Tras haber finalizado el mes pasado el levantamiento de prácticamente todas las medidas de semi-confinamiento por la pandemia, la Confederación Helvética convierte en obligatorio a partir del lunes venidero la presentación de un certificado sanitario para los mayores de 16 años, que ofrece a sus titulares tres posibilidades para acceder a salas cerradas de bares, restaurantes, cines, teatros, casinos, piscinas, museos, gimnasios, etc: estar vacunado, haber sanado del SARS-Cov-2, o presentar un test que demuestre la no contaminación, el cual dejará de ser gratuito el 1 de octubre que viene. El uso de mascaras se mantiene en los transportes públicos y en los supermercados.
Las personas que acudan sin dichos certificados, corren el riesgo de pagar multas de hasta el equivalente a unos 10 mil euros. Los establecimientos que los toleren podrán ser cerrados. Se aumentaran los controles en las fronteras, ahora con mucho tráfico al fin de las vacaciones veraniegas, incluyendo la imposición de cuarentenas para quienes provienen de países a riesgo sin estar inmunizados con vacunas reconocidas por Suiza. Los trabajadores transfronterizos serán exceptuados, pero no los suizos o residentes que cruzan las fronteras para hacer compras esporádicas, o ir a comer a las vecindades de Francia, Italia, Alemania e Italia.
Las razones esgrimidas por el Consejo Federal suizo para justificar las medidas (el gobierno colegiado de 7 miembros elegidos mediante el voto secreto de Parlamento), conjugan la necesidad de no sobrecargar los hospitales, cuyas salas de cuidados intensivos están ocupadas por un tercio de pacientes infectados por el coronavirus, y alentar la vacunación, que en un país de 8.500.000 habitantes, estima faltan aún vacunarse alrededor de unas 2.500.000 personas para aspirar a estabilizar la situación, teniendo presente los más de 4.000.000 que ya lo han hecho, con las dos dosis.
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En la jornada de hoy miércoles 8 de agosto se han anunciado 3.550 nuevos casos, 7 fallecimientos y 53 hospitalizaciones, cifras relativamente estables en los últimos días, no obstante el señalamiento como el segundo país europeo con más altos índices de Covid-19, después de Gran Bretaña. Al tiempo, se cierne el espectro de una “cuarta ola” con el acercamiento de los fríos invernales, propicios para facilitar la circulación del virus. El objetivo de las autoridades es mantener el control de los hospitales, y hacer una nueva evaluación de la situación en enero de 2022.
La vacunación hoy es posible sin cita previa en los centros creados a tal efecto, extendida a farmacias, clínicas, gabinetes médicos privados y hasta equipos móviles que se presentan cerca de los centros educacionales para promocionar entre los jóvenes las inyecciones de Moderna y Pfizer/BionTech, las dos únicas vacunas que se aplican en el país. Se hallan disponibles para los mayores de 12 años, según la legislación en vigor. La urgencia de inmunización se basa en la aparición de un nuevo sector para los contagiados, entre 12 y 19 años de edad no vacunados, y el incremento de pacientes en las salas de cuidados intensivos, cuyo 90% tampoco se ha vacunado.
Dos miembros del Consejo Federal, Guy Parmelan, ministro de economía, quien ejerce a su vez de Presidente, y Alain Berset, ministro de Salud, explicaron que cada paciente en cuidados intensivos necesita para su atención entre 5 y 8 miembros de los servicios hospitalarios, personal que debe haber cumplido 2 años de formación especializada, todos actualmente aquejados de agotamiento al cabo de 18 meses de pandemia. Hecho novedoso, para entrar en lugares de culto, el certificado sanitario será también indispensable si la concurrencia sobrepasa las 50 personas.
JD / ds