INTERNACIONAL
El alineamiento de Milei

Relaciones carnales 2.0: la "cowgirl" Kristi Noem corrigió el error del embajador elegido por Trump

Asado y vino mediante, la poderosa funcionaria de EEUU reforzó un nuevo eje: seguridad y control migratorio. El exvicecanciller menemista Petrella comparó los 90 con la actual apuesta libertaria, en un mundo fragmentado y un retorno económico incierto.

Kristi Noem Campo 29072025
Patricia Bullrich y Kristy Noem, en julio, durante la visita al país de la "caza inmigrantes" de Trump | @embajadadeeeuuarg

Desde que Javier Milei asumió la presidencia, el término "relaciones carnales" con Estados Unidos —una chicana que persiguió al "simpático" excanciller menemista Guido Di Tella— volvió a la primera plana. En la política exterior del libertario, las coincidencias ideológicas con el gobierno de Donald Trump, reflejadas en la reciente visita de alto nivel de Kristi Noem, despertaron comparaciones inevitables con los años noventa, cuando Carlos Menem se alineó con George Bush padre y Bill Clinton.

Mientras el oficialismo atraviesa su momento de mayor fragilidad de cara a las elecciones legislativas—con exigencias de organismos de crédito, ruptura en el Senado, internas libertarias y una vicepresidenta enfrentada—, Milei apura su apuesta geopolítica, La misma que rememora la famosa frase que definió la política exterior menemista, en un esquema de cercanía propio que obedecía al momento unipolar que siguió a la caída del Muro de Berlín.

Sin embargo, ahora el contexto es otro: un orden global fragmentado, un FMI más exigente, y una economía nacional que camina por la cornisa de la mano de la crisis de la globalización y el modo de inserción de Argentina. Y la visita de Noem, actual secretaria de Seguridad y figura central del universo conservador MAGA, no solo buscó formalizar un nuevo acuerdo bilateral de visado, sino también estrechar vínculos bajo una lógica que excede a la económica: la militar y de seguridad, en función de los temas que más le preocupan a Washington, como el narcotráfico y el terrorismo.

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Kristi Noem Campo 29072025
Kristi Noem, agasajada por Patricia Bullrich en Plaza de Mayo.

De paso, la poderosa funcionaria del gabinete de Trump puso paños fríos a la errática irrupción pública de Peter Lamelas, el embajador estadounidense designado por Trump para Argentina, cuyas declaraciones sobre China y la política interna argentina generaron tensión y rechazo transversal en su presentación ante el Senado estadounidense.

La visita de la "cowgirl" de EEUU: entre el asado, la equitación y la geopolítica

La extensa visita de Kristi Noem a Buenos Aires -dos días es un montón para un funcionario estadounidense- no es un gesto diplomático cualquiera. Tampoco es una gira de cortesía. La exgobernadora de Dakota del Sur, que reivindica al EEUU profundo con su imagen de "granjera y vaquera" (según su bio de X), pisó suelo argentino para reforzar el nuevo acuerdo bilateral para el reingreso de Argentina al programa Waiver, que flexibiliza el ingreso de ciudadanos argentinos durante 90 días a cambio de estrictos requisitos, y que había estado vigente entre 1996 y 2002.

Noem encarna un perfil MAGA duro, es cercana a la base trumpista y conduce 22 agencias federales de seguridad. Se la conoce como una "caza inmigrantes", y su desembarco en la región envía un mensaje: la seguridad, la inteligencia y el control migratorio son el corazón del vínculo con Iberoamérica.

Tras un buen arranque, la economía argentina solo crecería 1% en lo que resta del año

La enviada de Trump fue recibida por su par argentina, Patricia Bullrich, quien ofició de anfitriona a través de un intercambio diplomático al estilo francés: una buena comida (asado y vino tinto) seguida de actividades recreativas en el predio de Gendarmería en Campo de Mayo, como la equitación, pensada para la reconocida cowgirl (vaquera) del estado rural de Dakota del Sur.

Pero el trasfondo es más profundo. En medio de la fragilidad política local —con Milei tensionado por gobernadores que le recortan apoyo a su plan anti-déficit en el Senado—, el gobierno libertario redobla su apuesta por un alineamiento sin matices con Estados Unidos. Una especie de revival de las relaciones estrechas o "carnales", que en los 90 fue funcional a Menem, pero que hoy, en un mundo radicalmente distinto, abre más preguntas que certezas.

