Un millonario mercenario inglés, el dictador de una potencia petrolera africana, el hijo de la primera dama más famosa de la historia mundial, las casas reales jordana y marroquí, un oscuro empresario petrolero nigeriano-libanés y hasta un ex presidente español son algunos de los componentes de la cinematográfica historia detrás de un exótico juicio terminado el lunes en Guinea Ecuatorial.
El principal acusado en el juicio era el mercenario inglés Simon Mann, condenado el lunes a 34 años de prisión por intentar derrocar en 2004 a Teodoro Obiang Nguema, dictador de Guinea Ecuatorial.
Mann es, en muchos sentidos, el ejemplo perfecto del esteortípico inglés de clase alta. Educado en Eton, la escuela más prestigiosa del Reino Unido, cuando terminó de estudiar se enroló en las fuerzas armadas e integró las SAS, el regimiento de elite del ejército británico.
Tras retirarse del ejército en 1985 (aunque fue re-convocado para la primera Guerra del Golfo, en el '91), Mann se mudó a Sudáfrica para vivir entre otros ricos británicos con mucho tiempo libre, como su amigo Mark Thatcher, hijo de la ex primera dama británica Margaret Thatcher y tan playboy como Mann.
Por aquella época, Mann se vinculó primero con Executive Outcomers y luego, como directivo, con Sandline International, dos empresas de "ejércitos privadas" famosas en los 90 por los servicios armados prestados en zonas de conflicto como Angola, Papua Nueva Guinea y Sierra Leona.
Detención. El 7 de marzo de 2004 Mann fue detenido en Harare, capital de Zimbabwe, junto con otros 64 hombres cuando estaban a punto de partir en un Boeing cargado de armas a Guinea Ecuatorial (otros ocho hombres fueron arrestados en Guinea Ecuatorial).
Los detenidos fueron acusados por el gobierno ecuatoguineano de querer derrocar a Obiang y Mann pasó casi 4 años en una cárcel zimbabeweña durante el largo proceso de extradición, que terminó en febrero pasado cuando fue enviado a Guinea Ecuatorial para ser enjuiciado.
En el juicio, Mann denunció la participación de Mark Thatcher en la planificación del fracasado golpe y dijo que el hijo de la Dama de Hierro co-financió la operación. Thatcher, cuyo paradero es desconocido porque tiene miedo de ser extraditado (se cree que vive en una mansión en Marbella) admitió alguna vez haber colaborado "sin intención" con la operación al haberle prestado un helicóptero a su amigo, aunque dice que no sabía para qué lo utilizaría.
Por qué Mann quería derrocar a Obiang es difícil de determinar. Según él, había sido contratado por Ely Calil, un empresario petrolero nigeriano-libanés radicado en Inglaterra. Pero los implicados podrían ser muchos más, según una investigación publicada ayer por el diario inglés The Guardian.
Salaam y los príncipes. Mohamed Salaam es un ciudadano jordano con ciudadanía de Guinea Ecuatorial, país del cual fue cónsul honorario en Filipinas. Fue también uno de los acusados en el juicio por el golpe.
La principal defensora de Salaam es su hermana, la princesa Ghida Talal, quien está hace varias semanas en Guinea Ecuatorial, según el Guardian, intentando convencer a Obiang de que Salaam no tuvo nada que ver con la operación.
Ghida Talal es esposa de un príncipe jordano, Tala bin Muhammed. El matrimonio ocupó altos cargos estatales bajo el fallecido rey de Jordania Hussein y, en la actualidad, Bin Muhammed es asesor del actual rey, Adbullah. Ghida Talal logró contactarse con Obiang por intermedio de la casa real marroquí, que proveé de guardias de seguridad al dictador.
Los vínculos de Salaam con el país africano, en cambio, no son gracias a la monarquía.
El padre de Talal y Salaam, Hany, es un empresario petrolero amigo de Ely Calil, en cuya mansión londinense Mann y Salaam se habrían conocido hace algunos años.
Mann afirma que en aquel encuentro le dio a Salaam una propuesta comercial para crear un empresa pesquera en Guinea Ecuatorial. Salaam dice no recordar haber recibido la propuesta, pero su situación se complica, en parte, porque otros partícipes del fallido golpe crearon como fachada para sus llevar adelante sus planes una empresa pesquera en Guinea Ecuatorial.
Aznar. Durante el juicio Mann también afirmó que, al momento del intento golpista, el Gobierno de José María Aznar, por entonces presidente español, estaba cien por cien informado del proyecto (Guinea Ecuatorial es ex colonia española).
Mann también señaló a un ciudadano ecuatoguineano, Severo Moto, como la persona que ocuparía el el lugar de Obiang. Moto vive asilado en España hace años, donde se radicó tras pasar algunos años en los 80 en una cárcel de Guinea Ecuatorial tras enemistarse con Obiang, de quien fue ministro.
Son muchos nombres involucrados, como eran muchas las personas que sabían que el golpea se preparaba. De hecho, se dice que el plan era un secreto a voces en agencias de inteligencia del mundo entero. En una entrevista con un canal televisivo inglés transmitida en febrero, Mann admitió que las condiciones para dar el golpe eran pésimas y que fue un error intentarlo, pero agregó que tanto el gobierno de Aznar como el gobierno sudafricano lo incitaron a hacerlo. Todos niegan los vínculos.
Mann tenía motivos para intentar derrocar a Obiang. Él afirma que Calill y Moto lo convencieron de que la situación en Guinea Ecuatorial era terrible, pero la realidad es que tendría asegurada concesiones petroleras una vez que se instaurara un nuevo régimen (Guinea Ecuatorial es el tercer país petrolero de africana sub-sahariana) y además había arreglado cobrar un recompensa de más de 10 millones de dólares por la operación. Le salió mal y le esperan tres décadas en la cárcel de Playa Negra, la más famosa del país en cuya política intentó inmiscuirse cual aventurero inglés del siglo XIX.
(*) Editor de Perfil.com