INTERNACIONAL
Acercamiento cordial

Qué une a Donald Trump y a Lula da Silva

Brasil y Estados Unidos de a poco recomponen el vínculo. "Ambos presidimos grandes democracias en Occidente", señala Lula Da Silva.

Lula Da Silva y Donald Trump
Lula Da Silva y Donald Trump | CEDOC

SAN PABLO. Preservar su “buena onda” con Donald Trump es casi un desafío diario para Luiz Inácio Lula da Silva. Tanto que desde el 6 de octubre, cuando conversó vía online con el jefe de la Casa Blanca, el líder brasileño se encarga, en cada oportunidad, de resaltar la restauración de relaciones cordiales entre ambos gobiernos. Así lo hizo esta mañana durante una conferencia en la ciudad de San Pablo.

“Cuando comencé el diálogo con Donald Trump le comenté que ese día cumplía 80 años; y le recordé que el 14 de junio próximo él va a completar también 80” relató el presidente brasileño. Y continuó: “Al concordar en que ambos presidimos grandes democracias de Occidente, señalé que precisamente por eso no se debe dar la imagen de discordia frente al resto del mundo; es tiempo de mostrar armonía” concluyó.

Desde luego, la facilidad establecida en el contacto bilateral ya tuvo su primer resultado. El Secretario de Estado, Marco Rubio, se comunicó con su par Mauro Vieira y fijaron fecha en Washington para iniciar las discusiones sobre las diferencias. Al canciller de Brasil lo acompañarán en la misión el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y el vicepresidente, Geraldo Alckmin. Lula añadió, en ese contexto, que “no hay temas prohibidos de hablar”; también subrayó que sus vínculos con otros países, en este caso Estados Unidos, “nunca son ideológicos. Mi deber es tratar a Trump con el respeto de quien fue elegido por su pueblo. Por lo cual, también es preciso que me atienda con la misma consideración”.

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Desde luego, el mandatario se encargó de resaltar que ser negociador no quiere decir someterse. Al abordar uno de los temas internacionales que más preocupan en Brasil, el de una eventual intervención militar en Venezuela, le dijo al norteamericano que “cualquier solución de la crisis debe ser pacífica y diplomática”. Y lo convocó a conversar sobre el asunto en una próxima reunión presencial. Lula recordó, entonces, que le había pedido en forma reiterada a Caracas que mostrara las actas electorales de 2024; pero nunca fueron publicadas. Y a partir de ese momento, no tuvo más contactos con Nicolás Maduro.

La percepción de agravamiento de la crisis sobrevino cuando EE.UU. declaró que los carteles venezolanos (de la droga) son organizaciones terroristas y enviaron fuerzas navales a las costas del país para, presuntamente, combatirlas. Ese fue uno de los temas que conversaron, previamente a oficializar el acercamiento, el canciller Vieira con el enviado especial de Trump, Richard Grenell, con quien se encontró en septiembre en Río de Janeiro. No por casualidad, Lula cuestionó, durante su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, cualquier acción militar en la región. Para él “no debe cerrarse la vía del diálogo”.

El conflicto en ciernes adquirió hoy una nueva trascendencia debido al premio Nobel de la Paz recibido por Corina Machado, la opositora venezolana que sigue viviendo en su país pero, según dicen, en la clandestinidad. Para Celso Amorim, “solo el tiempo dirá” si ese galardón fue efectivo; “dependerá del retiro de los barcos de guerra. Ojalá no lleve a facilitar una intervención extranjera”. De acuerdo con Amorim, asesor en asuntos internacionales del presidente brasileño, la cuestión venezolana “es prioritaria” para el gobierno brasileño; basta recordar la gran extensión de las fronteras entre los dos países.

LM/DCQ