Como en Londres, semanas atrás. Como en Berlín, poco antes de la última Navidad. Como en Niza, la noche de la fiesta nacional francesa, el 14 de julio. Otra vez un lobo solitario se apoderó de un vehículo y embistió a la multitud indefensa en pleno centro de una ciudad europea.
En este caso fue en Estocolmo, capital de Suecia, poco antes de la una de la tarde, cerca de unas grandes tiendas, Åhléns City, en el cruce entre una peatonal muy frecuentada, Drottningsgatan, y otra avenida, Klarabergsgatan. Cuatro personas murieron y otras 15 resultaron heridas, entre ellas varios niños, según el último informe de las autoridades, que detuvieron a un sospechoso.
El vehículo, un camión de cerveza, arrolló a varios transeúntes y se empotró contra la fachada de una tienda. Había sido robado aprovechando “una entrega en un restaurante”, declaró una portavoz de la empresa de transportes Spendrups, a la que pertenecía.
El vocero dijo que el conductor se encontraba fuera del camión cuando un enmascarado subió a la cabina y se alejó con el camión. El empleado de la cervecería trató en vano de detenerlo, agregó.
Tras la colisión se desató un incendio y la calle comercial se sumió en el caos total.
Las autoridades acordonaron varios edificios importantes en el centro de Estocolomo, entre ellos la sede del Gobierno, el Parlamento y el Palacio Real. El subterráneo y el tren fueron interrumpidos en el centro de la ciudad.
Detenido. Un hombre fue detenido al caer la tarde en Märsta, periferia norte de Estocolmo, reveló la policía, que no reveló su identidad, ni precisó su relación con el atentado.
“Queremos ver quién es esta persona y qué estaba haciendo en la zona del atentado”, dijo un vocero policial.
Un diario sensacionalista sueco, el Aftonbladet, afirmó que el detenido es un uzbeko que mostró simpatías por Estado Islámico en las redes sociales, y que admitió ser el autor del ataque (ver recuadro).
Basándose en imágenes de una cámara de seguridad, la policía buscaba a un hombre joven con un suéter con capucha negra, grabado muy cerca del lugar del atentado.
“Suecia ha sido atacada. Todo apunta a un ataque terrorista”, dijo el primer ministro sueco, Stefan Löfven, quien sin embargo, enfatizó que su país “no se dejará intimidar por estos viles asesinos”.
“Es terrible lo que ha pasado con personas inocentes”, afirmó el primer ministro en una conferencia de prensa.
“Hemos decidido esta noche reforzar nuestras fronteras. No pueden determinar nuestra vida. No van a ganar nunca”, agregó el jefe de Gobierno.
“Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para proteger a Suecia. Pero no podemos garantizar que esto no vuelva a suceder”, añadió.
Finlandia y Noruega decretaron el estado de alerta y Dinamarca estableció puestos de control a lo largo de los 16 kilómetros del puente de Oresund, que conecta con Suecia.
El rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, de visita oficial en Brasil, expresó su conmoción. “Yo y toda la familia real hemos recibido con gran consternación las informaciones sobre el atentado de la tarde en Estocolmo”, escribió en la página web de la Casa Real.
“Antes que nada nuestros pensamientos están con las personas asesinadas y sus familias”, agregó el monarca en su mensaje.
El atentado de ayer en Estocolmo parece inscribirse en la lógica de los anteriores en Niza, Berlín o Londres: fueron todos reivindicados por Estado Islámico y, según los especialistas, forman parte de la nueva estrategia del grupo terrorista para atacar en Europa: acciones individuales, o con muy poco apoyo, cometidas por personas radicalizadas a través de las redes sociales, que no utilizan ninguna logística previa que podría ser detectada por las autoridades.
Según la prensa el detenido es el culpable
Pese a la negativa de la policía, el diario Aftonbladet afirmó ayer que el detenido como sospechoso habría confesado ser el autor del atentado de Estocolmo. El individuo, de 39 años y que oficialmente no está arrestado sino sólo retenido, admitió haber tomado un tren al suburbio de Märsta, donde fue apresado al comportarse de forma “extraña” dentro de una tienda. Según este tabloide sueco, que cita fuentes sin identificar, el individuo confesó ser el agresor, y sus rasgos coinciden con los del sospechoso cuya imagen había difundido horas antes la policía sueca. El hombre, sostiene el diario, tenía restos de cristales en su ropa y un pasamontañas. El uzbeko, que reside en otro suburbio de la capital, subió a su página de Facebook videos propagandísticos de EI y puso “me gusta” en una foto de personas ensangrentadas tomada después del tiroteo en la maratón de Boston en 2013. Un conocido del retenido dijo a Aftonbladet que no creía que fuera el culpable y que era un trabajador de la construcción con cuatro hijos que nunca hablaba de política o religión.