Estambul
Dos hombres conversan en una viñeta de Penguen, el principal semanario satírico de Turquía. “¿Vas a votar por Sí o por No en el referéndum?”, pregunta uno de ellos. “¿Qué decís? ¿Hay otra opción que el Sí?”, se sorprende el otro. En efecto, al caminar por las calles de Estambul se comprueba rápidamente que la campaña para el referéndum sobre el fortalecimiento del poder presidencial es desigual. En el suelo se ven pegatinas a favor del Sí; en los aires, pancartas con la cara de Recep Tayyip Erdogan; y en las paredes, carteles que anuncian un masivo acto del jefe de Estado.
Del otro lado, la campaña por el No es menos visible, aunque también está en todas partes. El mensaje es directo: una niña y un sol dibujado a lápiz como logotipo y el lema “Para nuestro futuro”. Según Penguen, los defensores del Sí tienen diez veces más tiempo de aire en la televisión que los partidarios del No. Pero, a pesar de ese desequilibrio, los expertos prevén un resultado apretado en una votación que puede ser determinante para el futuro de Turquía.
La importancia del voto ha llevado a los dos bandos a olvidarse de la cortesía política y a multiplicar los ataques personales y los golpes bajos. Esa guerra ha conferido a las palabras Sí y No un alcance simbólico. Los dirigentes oficialistas turcos, encabezados por Erdogan, intentan estigmatizar a sus rivales, acusados de entorpecer el desarrollo de Turquía. El presidente no duda, por ejemplo, en afirmar que los partidarios del No les hacen el juego a los “terroristas” y los “golpistas” que, según él, temen una victoria del Sí.
El clima de campaña ha llevado las cosas hasta el absurdo. El paquete de canales de televisión por satélite Digitürk retiró sin dar explicaciones la película No del director chileno Pablo Larraín de su oferta. Ese film, protagonizado por el mexicano Gael García Bernal, cuenta la derrota del dictador Augusto Pinochet durante un referéndum sobre la extensión de su mandato en 1988, a pesar de que la campaña por el No apenas contaba con recursos.
Tabú. Y es que la palabra “no” se ha convertido en un tabú para algunos. El viernes, al salir de la tradicional oración religiosa, muchos fieles no se desean hayirli cumalar (“buen viernes”), ya que la expresión contiene el término hayir, que significa “no” en turco. La prensa satírica sabe aprovechar esos excesos. Hace poco, Penguen publicó una tapa memorable en la que una joven responde “no” a la petición de casamiento de su pretendiente, que le contesta: “Voy a denunciarte”.
En un sorpresivo acto conciliador, Erdogan se acercó la semana pasada a partidarios del No que hacían campaña en Estambul. Para los observadores, el mandatario hizo ese gesto por temor a que los ataques contra el No asusten a los indecisos. Ayer, el presidente se dio un baño de masas en un acto ante sus seguidores de cara al referéndum.