INTERNACIONAL
al menos 42 muertos

Ucrania sube la apuesta con un ensayo de guerra contra los prorrusos

Kiev lanzó una ofensiva crucial contra los rebeldes en la frontera con Rusia. Se teme una reacción bélica de Moscú.

La mayor preocupación de la comunidad internacional es que el avance táctico del gobierno ucraniano provoque una respuesta bélica de Moscú.
| AFP

AFP/ANSA
Desde Kiev


Finalmente, Ucrania pateó el tablero: el gobierno de Kiev lanzó en la madrugada del viernes una ofensiva militar contra las milicias prorrusas que dominan el este del país y que aspiran a la secesión. Tras varias amenazas, el Ejército ucraniano comenzó la “fase activa” de un operativo bélico contra la ciudad de Slaviansk, bastión de los separatistas, y se espera que en las próximas horas avance hacia otros puntos en la frontera con Rusia.

La de ayer fue la jornada más sangrienta desde que estalló el conflicto: al menos 42 personas murieron en distintos enfrentamientos en la zona caliente de Europa del Este. El peor episodio tuvo lugar en Odesa, al sur del país, donde 31 milicianos prorrusos murieron luego de que partidarios de Kiev incendiaran un edificio gubernamental en el que sus rivales se habían refugiado. Poco antes, otras cuatro personas habían perdido la vida durante choques en una marcha por la unidad territorial de Ucrania.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En Slaviansk, nadie se atrevía ayer a dar por concluida la ofensiva del Ejército, que ingresó a la ciudad con tanques, camiones blindados y artillería pesada. Luego de varias horas de combate intenso, el alcalde “rebelde” elevó a cinco el número de muertos en su bando, mientras que dos soldados de las tropas oficiales murieron luego de que las milicias prorrusas derribaran dos helicópteros con misiles.

En las calles, los militares advertían a los vecinos sobre el “estado de guerra” en el que había ingresado la ciudad, cuyos accesos por tierra fueron completamente bloqueados y en donde las barricadas dominaban el paisaje.

El gobierno proeuropeo de Kiev afirmó haber retomado el control en una docena de checkpoints cercanos a la frontera con Rusia. Sin embargo, a escasos kilómetros de Slaviansk, la bandera de la autoproclamada República de Donetsk seguía flameando y los secesionistas mantenían la ciudad bajo su control. En esa ciudad se celebrará en una semana un referéndum que el gobierno ucraniano denuncia como ilegal.

En ese contexto, los observadores esperaban ayer que el “ensayo de guerra” ucraniano se extendiera en forma inminente hacia otros bastiones rebeldes como Donetsk, Lugansk y Gorlovka. La mayor dificultad que reviste el operativo es el gran apoyo civil con el que cuentan los prorrusos en las zonas en conflicto. Por ahora, los separatistas mantienen una ventaja en el terreno y en las urnas que la ofensiva de Kiev intenta reducir.

La mayor preocupación de la comunidad internacional es que el avance táctico del gobierno ucraniano provoque una respuesta bélica de Moscú, que hasta ahora apoyó sólo discursivamente a los prorrusos. Ayer, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Kremlin emitió un cauto comunicado en el que exigió a Kiev que interrumpa la “operación de castigo contra su propio pueblo”. A la vez, el gobierno de Vladimir Putin convocó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Como ya advertimos antes, emplear al Ejército contra el pueblo es un delito y llevará a Ucrania a la catástrofe”, advirtió Moscú, al tiempo que propuso “organizar un verdadero diálogo político en igualdad de condiciones”. Rusia también denunció la presencia de “extranjeros angloparlantes” en el operativo sobre Slaviansk, aunque no ofreció pruebas sobre tales acusaciones. Casi en simultáneo, Barack Obama se reunía con Angela Merkel para unificar criterios frente a la crisis en el Este, que parece a punto de descontrolarse