La mirada del exvicecanciller de Menem, Fernando Petrella

"Durante el gobierno de Menem y el de De la Rúa, la relación con Estados Unidos fue de mucha convergencia, muy productiva", recordó a PERFIL el exvicecanciller Fernando Petrella (1992-1996), uno de los arquitectos de aquella alianza. "Ahora, en el período Milei, pinta de la misma manera", reconoce, aunque se apresura en marcar un matiz: "No existe el ‘alineamiento automático’ entre países soberanos. Se habla de convergencias: hacés concesiones y recibís ventajas".

Menem con George Bush padre 20250729
Menem tuvo una relación cercana con George Bush (padre)

Petrella insiste en que esa fue la lógica de los 90. Y que, si bien hoy hay sintonía entre Milei y Trump —una amistad personal en palabras de Peter Lamelas—, eso no garantiza beneficios materiales. "Yo diría que ahora hay una importantísima convergencia, resultado de la amistad personal de nuestro presidente Javier Milei con Donald Trump que no necesariamente se traduce en medidas económicas. Trump aplica sanciones, pone trabas. Nosotros tenemos una posición mucho más aperturista", señaló. Sin embargo, opinó que, en función de la lógica libertaria de reducir el déficit y la inflación., el acercamiento a EEUU es clave. "Es fundamental por el peso de gravitación del Banco Mundial y el FMI".

El nuevo acuerdo de visado, que formaliza el intercambio de información sensible y los antecedentes penales de ciudadanos argentinos con EE.UU., expone los términos de esta convergencia: menos visados rechazados, a cambio de más acceso a datos.

El "premio", en esta segunda etapa de convergencia/alineamiento, parece más simbólico que estratégico y se suma a otro interrogante de la relación bilateral: la construcción de un centro regional de inteligencia en el centro del país anunciado por Bullrich y Todd Robinson, enviado estadounidense para asuntos relativos al narcotráfico, a mediados del 2024 del que poco se sabe (PERFIL se comunicó con el Ministerio de Seguridad y al cierre de esta nota no tuvo respuesta). Además, existe asimetría inquietante: la Argentina ofrece alineamiento (sic) incondicional, pero el retorno estadounidense es incierto, al menos desde lo comercial.

La particular jornada de Kristi Noem y Patricia Bullrich en Campo de Mayo

La transición al mundo multipolar, el "error" de Peter Lamelas y el límite China

En el apogeo del menemismo, Petrella acompañó al excanciller Guido Di Tella en el trazado de la política exterior argentina que reconocía a Estados Unidos como hegemón global. En tanto, la diferencia de la devoción por Estados Unidos entre el menemismo y el mileísmo no está solo en los protagonistas. El mundo también cambió.

"En la época de Menem, Estados Unidos era líder indiscutido", subraya Petrella. Y enumera: "Occidente, llámese Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur… todos participaban del momento unipolar. Además, Argentina tenía una presencia importante en temas estratégicos".

Pero hoy, el mapa es otro y eso marca la diferencia en el abordaje de las relaciones con EEUU. "Estamos en otro mundo, donde el liderazgo occidental está discutido. Aparecieron los BRICS, el sur global, la tasa de natalidad en el sur es positiva, el ascenso de China, que es un país tecnológicamente muy importante…".

Kristi Noem junto a Javier Milei
Noem recorrió la Casa Rosada, firmó un Memorando y tuvo una reunión con el jefe de estado, Javier Milei.

En ese contexto, la idea de repetir el esquema de los 90 —alinearse con Washington y esperar beneficios— parece ingenua. Las reglas del juego son más crudas, más bilaterales y menos institucionales, agravadas por el shock que siguió a la invasión de Ucrania y la destrucción de la Franja de Gaza. Y el margen de maniobra argentino, que siempre contó con el derecho internacional para hacerse escuchar, más limitado.

En los 90, Argentina obtuvo réditos de este vínculo bilateral, como el apoyo a la causa Malvinas, la presión real sobre Londres y el ingreso al G20, entre otros. Todo eso, resalta Petrella, fue posible gracias al estilo de Menem, que mantuvo una relación sólida con el presidente republicano George Bush (padre): "Se traducían en el golf, donde tenían enormes conversaciones privadas con co-intérpretes".

