La tez morena piel negra de Berta Soler resalta con la ropa blanca que viste desde 2003, cuando fundó las Damas de Blanco junto a la fallecida Laura Pollán, para exigir la libertad de sus esposos, condenados en Cuba a 20 años de prisión acusados de servir a una potencia extranjera.
De fuerte carácter, Soler no mide sus palabras al hacer denuncias e incluso dirigió una carta al gobernante Raúl Castro en mayo último para exigir que se investigara una violenta detención de su marido.
La muerte de Pollán, ocurrida el viernes por un infarto cardiorrespiratorio, deja a esta mujer de 48 años sola en el liderazgo del único grupo opositor que el gobierno comunista tolera en las calles de La Habana, aunque a veces sufren acoso y repudio de los simpatizantes de Fidel y Raúl Castro.
"Laura era, sin lugar a dudas, una mujer que arrastraba pueblo, con mucho carisma, respetada dentro y fuera de Cuba, era la activista más valiosa de las Damas de Blanco y su pérdida es para nosotras irreparable", dijo Soler a la agencia AFP. Pero "vamos a continuar esta lucha por los presos políticos, ya conseguimos la libertad de nuestros familiares, pero estamos buscando las de otros presos políticos", enfatizó.
Casada con el obrero constructor Angel Moya (46), con el que tiene dos hijos y vive en un bloque de modestos apartamentos en el barrio de Alamar, en el este de La Habana, llegó a la oposición luego de la condena de su esposo, uno de los 75 disidentes encarcelados en 2003.
Técnica en microbiología, trabajó en el hospital materno América Arias de La Habana desde 1984 a 2009, cuando dejó su empleo para dedicarse por completo a exigir la libertad de su marido y de los otros presos políticos.
Liberado en febrero de este año, Moya y otros 11 presos políticos decidieron quedarse en Cuba para continuar su cruzada y rechazaron la propuesta de emigrar a España con su familia, aceptada por 40 otros, tras una negociación entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica, acompañada por el gobierno español.
Soler y Pollán nutrieron su diezmado grupo con nuevas simpatizantes y esposas de otros presos, para mantener sus caminatas de protesta por La Habana. La muerte de ésta última, deja a Soler como única líder de las Damas, que -asegura- mantendrán su cruzada.