dpa/ansa
Desde Londres
El Reino Unido está en estado de alerta desde el miércoles pasado, cuando dos islamistas mataron a cuchillazos a un soldado en plena calle en Londres. Desde ese ataque, el pánico a otro atentado terrorista se apoderó de los británicos. En medio de la histeria colectiva, dos hombres fueron detenidos ayer en el aeropuerto de Stansted por provocar una discusión con la tripulación durante un vuelo de la compañía Pakistan International Airlines, que tuvo que ser escoltado por dos cazas de la aviación británica y desviado de su ruta prevista hacia Manchester.
Un testigo explicó a la cadena Sky News que dos hombres trataron “varias veces” de entrar en la cabina de mando y que, ante la negativa de la tripulación, “comenzaron a discutir y a lanzar amenazas”. Otra fuente del aeropuerto aseguró que se trató de una pelea lo “suficientemente preocupante” como para que fuera necesario llamar a las autoridades.
Aunque hasta ayer no estaba clara la naturaleza del incidente, los medios británicos descartaron que se tratara de un acto terrorista. La policía británica confirmó que “se produjo un incidente en un avión” y el Ministerio
de Defensa abrió una investigación.
El vuelo PK709 había despegado de Lahore, Pakistán, por la mañana y se dirigía originalmente a Manchester. De acuerdo con el diario The Guardian, el piloto decidió desviar la aeronave antes de llegar a su destino debido a que un pasajero comenzó a gritar durante el vuelo. Tras el aterrizaje, el avión fue aislado en la pista, donde lo esperaban miembros de las fuerzas de seguridad. Dos hombres de 30 y 41 años fueron detenidos por poner en riesgo el vuelo.
En tanto, la policía británica interrogó ayer a dos posibles cómplices de los presuntos asesinos del soldado británico en Londres, al tiempo que un nuevo video reveló el momento en que los agentes policiales dispararon contra los supuestos islamistas radicales.
Los dos presuntos autores del crimen seguían ayer bajo vigilancia policial en dos hospitales diferentes de la capital británica, donde fueron ingresados el miércoles tras resultar heridos por disparos de la policía. Además de esos dos británicos de origen nigeriano e islamistas radicales, de 22 y 28 años, los agentes detuvieron a otras dos personas aparentemente vinculadas con el asesinato del militar Lee Rigby, de 25 años.
El temor de que se produzca un nuevo atentado terrorista creó un ambiente de paranoia y persecución en todo Gran Bretaña. Escenario que recuerda el temor post 2001.