Amsterdam.- La jornada de puertas abiertas del Barrio Rojo de Amsterdam ofreció este fin de semana imágenes de hombres expuestos en vitrinas para la prostitución, "peep-shows" gratuitos y espectáculos eróticos donde excepcionalmente no se producían desnudos integrales.
"El año pasado, me di cuenta de que había muchas visitantes femeninas", explica a la AFP Mariska Majoor, del Centro de Información sobre la Prostitución (PIC), que el sábado organizó por segunda vez una jornada abierta para mostrar el lado "positivo y festivo" del Barrio Rojo, parte integrante en el folclore de la ciudad holandesa.
" Por ello, les pedimos a hombres dispuestos a prostituirse que ocuparan las vitrinas durante un día. Es la segunda vez en la historia de Amsterdam que hombres que se prostituyen para mujeres se exhiben en la vitrina como sus colegas femeninas", destaca esta responsable.
Entre ellos, estaba Fabio, de 34 años. "Me quiero dedicar a guardaespaldas porque doy por acabada mi carrera de modelo y, por eso, me dije que esto me haría publicidad", explica un poco nervioso mientras observa la multitud que se agolpa ante su irrupción y la de otros cuatro atractivos varones detrás del escaparate.
Su vecino Dennis, de 31 años, que sólo lleva un exiguo "short" de lycra negra, tuvo su época de prostitución para hombres. "Me jubilé hace diez años, pero soy heterosexual y nunca he abandonado del todo el entorno", confiesa antes de gritar "Tengo ganas de vosotras, son 35 euros el servicio", a un grupo de chicas que pasan por delante y se revientan de risa. "Treinta euros no es caro", se exclama una mujer dirigiéndose a su amiga, después bajar de su bicicleta atraída por el trajín.
No muy lejos, en pareja o entre compañeras, curiosos y curiosas echan una ojeada a las cabinas de "peep-show". "Son dos euros por dos minutos", explica Rob, el encargando introduciendo una ficha. Se levanta una cortina y se ve a Angie, con un delgado "string" rosa y el sujetador bajado, contorsionándose sobre un enorme cojín giratorio y, después, acercándose a una de las ventanillas para convencer al espectador de que introduzca otra ficha.
"Hay ocho mujeres turnándose. El cliente puede ver su foto en las paredes y esperar a que le toque la que le guste", explicita Rob. Suzan, Inge y Wil, tres amigas cincuentonas han hecho el desplazamiento expresamente. "Hemos visitado una vitrina con habitación. Incluso nos hemos sentado en el taburete", cuenta naturalmente una de ellas. "Esto te permite disponer de otra imagen desde el interior", reconoce otra.
En Holanda, la prostitución es legal desde el año 2000 y, a la persona que ejerce este trabajo, asalariada o independiente, se la considera como a una empleada ordinaria desde el punto de vista laboral. "Claro que no todo es de color de rosa. Aquí también existe la prostitución forzada y el PIC está para ayudar a las mujeres a salir adelante", explica como reflexión Mariska Majoor.