Ya bajo el gobierno de la Alianza —momento en que si bien hubo cierta continuidad las relaciones no fueron tan carnales— Argentina obtuvo un triunfo diplomático en un lugar clave: la Secretaría del Tratado Antártico, donde EE.UU. intercedió a favor de Buenos Aires ante el veto británico. A esto se sumó la visita del primer ministro británico Tony Blair, el primero desde el final de la guerra de Malvinas, quien tomó mate con el expresidente De la Rúa en Misiones a modo de "apoyo" en medio de la debacle económica.

Hoy, la pregunta es qué puede ofrecer Estados Unidos a cambio del respaldo total de la Argentina en foros internacionales, como viene sucediendo. "Votar automáticamente con Estados Unidos no es algo bueno", advierte Petrella; en relación a votaciones recientes en la ONU que rompieron con la tradición diplomática "no alineada" del país, marcando una línea roja en lo que considera una pérdida de autonomía estratégica.

Javier Milei recibió a la secretaria de Seguridad de Trump y selló un acuerdo para que argentinos no requieran visa

En ese marco, el desliz diplomático del embajador designado Peter Lamelas impactó en el corazón del equilibrio bilateral. En su audiencia ante el Senado de EE.UU., Lamelas, un exiliado cubano y férreo crítico de los "regímenes autoritarios", dijo que las provincias argentinas podían ser cooptadas por China, lo que activó alarmas en el arco político local y regional, donde circularon acusaciones de intromisión a los asuntos internos de Argentina.

"Las declaraciones de Peter Lamelas trascendieron inexplicablemente cuando habló de China. Cuando habló de la neutralidad sobre Malvinas, fue en favor nuestro, no de los ingleses”, sostuvo Petrella. En este caso, destacó además el "giro" de Milei hacia Beijing previo a la renovación del swap.

"Hay que buscar que las convergencias con Estados Unidos dejen ventajas para la Argentina, pero también respecto de otros países del tercer lugar, por los cuales Argentina comercia muchísimo. China, Brasil, nuestros vecinos…”, subrayó.

Reunión del presidente Trump con el presidente Milei
Javier Milei y Donald Trump aseguran ser amigos.

El lado B de la visita de la visita de Noem: seguridad, datos y apoyo a Milei

El costado menos visible de la visita de Kristi Noem está centrado en áreas sensibles como la seguridad, control migratorio e inteligencia. La presencia de Noem en el país, que se suma a una intensa seguidilla de funcionarios de gabinete de Trump, no solo blanquea la voluntad de avanzar en esa agenda, sino que confirma el modelo de "convergencia dura" que Milei quiere para su política exterior.

Mientras tanto, la Argentina camina por una línea delgada en su frente externo. Esta semana, el directorio del FMI discutirá el resultado de las negociaciones técnicas sobre el cumplimiento de metas fiscales y de reservas. En el Gobierno descuentan que se aprobará el informe y que el Banco Central recibirá un desembolso de USD 2.000 millones para reforzar las reservas netas, justo cuando el margen se estrecha y los dólares escasean.

Entrar sin visa a Estados Unidos: Argentina inicia el proceso para ingresar al Programa de Exención

En paralelo, el Ejecutivo nacional formalizó un nuevo crédito de USD 230 millones del Banco Mundial, que ya ingresó a las arcas del BCRA. El préstamo fue oficializado mediante el Decreto 482/2025 y proviene del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). El texto, en tono técnico, aclara que el crédito está sujeto a condiciones de política pública y gobernanza institucional, y forma parte de una estrategia más amplia de "convergencia estructural" con los organismos multilaterales.

En Washington observan con atención dos factores: el grado de consenso interno que Milei logre construir de acá a octubre, y el clima social que se derive de las medidas de ajuste estructural. A esto se suma la campaña electoral, el peronismo fragmentado y la división en torno a la figura de Cristina Kirchner. Es decir, no hay cheque en blanco. Y si bien las relaciones carnales de los 90 implicaban acceso directo al círculo de decisión occidental, hoy el costo de ingreso es más alto y los retornos más inciertos.

Gi