resistencia, las penas llegan hasta diez años de prisión.

Matteo Salvini dio la semana pasada por rota la coalición gobernante, y presentó una moción de censura contra el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, con el objetivo de hacer un llamamiento a elecciones anticipadas y alzarse con el poder. Es que, según las encuestas, que allá suelen ser más efectivas, su partido político obtendría alrededor del 35% de los votos. Si bien representa un número elevado para lo que están acostumbrados en los últimos años los países europeos, que dejaron atrás los bipartidismos, no resulta un número suficiente para gobernar en soledad en un sistema político donde son necesarias las alianzas para formar gobierno. Sin embargo, el líder de la extrema derecha tiene un as bajo la manga: si pacta con el pequeño partido liberal-conservador “Hermanos de Italia”, alcanza el número suficiente para lograr su cometido, liderar el poder ejecutivo.  

Récord. Desde que retornó la democracia tras la Segunda Guerra Mundial, hace 70 años, en Italia hubo 65 gobiernos. ¿Es el sistema político el que no funciona o ya es una cuestión “cultural”?

Andrés Gómez Grobas, politólogo e investigador de cuestiones electorales de Italia, recuerda que “en menos de treinta años han sido sancionados cuatro sistemas electorales. El continuo cambio de reglas no favorece, por sí mismo, la estabilidad política”.

Ahora “el Parlamento buscará reducir el número total de legisladores, y así la cifra pasaría de 945 a seiscientos”, lo que podría dar “mayor legitimidad a la principal institución representativa”.

Esta propuesta es resistida por Salvini, pero es apoyada por uno de los líderes opositores, el ex primer ministro Matteo Renzi, quien durante su gobierno trató de reducir el número de senadores.

La responsabilidad de llamar a elecciones anticipadas está en manos del presidente de la República, Sergio Mattarella, un demócrata pro-Europa que sabe que un virtual triunfo electoral de Salvini podría significar la debacle.

Así, mientras la oposición intenta reagruparse y el M5S reacciona, si Conte cae, Mattarella evalúa nombrar un gobierno “técnico” para asegurar al menos el presupuesto 2020, cuando se celebrarían nuevas elecciones generales.

¿Itaxit? Si gobernara Salvini, ¿podríamos hablar de un “Itaxit”? Según analiza para PERFIL Indiana Azar, politóloga e investigadora de partidos antisistema de Italia, “no imagino una inminente salida del país de la UE ya que existen actores con poder de veto para bloquear decisiones de este calibre, como Mattarella y el Parlamento.

Azar recuerda que apenas asumió el actual gobierno el presidente bloqueó el nombramiento de un reconocido euroescéptico, Paolo Savona, como ministro de Economía.

“Mattarella declaró entonces que el M5S y la Liga querían sacar a Italia de la zona euro, y que él como garante de la Constitución y la estabilidad del país, no podía permitirlo, ya que la adhesión al euro era una elección fundamental para el futuro”. Y sentencia: “Llegado el caso, creo que se activarían estos mecanismos institucionales”.

Ante este panorama, en Bruselas podrían respirar tranquilos, pero no puede decirse lo mismo de la fortaleza de la institucionalidad europea, que corre riesgo de quedar más debilitada si un xenófobo llega al poder en medio de la crisis de refugiados en el Viejo Continente.