Estados Unidos es la democracia presidencialista más antigua del planeta. Desde que proclamó la independencia en 1776 y los federalistas redactaron la Constitución en 1787, pasaron 44 presidentes por el Salón Oval. Expresaron diferentes pensamientos, pero compartieron un rasgo: eran hombres. Pese a que hubo 19 precandidatas a la Casa Blanca –14 de ellas a la jefatura de Estado y cinco a la vicepresidencia–, ninguna tuvo éxito con el electorado. Tras el lanzamiento de Hillary Rodham Clinton para los comicios de 2016, cobró nuevamente fuerza la posibilidad de torcer la historia del país. Los eslóganes de su campaña, Hillary for America y Ready for Hillary, reavivaron un interrogante: ¿está Estados Unidos preparado para elegir a una mujer como presidenta?
Dilma Rousseff, Angela Merkel, Michelle Bachelet y Cristina Kirchner parecen indicarle a Hillary el camino para encabezar el Poder Ejecutivo. Un recorrido difícil, pero de ninguna manera imposible. Según un reciente sondeo de YouGov, el 67% de los norteamericanos considera que el país está listo para una mujer presidenta. De ellos, el 61% cree que vivirá para ser testigo de ese histórico hecho. “Las encuestas evidencian que el pueblo norteamericano está dispuesto a votar a una mujer –explicó a PERFIL Debbie Walsh, directora del Centro sobre Mujeres estadounidenses y Política, de la Universidad de Rutgers–. Sin embargo, creo que eso dependerá de quién sea la candidata y no de la cuestión de género”.
Si bien son una minoría con respecto a sus pares varones, las dirigentes norteamericanas ya conquistaron gobernaciones, bancas en el Capitolio y ocuparon importantes cargos en el Ejecutivo. “El cambio ocurrió cuando la ciudadanía comenzó a ver cómo distintas mujeres se desempeñaban en otros cargos electivos en los Estados Unidos. El liderazgo de la mujer se hizo más visible y la lógica consecuencia sería que una mujer sea electa presidenta”, agregó Walsh.
Críticas. Pese a que Hillary es la candidata más firme en la interna demócrata, su llegada a la Casa Blanca no está garantizada. En la vereda de enfrente tiene al Partido Republicano, el Tea Party y la Asociación Nacional del Rifle, que disparan munición gruesa contra la ex senadora y ex secretaria de Estado. El uso de su casilla personal de mail durante su etapa como canciller y el asesinato del embajador norteamericano en Bengazi, Libia, son dos de los escándalos más ventilados por la oposición.
A bordo de una camioneta, a la que bautizó Scooby, Clinton recorre el país haciendo campaña. Atrás dejó los aviones y helicópteros, para bajar al llano, tener más contacto con trabajadores, mujeres y niños. La arrogancia y frialdad de su campaña en 2008 –en la que fue derrotada por un joven Barack Obama– dio paso a una calidez y humildad milimétricamente calculada. “Algo funciona mal cuando estudiantes y familias deben hipotecarse para poder estudiar”, dijo en Iowa, al apuntar contra las grandes ganancias de Wall Street.
“En Estados Unidos, lo que determina cómo se vota es el partido político y la economía, no el género”, confió Gisela Sin, politóloga de la Universidad de Illinois. La explicación para que nunca hayan elegido a una mujer presidenta podría estar en el “ambition gap”. “El problema en Estados Unidos con respecto a las mujeres es que no se postulan a puestos políticos. En un estudio reciente preguntaron a mil hombres y mil mujeres si pensaban que ellos estaban capacitados para postularse a un puesto público. Los hombres respondieron afirmativamente tres veces más que las mujeres”, reveló Sin. Con el sueño de quedar en la historia, Hillary comenzó a dirigir su firme y elegante paso a hacia la Casa Blanca.
Traban una designación
Para Loretta Lynch, las esperas no son para nada “dulces”. Hace 151 días que la afroamericana espera que el Congreso de los Estados Unidos confirme su nombramiento como nueva ministra de Justicia. La mujer fue postulada por Barack Obama, pero se topó con el obstáculo del Senado, dominado por los republicanos. Esa demora se sospecha que está ligada a su origen racial, aunque los legisladores lo negaron.
“Es vergonzoso, es demasiado tiempo, demasiado”, protestó el presidente, que en noviembre eligió a la abogada, altamente calificada, para que se convirtiera en la primera mujer negra en ocupar ese cargo.
Según los republicanos, la designación no se votará hasta que se trate una ley contra la trata con fines sexuales, que incluye una cláusula polémica sobre el aborto.