INTERNACIONAL
guerra en UCRANIA

Un niño y su abuela mueren en un nuevo ataque ruso contra objetivos civiles en la región de Járkov

Misiles rusos impactaron ayer contra edificios residenciales y mataron a un niño de 10 años y a su abuela, en la región de Járkov. El ataque hirió a otras treinta personas, entre ellos, un bebé de once meses, nieto de la misma señora. El jueves, en el pueblo de Groza, en la misma zona, un misil Iskander cayó sobre una cafetería y provocó 52 muertos, uno de los peores ataques de Moscú contra civiles desde que comenzó la guerra, en febrero de 2022.

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Escombros. El ataque destruyó tres edificios de viviendas. | AFP

Un bombardeo ruso mató ayer a un niño de 10 años y a su abuela en Járkov, en el noreste de Ucrania, al día siguiente de una de las peores matanzas de civiles desde el inicio de la invasión del país en febrero de 2022 provocada por misiles lanzados por Moscú.

“El cuerpo de un niño de 10 años fue encontrado entre los escombros”, indicó en Telegram el ministro del Interior, Igor Klymenko, quien agregó que su abuela también había muerto.

El gobernador regional, Oleg Synegubov, dio cuenta de al menos 28 heridos, incluyendo un bebé de once meses que es familiar de las dos víctimas mortales.

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Dos edificios de viviendas resultaron dañados y un inmueble residencial de tres pisos fue destruido. Según la policía, ambas construcciones fueron alcanzadas por dos misiles balísticos Iskander.

El jueves, al menos 52 personas, entre ellas un niño de seis años, murieron en un bombardeo en Groza, también en la región de Járkov, donde los habitantes se habían reunido después tras participar de las exequias de un soldado. El ataque, en pleno día, alcanzó una tienda y una cafetería situadas en el mismo edificio, donde se encontraban unas sesenta personas.

En ese momento, Serguei Pletinka, un soldado de 34 años que estaba con permiso, se encontraba en casa de sus padres, justo enfrente. “Corrí y llegué primero. Oí a una mujer gritando. Estaba atrapada entre un refrigerador y una pared que se había derrumbado”, contó. 

Hipótesis. Los bomberos seguían retirando escombros con palas y grúas el viernes en la mañana. Oleksii, un vecino, acudió junto a su familia al cementerio, situado a la entrada del pueblo, para delimitar la zona en la que serán enterrados su hermano y su cuñada, muertos en el bombardeo.

“No sé cuándo podremos enterrarlos. El cuerpo de mi hermano estaba entero, pero al de su mujer le faltaba la cabeza”, dijo a la prensa.

En el cementerio, la tumba del soldado Andrii Kozyr estaba recubierta de flores y de una bandera ucraniana. Los habitantes que habían participado en su funeral se habían reunido en la cafetería impactada por el bombardeo. “Todos los que estaban en el funeral han muerto. Esto pasó justo después de que la gente entrara en la cafetería”, contó Valentina Koziienko, de 73 años. Ella vive justo en frente.

“¿Cómo sabían los rusos que habría tanta gente ahí? Quizá alguien se lo dijo”, apuntó.

La víspera, el policía encargado de la investigación, Serguii Bolvinov, dijo que una de las hipótesis que baraja su equipo es “que alguien hubiera dado las coordenadas de la cafetería a los rusos”.

Apoyo a Ucrania. El bombardeo en Groza fue denunciado por la comunidad internacional. Según la ONU, “todo hace pensar” que fue un misil ruso el que golpeó la localidad, donde antes de la tragedia vivían 330 personas. Pero al ser interrogado sobre el bombardeo, el Kremlin respondió que solo atacaba “objetivos militares” y no civiles, su respuesta oficial cada vez que sus misiles caen sobre edificios residenciales.

“Estas dos atrocidades prueban que el apoyo mundial a Ucrania debe mantenerse y reforzarse. Debilitarlo solo comportaría más crímenes de guerra de este tipo”, afirmó ayer el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba. El llamamiento coincide con un momento de crisis política en Estados Unidos, que podría conllevar una reducción de las ayudas a la exrepública soviética, lo cual preocupa a Kiev y a sus aliados occidentales.

Por otro lado, ayer de madrugada se reportaron ataques con drones en el centro, el noreste y el sur de Ucrania. Las autoridades ucranianas afirmaron haber derribado 25 de los 33 drones Shahed de fabricación iraní enviados a su territorio desde Rusia.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtió a su vez que Rusia tratará nuevamente este invierno de destruir el “sistema eléctrico” del país. El jueves, afirmó haber concluido “acuerdos claros” con sus aliados europeos, para obtener nuevos sistemas de defensa antiaérea, que Kiev reclama desde hace meses.