El potente sismo que golpeó el lunes 6 de febrero a Turquía y Siria superó este miércoles la cifra de 12.000 muertos, mientras los rescatistas siguen su trabajo para encontrar sobrevivientes que aún estén bajo los escombros.
Según las autoridades y fuentes médicas, al menos 9.057 personas murieron en Turquía y otras 2.992 en Siria a causa del temblor de magnitud 7,8, lo que eleva el total de muertos a 12.049.
Los equipos de rescate en Turquía y Siria seguían a contrarreloj con las tareas de rescate, luego de dos días y dos noches desde el sismo. Los socorristas trabajaron en temperaturas gélidas para encontrar a sobrevivientes bajo los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera.
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El responsable de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecidas por las "severas condiciones meteorológicas".
Aun así, los trabajadores de emergencia pudieron salvar el miércoles a varios niños encontrados bajo un bloque colapsado en la castigada provincia turca de Hatay, donde municipios enteros desaparecieron.
"De repente oímos voces (...) Inmediatamente oímos las voces de tres personas al mismo tiempo", relató el socorrista Alperen Cetinkaya. "Esperamos más de ellos (...) las opciones de sacar gente con vida aquí son muy altas", dijo.
El reclamo de ayuda para rescatar a quienes están bajo los escombros
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros. A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó la provincia de Hatay, el miércoles señaló "deficiencias" en la respuesta al terremoto y dijo que "es imposible estar preparado para una catástrofe así".
Además, el sismo destruyó el paso fronterizo de Bab al Hawa, por donde pasa casi toda la ayuda humanitaria desde Turquía hacia las zonas rebeldes sirias, según la ONU.
"Pedimos a la comunidad internacional que asuma su responsabilidad hacia las víctimas civiles. Hace falta que los equipos internacionales de rescate entren en nuestras regiones", dijo a la AFP su portavoz Mohammad al Chebli. "Es una verdadera carrera contrarreloj, la gente muere a cada segundo bajo los escombros", añadió.
A estas súplicas se sumó el miércoles el papa Francisco. "Animo a todos a solidarizarse con estos territorios, algunos de ellos ya martirizados por una larga guerra", dijo el pontífice después de su audiencia general.