afp/dpa/ap
Desde Damasco
Israel volvió a golpear en Siria. Un ataque aéreo tuvo ayer como blanco un cargamento de misiles avanzados que se cree iban a ser destinados al grupo extremista libanés Hezbollah, según confirmaron autoridades israelíes. Fue el segundo ataque de Israel este año en Siria, y el más reciente en sus esfuerzos para interrumpir los intentos del grupo armado libanés por construir un arsenal que le dé capacidad para defenderse de ofensivas israelíes y atacar al Estado judío.
Desde Washington, la Casa Blanca confirmó la incursión militar del gobierno de Benjamin Netanyahu, pero sostuvo que el blanco fue un almacén. El ataque llegó justo cuando el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, declaraba durante su gira por México y Costa Rica que no tiene pensado enviar soldados a Siria. “No preveo un escenario en el que haya que desplegar soldados estadounidenses en Siria”, aseguró en su paso por San José, capital de Costa Rica.
El mandatario estadounidense había criticado previamente la utilización de armas químicas por parte del régimen de Bashar Al Assad al asegurar que se trataba de una “línea roja” que, de cruzarse, implicaría una respuesta de Washington, incluida una posible acción militar.
El primer ministro Netanyahu advirtió en las últimas semanas que Israel podría estar dispuesto a tomar medidas militares si Siria utiliza armas químicas o de otro tipo para alterar el equilibrio del poder con Hezbollah en Medio Oriente.
Según las autoridades israelíes, el ataque estuvo dirigido contra armas sofisticadas, pero no contra el arsenal químico. Un funcionario dijo que el objetivo fue un cargamento de misiles tierra-tierra de largo alcance. Se desconocía ayer dónde ocurrió el ataque y si la fuerza aérea lo lanzó desde espacio aéreo libanés o sirio.
Por su parte, Khalaf Muftah, ministro adjunto de Información de Siria, declaró a la cadena televisiva de Hezbollah, Manar, que no tiene “información sobre una agresión” e indicó que los reportes de un ataque aéreo israelí responden a “una guerra psicológica en preparación para una agresión contra Siria”.
Mientras tanto, el mundo mira con atención lo que sucede en la guerra civil siria: ya la Comisión Nacional Siria elevó a 150 las víctimas de la matanza de Bayda, una aldea del oeste, en la costa, donde el ejército del régimen entró el jueves por la tarde. Según el grupo opositor –reconocido por Occidente como legítimo representante del pueblo sirio–, las fuerzas leales al gobierno de Al Assad ejecutaron a los pobladores a tiros y machetazos.
El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, afirmó que hay cuarenta cadáveres identificados. Los medios oficiales no han reportado estas víctimas en Siria. La información fue difundida por los comités de coordinación de la oposición, que denunciaron que se trató de una matanza perpetrada por sectores leales a Al Assad. Entre los muertos habría varios niños y mujeres. Es la primera vez en dos años de guerra civil que el Ejército ataca este flanco, donde se sofocaron algunas de las primeras manifestaciones contra el Ejecutivo en 2011.
Ayer, cientos de familias huían de los barrios sunitas de la localidad de Baniyas, muy cerca de la línea de costa hacia el Mediterráneo, ante el temor de una nueva masacre.