INTERNACIONAL
Elecciones en EEUU

Por qué el resultado electoral condiciona a Donald Trump de cara a 2020

Convivir con una Cámara de Representantes demócratas le significará un revés en la gestión de los grandes proyectos que fueron bandera en la campaña de 2016, como la reforma sanitaria y el muro con México.

Trump HP
Trump HP | Photographer: Andrew Harrer/Bloomberg

“Tremendous success tonight. Thank you to all!” (Tremendo éxito esta noche. Gracias a todos). Con una brevedad inusual y el mismo tono triunfalista de siempre, así cerró el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, una elección que no fue todo lo mala que pudo haber sido para su gobierno pero que, igual así, lo condicionará en ciertos aspectos. Los demócratas recuperaron el control de la Cámara de Representantes luego de ocho años de hegemonía republicana e incidirán en lo que la Casa Blanca podrá hacer o no en los próximos dos años hasta las presidenciales.

Los demócratas soñaban con una Ola Azul que arrastrara por completo al Capitolio, barriendo las mayorías republicanas en las bancadas congresistas y senatoriales por igual. Era una apuesta tan fuerte como difícil, dado que 26 de las 35 plazas que se ponían en juego en el Senado les  pertenecían ya y muchas en distritos donde Trump había vencido en 2016. Al final, los republicanos retendrán el control de la cámara y ese no es un dato menor: entre otras cuestiones, podrán frenar cualquier intento de impeachment por parte de la oposición, un clamor que se escucha cada vez más fuerte en las bases demócratas.

 

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Los republicanos entre otras cuestiones, podrán frenar cualquier intento de impeachment

 

En contrapartida, convivir con una Cámara de Representantes demócratas le significará un revés en la gestión de aquellos grandes proyectos que fueron bandera en la campaña de Trump de 2016, como la reforma sanitaria y el muro con México. Los demócratas también podrían incentivar nuevas investigaciones sobre Trump, su patrimonio y los actos de gobierno de algunos de sus secretarios. Eso les dará un protagonismo que Trump aborrece.

Hacia adentro, también el partido Republicano deberá revisar cómo se posiciona de cara a las presidenciales de 2020, considerando que las campañas hacia las primarias arrancan virtualmente hoy. Antes que nada, definir si son el partido republicano o el partido de Trump y en eso jugará fuerte la popularidad del 80 por ciento que el presidente retiene entre los votantes de esta fuerza.

Trump jugó fuerte en las primarias de esta campaña, a favor de aquellos candidatos que sentía como “propios”. Hoy trazó una nueva línea en su cuenta de Twitter: “A aquellos que trabajaron conmigo en esta elección de mitad de mandato increíble, respaldando ciertas políticas y principios, les fue muy bien. Aquellos que no, ¡digan adiós! Ayer fue un Gran Triunfo, ¡y todo bajo la presión de los medios desagradables y hostiles!”

Con el control del Senado, el gobierno de Trump también se garantiza estar libre de trabas en el caso de cambiar de nombres en su gabinete, dado que el aval lo otorga esa cámara. También para los jueces, con la expectativa de ir moldeando una justicia acorde a su mirada sobre lo que la sociedad de Estados Unidos debe ser, con la activa presión de los grupos de interés involucrados. Vale recordar que Trump puso ya en la Corte Suprema a dos jueces vitalicios con una mirada que inclina la balanza del máximo garante de la Constitución del país hacia el conservadurismo.

El hecho notable de que un número histórico de mujeres se haya involucrado en la campaña, muchas de ellas siendo candidatas por primera vez, también es un efecto de Trump. El grueso de ellas en el partido Demócrata, a razón de 428 contra 162 que lo hicieron en las filas republicanas. Hay cierta correlación en el modo como el Tea Party sacudió al partido Republicano hace ocho años, empujando fuera del recinto a muchos políticos tradicionales, y la forma en la que el Me Too y la Marcha de las Mujeres a comienzos de año interpelaron al Partido Demócrata respecto a su posición en cuestiones de género y de la mujer en particular. Ahora lograron traducir ese reclamo en votos que se manifestarán en una cantidad récord de bancas femeninas. También en eso hay que ver una reacción a Trump porque muchas de sus representantes así lo explican.

Por último, los republicanos perdieron en esta elección siete estados que estaban en manos de gobernadores propios. Son los de Maine, Michigan, Wisconsin, Illinois, Kansas, New Mexico y Nevada. Sobre un total de 35 estados en juego, 15 ya quedaron para los demócratas contra 19 que permanecerán republicanos. Resta definir Alaska y Connecticut y todo apunta a que cada partido se anotará con uno de ellos, republicanos y demócratas, respectivamente. 

A grandes rasgos, el mapa se presenta bastante equilibrado considerando la demografía de los Estados Unidos. Y esto también influirá en la presidencial de 2020 si se tienen en cuenta los requisitos legales que cada Estado impone a sus votantes y cómo el sufragio a favor o en contra de un candidato se puede direccionar con estos filtros legales.

C. P.