INTERNACIONAL
Una historia de amor excepcional

Sesenta años después y tras un cambio de sexo, la escritora Jan Morris volvió a casarse con su esposa

A los 81 años, volvió a formalizar el vínculo que la unía con su pareja de toda la vida. Se había divorciado tras la cirugía porque la ley no permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo.

0610janmorris468
| Canal 26

La de Jan Morris, de 81 años, y Elizabeth Tuckniss es una de esas historias de amor que pueden hacer frente a todo: a la muerte de un hijo, al divorcio y hasta a un cambio de sexo.

La historia en común de estas dos mujeres comienza en 1949, cuando una de ellas era todavía un hombre. En ese entonces, James Morris –que desde los cuatro años había tenido la sensación de haber nacido en el cuerpo equivocado- acababa de volver de la guerra y se aprestaba a comenzar su carrera de escritor.

Se casaron en una ceremonia bastante simple y la vida siguió como la de la mayoría de las parejas británicas de la época. Tuvieron cinco hijos, uno de los cuales murió poco después de nacer, y James se convirtió en uno de los periodistas más destacados de la época.

Durante los 60, cubrió para la revista Time algunos de los eventos más trascendentes de la historia –como el primer ascenso al Everest- y comenzó con sus crónicas de viaje, a las que años después se dedicaría con exclusividad.

Fue recién en 1972, cuando los hijos ya eran adultos, que James se animó a viajar a Marruecos para volver convertida en mujer. Lo hizo con el apoyo total de su esposa Elizabeth, aún cuando ambas sabían que implicaría divorciarse ya que la ley no permitía el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

Pasaron los años, pero según contó Jan recientemente, nada cambió. “Seguíamos viviendo juntas y amándonos como siempre. Seguíamos con nuestra familia”, relató a la cadena BBC.

Fue recién en mayo de este año que la pareja pudo volver a formalizar su vínculo, luego de que la legislación británica aprobara las uniones civiles entre personas del mismo género. Se casaron en privado y luego festejaron tomando el té en la casa de una pareja de amigos. Un final feliz para una historia excepcional.