Venezuela vivía ayer horas de máxima tensión política tras el arresto el jueves del alcalde antichavista de Caracas, Antonio Ledezma, quien fue acusado por el presidente Nicolás Maduro de haber integrado un supuesto complot para desestabilizar al gobierno nacional. Luego de varias horas sin información oficial sobre la detención, el Ministerio Público venezolano anunció en un comunicado que el dirigente opositor será imputado en las próximas horas “por estar presuntamente incurso en hechos conspirativos para organizar y ejecutar actos violentos contra el gobierno”.
Sin embargo, el abogado de Ledezma aseguró que “no hubo ninguna orden de aprehensión” contra su defendido y que nadie le informó el motivo específico del arresto. Ayer, desde la cárcel y a través de su esposa, Mitzy Capriles, el alcalde llamó a sus seguidores a movilizarse contra el gobierno de Maduro. “El único modo de recuperar la democracia es estar en la calle. Hay que cuidar la calle”, publicó la mujer en la cuenta de Twitter de su marido. Al cierre de esta edición, la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) había convocado a un “cacerolazo” nacional nocturno para reclamar la liberación de Ledezma y otros dirigentes antichavistas también presos.
Ledezma fue apresado en la noche del jueves por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en su despacho del barrio El Rosal, en el centro de Caracas. Según testigos, uniformados a cara cubierta causaron destrozos en las oficinas y dispararon al aire para dispersar a los curiosos reunidos en el lugar.
Pocas horas después, Maduro dijo en cadena nacional que Ledezma –a quien el mandatario suele referirse como “el Vampiro”– “fue capturado por orden de la Fiscalía General y va a ser procesado por la Justicia para que responda por los delitos cometidos contra la paz y la seguridad del país y la Constitución”. El chavismo insiste en la existencia de una conspiración internacional con conexiones locales para derrocar el gobierno de la Revolución Bolivariana.
En efecto, Ledezma fue acusado por el oficialismo de integrar un supuesto complot dirigido por los Estados Unidos. Bajo esa misma tesis, una decena de militares en actividad y retirados fueron arrestados días atrás por un presunto plan que incluía bombardear la casa de gobierno. Ante la falta de pruebas contundentes, a Washington y el antichavismo les es fácil desestimar las acusaciones.
Una de las “evidencias” que dirigentes oficialistas presentaron contra Ledezma fue una solicitada publicada en el diario El Nacional, en la que se reclamaba un llamado a elecciones pese a que Maduro fue electo hace menos de dos años. Esa carta también fue firmada por el dirigente opositor Leopoldo López, quien se encuentra detenido sin proceso desde hace más de un año en una prisión militar.
A través de Twitter, Maduro repitió ayer que su administración desbarató “un golpe continuado promovido desde los Estados Unidos” que iba a concretarse los días 11, 12 y 13 de febrero. “Sólo con Justicia se logra la Paz verdadera y se defiende la Soberanía de un país frente a la Agresión de un Imperio desesperado e insolente”, tuiteó el jefe de Estado. Pero no ofreció mayores evidencias.
Ledezma, abogado de 59 años, es un veterano de la oposición venezolana que carga con la mancha de haber apoyado el intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002. No obstante, en 2008 ganó la alcaldía metropolitana de Caracas con amplia legitimidad al obtener el 53% del voto popular en las urnas. Fue reelecto para el cargo en 2013, cuando ya era parte activa de la MUD. A diferencia del ex candidato presidencial Henrique Capriles Radonski –quien se convirtió en el rival predilecto del Ejecutivo–, y al igual que López, Ledezma forma parte de una oposición radical al chavismo. Esa que Maduro acusa de golpista, y que busca licuar a fuerza de arrestos.
Tibieza de la Unasur
Se movilizó rápidamente y mostró capacidad de reacción cuando la policía ecuatoriana se reveló contra Rafael Correa, cuando el Parlamento paraguayo destituyó a Fernando Lugo y cuando Mel Zelaya fue derrocado en Honduras. Pero ayer guardó silencio ante la detención irregular de Antonio Ledezma.
La Unión de Naciones Suramericanas no se pronunció sobre el arresto del alcalde de Caracas. A través de su secretario general, el ex presidente colombiano Ernesto Samper, el organismo apenas anunció que algunos de los cancilleres de sus países miembros se reunirán en los próximos días en Venezuela para analizar la convulsa situación política que atraviesa el país. Por ahora, no más que eso.
La mayoría de los presidentes de la región tampoco habló a título personal del tema. Sólo los gobiernos de Chile y Colombia expresaron preocupación por la situación de Ledezma y pidieron que se respeten sus garantías. La secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para América Latina, Roberta Jacobson, dijo: “Estamos preocupados por lo que parece ser una escalada de intimidación de la oposición por parte del gobierno de Venezuela”. Maduro acusa a Washington de estar tras el supuesto plan golpista.