La decisión de Francisco de reducir las sanciones canónicas contra curas pedófilos en nombre de la “misericordia” ha despertado el rechazo de víctimas de abusos sexuales que dicen sentirse defraudadas por el pontífice, quien había prometido “tolerancia cero” frente a los casos de pederastia en la Iglesia. Las víctimas también critican que el Papa haya dicho que la pedofilia “es una enfermedad”.
La agencia de noticias Associated Press (AP) reveló días atrás que Jorge Mario Bergoglio alivianó “discretamente” los castigos contra “un puñado” de sacerdotes abusadores de menores. Según la publicación, el Papa desoyó las recomendaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, que sugiere expulsar del sacerdocio a los abusadores y devolverlos al estado laical. En lugar de ello, los pedófilos fueron condenados a una vida de penitencia y oración y se les prohibió ejercer públicamente su ministerio.
El derecho canónico contempla dos tipos de penas contra los fieles: “medicinales” y “expiatorias”. Estas últimas incluyen la llamada “dimisión del estado clerical”, prevista para faltas graves tales como apostasía, herejía, cisma o violación del sexto mandamiento: “No cometerás actos impuros”. Esta pena severa es precisamente la que Francisco les evitó a los pederastas.
La información no fue desmentida por el Vaticano. Su vocero, Greg Burke, dijo que el concepto de “misericordia” de Bergoglio se aplica “incluso a los culpables de crímenes atroces”. Afirmó que los sacerdotes abusadores son suspendidos del ejercicio público de sus oficios pero no necesariamente regresados al estado laico. “El Santo Padre comprende que para muchos sobrevivientes y víctimas es difícil encontrar una señal de misericordia –completó Burke–. Pero él sabe que el mensaje misericordioso del Evangelio es en última instancia una poderosa fuente de sanación y gracia”.
En efecto, la decisión papal resultó indignante para las víctimas. La Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), la mayor y más antigua organización internacional de víctimas de abuso sexual por parte de miembros de la Iglesia, fustigó a Francisco. “Vemos al Papa mostrar misericordia por estos depredadores pero no por los niños que fueron violados y sodomizados –dijo a PERFIL Barbara Dorris, directora de comunicación de SNAP y ella misma víctima de abusos durante su niñez–. ¿Dónde está la misericordia para ellos y sus familias? ¿Las necesidades de las víctimas importan menos que las de los criminales?”.
Con 20 mil miembros en 65 países, SNAP ayudó a destapar centenares de casos de pedofilia en iglesias de todo el mundo. Su acción fue retratada en la película Spotlight, ganadora del Oscar en 2016. “Las palabras de Francisco no coinciden con sus acciones –agregó Dorris–. Ha creado tribunales, comisiones, directrices, pero no tomó decisiones para resguardar a los niños. Los depredadores deben ser enviados a centros seguros de tratamiento donde no tengan acceso a los niños. Y mientras los jerarcas eclesiásticos que protegen a los abusadores sigan siendo premiados y no castigados, este flagelo seguirá vigente. El Papa no carece de información ni de poder, sino de valor para actuar contra estos criminales”.
A las víctimas tampoco les cayó bien que Francisco dijera este mes en una entrevista con la revista jesuita La Civiltà Cattolica que el abuso de menores en la Iglesia “es una enfermedad”. Como señaló Nicole Winfield, vaticanista de AP, ésa es la misma calificación que suelen utilizar los abogados de los pederastas como argumento para mitigar sus penas judiciales.
El desconcierto entre las víctimas creció aún más esta semana tras la renuncia a la Comisión Pontificia para la Protección de Menores de la irlandesa Marie Collins, sobreviviente de abusos, quien dejó su puesto desgastada por la resistencia de ciertos sectores de la Curia romana a los cambios impulsados por la comisión para exponer a los pederastas y sus protectores. Aunque Collins dijo que sigue creyendo “firmemente” en el compromiso de Francisco con la lucha antipedofilia, calificó como “decepcionantes” las noticias sobre la reducción de las sanciones canónicas contra abusadores.