Era una noticia sobre la paz, pero cayó como una bomba. El Premio Nobel que recibió el viernes el presidente Barack Obama sigue provocando fuertes debates desde que la incredulidad invadió al mundo entero cuando el comité Nobel informó que el presidente de los Estados Unidos sería el galardonado de este año.
“Quizá los funcionarios noruegos quisieron darle a Obama un premio consuelo por su desilusión luego de perder con Chicago la organización de los Juegos Olímpicos 2016. No hay otra explicación posible: es demasiado prematuro a tan sólo nueve meses de mandato”, opinó, por ejemplo, la revista The Economist.
Para que no queden dudas de la conmoción que todavía causa esa designación, la dirigente del principal partido de oposición de Noruega pidió ayer la renuncia del presidente del comité Nobel por considerar que Thorbjørn Jagland no puede ejercer sus funciones porque también es presidente del Consejo de Europa, incompatibilidad que podría amenazar su independencia a la hora de designar los Nobel.
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