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Quiénes integran el nuevo círculo rojo de Trump que planeó el ataque a Siria

Los generales McMaster, consejero de Seguridad Nacional, y Mattis, secretario de Defensa, y el yerno Jared Kushner ganan influencia en la Casa Blanca. Menos poder para Bannon.

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Proceso de toma de decisiones. El presidente de Estados Unidos interrumpió su reunión con su par chino, Xi Jinping, para seguir los detalles del bombardeo a una base aérea del régimen de Bashar al-Assad. | CEDOC

Donald Trump intentó esta semana reinventar su tortuosa presidencia. Al lanzar el ataque contra Siria, rompió con varios de sus postulados de campaña, al tiempo que amenazó su alianza con Vladimir Putin, marcó límites al uso de armas químicas e incluso envió un mensaje a Corea del Norte. Pero otra de las novedades fue el nuevo sitial de poder que alcanzaron su yerno, Jared Kushner, y los generales Herbert Raymond McMaster, consejero de Seguridad Nacional del presidente, y James “Perro Loco” Mattis, secretario de Defensa, quienes desplazaron al supremacista Steve Bannon en el proceso de toma de decisión en la Casa Blanca.

La nueva configuración del poder quedó retratada en la fotografía que difundió el viernes Washington, donde se ve a Trump rodeado de asesores –doce hombres y sólo una mujer–, siguiendo los detalles del bombardeo a la base aérea siria de Al Shayrat. Sentados en el centro de la mesa, uno a cada lado, están Kushner, asesor especial del presidente y esposo de su hija Ivanka, y McMaster, veterano de la Guerra del Golfo, donde obtuvo la Estrella de Plata. En la situation room de la residencia de Mar-a-Lago, en Florida, también está Bannon, sentado al fondo, en la periferia de la imagen. El jefe de Estrategia de la Casa Blanca había sido desplazado días atrás del Consejo de Seguridad Nacional, que asesora al presidente en temas de política exterior, defensa y seguridad.

Profesional. Según la prensa estadounidense, la reorganización se debió a la creciente influencia de McMaster en la Casa Blanca. El teniente general rechazó el término “terrorismo radical islámico”, pronunciado hasta el hartazgo por Bannon. “No acepto que se castigue a una religión entera”, aseveró, al explicar que quien pone bombas contraviene el islam.

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El militar conoce Medio Oriente de primera mano. El 26 de febrero de 1991, se topó, al mando de nueve tanques Abrams, con las unidades blindadas de la Guardia Republicana de Saddam Hussein. Ese día destruyó ochenta tanques iraquíes sin sufrir bajas, lo que le valió el respeto de sus pares. En la segunda guerra en Irak, logró resonantes éxitos de contrainsurgencia al obligar a sus oficiales a estudiar cultura islámica y conocer con precisión las diferencias étnicas y tribales de su zona de operación.

“Ambos son vistos como veteranos duros de las guerras de Irak y Afganistán, con ideas afines al establishment republicano”, escribió en Politico la analista internacional Susan Glasser.

Mattis comanda el Pentágono y es el otro militar con predicamento en el círculo de Trump. En la imagen, el presidente y sus asesores están mirando un video en el que él, junto al vicepresidente Mike Pence, informa que 58 de los 59 misiles Tomahawk habían golpeado la base aérea del régimen sirio. Al frente de un presupuesto para defensa de 521.700 millones de dólares, Mattis recibió del mandatario un cheque en blanco para comandar operaciones militares contra Estado Islámico y Al Qaeda.

Yerno. Según The New York Times, Trump le pidió a Bannon, su ex jefe de campaña y promotor de su retórica populista y aislacionista, y a Reince Priebus, jefe de Gabinete, que terminaran las disputas internas con Kushner, referente en política exterior pese a su inexperiencia.

La buena recepción del bombardeo le sirvió a Trump para olvidar sus bajos índices de popularidad, que llegaron a un 36% en la última encuesta de Gallup, a ochenta días de asumir su mandato. Y también lo diferenció de Obama, quien nunca había atacado al líder sirio Bashar Al-Assad.