Los mercados han entrado en pánico ante la posibilidad de que Venezuela deje de pagar los vencimientos de octubre de sus bonos soberanos y de la petrolera estatal Pdvsa por unos 5.300 millones de dólares. Todo comenzó cuando el ex ministro Ricardo Hausmann y el economista Miguel Angel Santo alertaron en un informe sobre que el gobierno de Nicolás Maduro no les está abonando a los importadores para hacerlo con los tenedores de títulos públicos.
El informe aumentó la incertidumbre que ya se vivía tras la salida sorpresiva del titular de Economía y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, el 2 de septiembre, e hizo desplomar los bonos venezolanos 20%. Maduro desmintió el posible default. “Venezuela está preparada y tiene la fortaleza económica y financiera para andar este siglo XXI con tranquilidad para financiar su desarrollo y cumplir sus compromisos”, destacó el presidente, que logró que los títulos recuperaran parte del terreno perdido.
Más allá de esta corrida, la mayoría de los analistas de Wall Street descree de la posibilidad de que el Gobierno deje de pagar su deuda este año, ya que tiene la suficiente cantidad de ingresos por la venta de petróleo y reservas para hacerlo. “La capacidad y la voluntad de pago están intactas. Es muy poco probable que se produzca un default. Nadie en la administración de Maduro está hablando de esta posibilidad”, dice a PERFIL Kathryn Rooney Vera, socia de la corredora Bulltick Capital Markets. Una cesación de pagos no le conviene al modelo chavista porque le traería grandes problemas de cara a las elecciones de 2015”.
Desde el banco Credit Suisse concuerdan y destacan: “Esperamos que el sector público combinado pague sin incidentes los 6.800 millones de dólares entre principal e intereses que vencen en lo que queda de 2014, aunque no descartamos un intento de refinanciar los de octubre por otros de vencimiento más largo”.
La duda de los analistas es qué ocurrirá en 2015, cuando el gobierno deba pagar cerca de 10.800 millones de dólares en vencimientos, en medio de la campaña electoral para diputados, y deba recurrir a los dólares de las reservas para liberar importaciones y, de esa forma, tratar de revertir la caída en su popularidad y los problemas que atraviesa la economía del país.
“El año próximo es difícil para el chavismo porque estas elecciones son muy importantes, concluye Siobhan Morden, jefa de Estrategia para América Latina del banco de inversión Jefferies. El riesgo es que se usen las reservas para pagar importaciones, que le alcanzarían sólo para cuatro meses. En el mercado, hay una percepción de que Venezuela va a ir al default, pero nadie sabe cuándo. Es probable que esto ocurra en 2016 o 2017”.