Tras más de diez meses de parálisis política, Mariano Rajoy fue reelegido ayer presidente del Gobierno español por el Congreso de los Diputados. Su elección puso fin a un período inestable, en el que España careció de un Ejecutivo con competencias plenas. Con la abstención de la mayoría de los parlamentarios del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), tras la renuncia de Pedro Sánchez a su banca, el Partido Popular (PP) se aseguró la investidura de su líder en la segunda votación de la semana, a 48 horas de que venciera el plazo para formar gobierno y se convocaran unas terceras elecciones.
Rajoy fue reelegido presidente por 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones –del PSOE–. Quince diputados de esa fuerza rompieron la disciplina partidaria y votaron “no” a la investidura, por lo que ahora corren el riesgo de ser sancionados y hasta expulsados de la agrupación.
El jueves el mandatario anunciará cuál será su gabinete, con el que iniciará su segundo período de gobierno, tras ser electo en 2011 y estar al frente del Ejecutivo en forma interina desde los comicios de diciembre de 2015. En una breve alocución, afirmó que su intención es trabajar por el entendimiento, ya que “la falta de mayorías nos hace a todos más responsables”. “Quiero un gobierno que gobierne, no que sea gobernado. No se sostiene apoyar a la investidura y de-samparar al Gobierno resultante”, advirtió a Ciudadanos, el aliado con el que deberá unir fuerzas para sacar adelante los proyectos de ley en el Congreso, y al PSOE, la principal fuerza de oposición.
Tras la intervención de Rajoy, habló el socialista Antonio Hernando, quien afirmó que la abstención es para “evitar las terceras elecciones y que se deslegitime” la democracia. “No es el presidente que merece España”, disparó, sin embargo, el vocero, quien culpó al presidente por “el deterioro de derechos de los ciudadanos, las reformas económicas odiosas y la quiebra de la cohesión social”.
Para Pablo Iglesias, líder de Podemos, Rajoy inicia su último mandato en el poder. “Nos tocará estar en la oposición pero cuando nos toque estaremos preparados para ganarle y gobernar España. Buena suerte en su epílogo, señor Rajoy”, aseveró.
Polémica. La jornada parlamentaria estuvo marcada por una dura diatriba de los partidos de izquierda y nacionalistas catalanes contra el socialismo. “Nunca más vuelvan a decirse socialistas, nunca más vuelvan a llamarse obreros. Traidores es el nombre que merecen”, leyó Gabriel Rufián, vocero de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), un supuesto mensaje de un militante del PSOE.
Miles de españoles se congregaron frente al Congreso y la Puerta del Sol para decirle “No” a un Ejecutivo al que consideran “ilegítimo”. Con banderas con la inscripción “Ante el golpe de la mafia, democracia”, los manifestantes gritaban “PSOE-PP, la misma mierda es”, en referencia a los dos partidos mayoritarios de la Cámara Baja.
Los indignados salieron nuevamente a las calles para expresar su rechazo al nuevo gobierno. “Vas a durar meses, presidente”, decían los jóvenes que rememoraban el espíritu del 11M. El gran interrogante, mencionado por el propio Rajoy y por sus detractores, pasa ahora por saber si el Ejecutivo podrá convivir sin una mayoría absoluta, a diferencia de su primer período de gobierno, o si nace con fecha de vencimiento y habrá elecciones generales en 2017.
En desacuerdo, Sánchez renunció a su banca de diputado
El ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez anunció ayer su renuncia como diputado al Congreso para no sumarse a la abstención de su grupo parlamentario que finalmente permitió la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Sánchez, forzado a dimitir como líder socialista el pasado 1º de octubre por mantener su “no” a Rajoy, dijo que había tomado la decisión porque está “en profundo desacuerdo” con la decisión de facilitar el Gobierno conservador. También explicó que entregaba el acta de diputado para no desobedecer el mandato “abstencionista” que decidió hace una semana el partido.
Visiblemente emocionado, anunció que no dejará la política y que recorrerá España para “escuchar a los militantes”, adelantando su candidatura en el próximo congreso partidario, en el que buscará recuperar el liderazgo del socialismo español.