Una serie de atentados, que dejaron 39 muertos, marcó ayer a fuego las elecciones en Pakistán, que vive la primera transición democrática en sus 66 años de independencia. Los paquistaníes desafiaron a los talibanes y acudieron en buen número a las urnas, pese a la amenaza de muerte violenta contra quienes participaran en la jornada electoral.
Los talibanes perpetraron tres atentados y otros episodios menores, en distintos puntos del país. Una de las bombas explotó en Karachi, cerca de un candidato del partido nacional Awami (ANP), que resultó ileso. El ataque dejó al menos 12 muertos y 37 heridos. Esa ciudad portuaria fue el foco de mayor tensión, en el que se produjeron grandes demoras en el desarrollo del proceso de voto, junto a un boicot por parte del partido religioso Jamaat Islami y denuncias de fraude en distintos centros electorales.
Otra bomba explotó en Peshawar, provocando dos muertes y decenas de heridos. Las víctimas fatales fueron dos voluntarios del partido laico pashtun ANP, que fueron alcanzados por dos asaltantes en motocicleta que arrojaron las bombas y escaparon. En la víspera de los comicios, los talibanes habían advertido al electorado que no se acercara a votar, “para no arriesgar la vida”.
A pesar de los hechos de violencia, largas colas de personas se formaron durante todo el día frente a los colegios electorales en las principales ciudades de Pakistán, donde el terrorismo intentó boicotear la transición a la democracia. “No tenemos miedo. Tras la explosión nos fuimos, pero poco a poco hemos vuelto”, declaró Waheed Ullah Khan, que se disponía a votar cuando explotó una bomba en el centro electoral.
“Los talibanes son nuestro mayor problema aunque lo vamos a resolver por medios militares y la negociación”, afirmó otro elector, Ibrar Khan, que aseguró que los insurgentes mataron hace tres meses a su hermano Inram en una explosión en un bazar local.
El capitán de policía Ijaz Khan, a cargo de la seguridad de otro centro de votación, explicó a primera hora de la tarde que la jornada electoral transcurrió con “normalidad”. “Ha venido mucha gente porque no tenemos miedo alguno a los talibanes ”, agregó el uniformado.
Las autoridades confiaban ayer en que la afluencia a las urnas superara el 50%, seis puntos más que hace cinco años, pero prevía que podría ser menor entre las mujeres, cuya participación electoral continúa siendo muy baja.