Siempre que llovió, paró. Eso debe haber pensado Jair Bolsonaro cuando se publicaron esta semana tres encuestas, que muestran una caída de su desaprobación y lo posicionan como favorito para las elecciones presidenciales de 2022, pese a su controvertida gestión de la pandemia, que dejó por el momento más de 2,2 milllones de infectados y 84 mil muertos en Brasil.
Un sondeo publicado ayer por el semanario Veja colocó al mandatario ultraderechista a la cabeza en la primera vuelta de unos eventuales comicios, cosechando entre el 27,5% y el 30,7% de las intenciones de voto, según los escenarios proyectados. El mismo estudio vaticina que se impondría en el balotaje a cualquier adversario, entre ellos el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, inhabilitado por la justicia para candidatearse, y el ex ministro de Justicia Sérgio Moro, quien renunció acusando al mandatario de interferir en investigaciones de la Policía Federal (PF) para proteger a sus hijos.
Otro estudio, publicado el jueves por el portal especializado Poder360, informa que un 43% aprueba la labor del gobierno. El índice de desaprobación, en tanto, se redujo ligeramente, de 47% a 46%. Ese portal precisó que el Gobierno es aprobado por un 52% de quienes reciben la ayuda de emergencia de 600 reales por mes (unos 115 dólares), otorgada a la población vulnerable para enfrentar la crisis sanitaria. Los principales beneficiarios son los trabajadores del sector informal, sumamente afectados por las medidas de confinamiento ordenadas por los gobernadores de los estados y criticadas por Bolsonaro.
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Un 30% considera que la labor del mandatario es “buena” o “excelente”, lo que constituye un buen piso para buscar la reelección. En tanto, un 43% la califica como “mala” o “pésima” (46% en el sondeo anterior). El porcentaje de quienes lo consideran “regular” subió tres puntos porcentuales y se ubicó en 23%.
El lunes, una encuesta de XP Investimentos indicó que un 30% de los brasileños tiene una opinión favorable sobre el Gobierno. Ese porcentaje había caído de 31% en abril a 25% en mayo, antes de recuperarse y subir a 28% en junio. El índice de rechazo, dato clave en una eventual segunda vuelta, cayó del 50% al 45%.
Otro dato importante relevado por el sondeo es la percepción sobre la marcha de la economía. Un 33% considera que va “en la buena dirección”, incluso con la perspectiva de que Brasil viva este año la peor recesión de su historia. Bolsonaro fustigó sin cesar los “efectos colaterales” de las medidas de confinamiento, advirtiendo que estas podrían resultar “peor que la enfermedad” a causa del agravamiento del desempleo.
Los estudios llenaron de optimismo a un Palacio del Planalto que hasta hace poco naufragaba en una triple crisis: sanitaria, económica y política. Pero el verdadero clima político recién se verificará en octubre en las elecciones municipales.
