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Renunció el presidente de Pakistán Pervez Musharraf, aliado clave de EEUU en la "guerra contra el terror"

Lo anunció hoy, mientras el parlamento de su país se preparaba para comenzar un proceso de juicio político.

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| AFP

El presidente paquistaní Pervez Musharraf anunció este lunes su renuncia, la víspera de que la mayoría parlamentaria le iniciara un proceso de destitución impulsado por el gobierno.

"Después de analizar la situación y consultar a consejeros legales y aliados políticos, decidí dimitir", dijo Musharraf con semblante grave, en una alocución televisada. "Dejo mi futuro en manos del pueblo", añadió el hombre que dominó con mano de hierro el país desde su golpe de Estado en 1999.

Musharraf hizo ese inesperado anuncio tras reiterar su inocencia y considerar infundadas las acusaciones políticas en su contra, entre las que se incluyen violar la Constitución y faltas graves.

"Ni una sola acusación en mi contra se sostiene", aseguró. "No pueden probar ninguna acusación porque nunca hice nada para mi provecho, todo lo hice siempre por Pakistán", añadió.

Poco antes de su discurso, fuentes de su entorno aseguraban que Musharraf iba a batirse contra las acusaciones hasta el final, sin abandonar las riendas del poder. "Mi filosofía ha sido: primero Pakistán", dijo Musharraf al pueblo paquistaní. "Desafortunadamente, algunos elementos con intereses ocultos levantaron falsas acusaciones en mi contra", añadió.

"Dicen que durante los últimos nueve años nuestros problemas económicos y los cortes de electricidad se debieron a nuestras políticas. Es absolutamente falso", declaró. "Podrán tener éxito contra mí, pero no se han dado cuenta hasta qué punto podría ser perjudicial para el país" esa victoria política, añadió, en referencia a sus adversarios.

"En el mapa mundial, Pakistán es ahora un país importante, por la gracia de Alá", declaró. La coalición gubernamental hostil al jefe de Estado, formada en marzo, se comprometió a principios de agosto a lanzar el proceso de destitución del ex general, un aliado clave de Estados Unidos en la "lucha contra el terrorismo" islamista.

Tras un pulso político que se prolongó durante semanas, el gobierno se disponía a presentar la moción de destitución ante el parlamento este martes. Musharraf fue releegido de manera controvertida, por vía parlamentaria, en octubre de 2007. Poco después renunció al cargo de jefe del ejército, en una tentativa de difuminar su imagen autoritaria.

Su popularidad, sin embargo, ya había iniciado una caída dramática, afectada por su tentativa de acabar con el poder del presidente de la Corte Suprema y por la espiral de violencia terrorista que sacudía al país. Los ataques de los talibanes provocaron más de 1.000 muertos, incluida la ex primer ministra Benazir Bhutto en diciembre pasado, que había regresado del exilio para presentar batalla contra los partidarios de Musharraf en las elecciones legislativas.

Musharraf, que había sido reelecto por cinco años, impuso el estado de emergencia en noviembre, tres meses antes de las elecciones legislativas, alegando la necesidad de frenar la ola de atentados y de enfrentar la crisis con el Poder Judicial.

Sin embargo, sus aliados sufrieron una estrepitosa derrota en los comicios. La coalición de partidos que ganó esas elecciones, liderada por el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP, de la difunta Bhutto), consiguió superar sus divisiones y acordó el 7 de agosto que buscaría la destitución de Musharraf.

Según algunas fuentes oficiales, consejeros de Musharrraf han estado en contacto con la coalición en el poder, a través de la mediación de Arabia Saudita, Estados Unidos y Gran Bretaña, para permitir al jefe de Estado abandonar el poder a cambio de una indemnización.

Musharraf, un aliado clave de Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo", tenía otras opciones, incluida una disolución del Parlamento e incluso la declaración del estado de emergencia, pero para ello necesitaba el apoyo del Ejército, que según observadores ya no estaba dispuesto a comprometerse con su ex jefe.

Las potencias occidentales quieren que Pakistán resuelva la crisis lo antes posible para concentrarse en la lucha contra las milicias islamistas talibanes y de la red Al Qaida en las regiones fronterizas con Afganistán, donde unas 500 personas murieron la semana pasada.

Fuente: AFP