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El canciller ruso, Sergei Lavrov, anunció ayer que, a partir del 1º de enero, “Rusia decidió suspender el régimen sin visado” para los turcos que viajen al país, una medida más de represalia diplomática tras el derribo de un bombardero ruso Su-24 cerca de la frontera siria.
Este anuncio se produce al día siguiente de que el ministerio ruso de Relaciones Exteriores lanzara un llamado a todos los rusos en Turquía a regresar a su país, debido a “la actual amenaza terrorista en Turquía”.
“No se trata de venganza, la amenaza es real”, advirtió Lavrov, quien poco antes acusó a Ankara de haber “cruzado la línea de lo que es aceptable” al abatir el martes un bombardero ruso Su-24 cerca de la frontera siria.
El aparato regresaba de una misión de combate en el noroeste de Siria.
Turquía afirma que el bombardero entró en su espacio aéreo y que recibió “diez advertencias en cinco minutos”. Sin embargo, Moscú asegura que sobrevolaba territorio sirio y que no recibió ninguna advertencia antes de ser abatido.
Un piloto murió y el segundo fue rescatado tras una operación especial llevada a cabo de forma conjunta por las fuerzas especiales rusas y sirias. En la operación de rescate murió un soldado ruso. Estas son las primeras pérdidas oficiales para el ejército ruso desde el inicio de su intervención en Siria el 30 de septiembre.
Desde este incidente militar, Moscú acusa a Turquía de tener vínculos con el grupo Estado Islámico (EI) y exige disculpas.
Asimismo, Lavrov reiteró que Rusia “apoya activamente” la propuesta del presidente francés, François Hollande, de cerrar la frontera turco-siria.
“Estamos seguros que con el cierre de esta frontera podremos resolver en gran parte la tarea de erradicar el terrorismo en suelo sirio”, subrayó.
Rusia había anunciado el jueves que preparaba represalias económicas después de este incidente aéreo, el más grave entre los dos países desde el comienzo de la intervención rusa en Siria.
Estas medidas, que deben hacerse públicas hoy, podrían incluir el congelamiento de proyectos conjuntos, restricciones comerciales o incluso limitaciones sobre el uso de mano de obra turca en Rusia.
Cara a cara. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien había calificado de “inaceptables” las críticas de Putin, dijo ayer que quiere mantener una entrevista “cara a cara” con el mandatario ruso en París, donde ambos participarán, a partir del lunes, en la cumbre del clima de la ONU.
“No quisiera que este problema perjudicara nuestras relaciones”, agregó Erdogan, y reiteró que su país no “derribó deliberadamente el avión ruso”.
Erdogan también advirtió a Moscú que está “jugando con fuego” con su apoyo al régimen del presidente sirio Bashar al Asad.