INTERNACIONAL
el avin de malaysia airlines

Vuelo MH17: más sospechas apuntan hacia los prorrusos

Obama dijo que el misil partió de la región rebelde y culpó a Putin por apoyar a las milicias. Una supuesta conversación incriminaría a separatistas, pero aún hay dudas.

Desastre. Por el impacto de un cohete, el Boeing cayó el jueves en la frontera ruso-ucraniana.
| AFP

El estupor global inicial por la tragedia del vuelo MH17 de Malaysia Airlines dio paso ayer a acusaciones más finas contra las milicias prorrusas que controlan la región de Ucrania donde fue derribado el avión. Aunque aún no existe ninguna certeza sobre quién disparó el misil que provocó el jueves la caída del Boeing 777 con 298 personas a bordo, los servicios de inteligencia ucranianos y el gobierno estadounidense aportaron algunos nuevos indicios que apuntan a los rebeldes.

Al referirse a la catástrofe, Barack Obama se mantuvo en la línea de cautela del Consejo de Seguridad de la ONU, que horas antes había reclamado una investigación internacional “profunda e independiente”. El mandatario pidió tiempo para indagar sobre la culpabilidad del ataque y se abstuvo de señalar directamente a algún responsable. Sin embargo, aseguró que “el avión fue derribado por un misil que partió de la zona controlada por los separatistas”.

La embajadora de Washington ante la ONU, Samantha Power, fue aún más específica: dijo que la nave “fue probablemente derribada por un misil tierra-aire SA-11” y aseveró que, por la complejidad técnica que implica el manejo de ese armamento, “no se puede descartar una ayuda de personal experto ruso”. En base a ese argumento, Obama dirigió un duro mensaje a su par ruso, Vladimir Putin: “Esto no ha sido un accidente. Un grupo de separatistas no puede derribar aviones sin equipamiento y entrenamiento avanzado. Eso no es posible sin apoyo de Rusia”.

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La teoría sobre un presunto apoyo militar ruso a los separatistas le sirve al gobierno estadounidense para rebatir el argumento esgrimido por los rebeldes: que no poseen los misiles ni las técnicas operativas necesarias para dispararle a un avión que volaba a 10 mil metros de altura. Los SA-11, también conocidos como BUK, son cohetes de mediano alcance que se lanzan desde plataformas móviles y que fueron desarrollados por primera vez por la Unión Soviética en los años 80.

El diario Financial Times publicó ayer un video –de origen no comprobado– en el que se ve un camión transportando un sistema BUK desde la zona controlada por los rebeldes hacia Rusia, el mismo día del incidente.

Al mismo tiempo, los servicios de inteligencia ucranianos filtraron tres supuestas conversaciones –cuya procedencia tampoco está clara– en las que presuntos milicianos prorrusos se adjudicarían el ataque. La tercera de esas grabaciones correspondería a un rebelde que informa a su superior: “Un avión fue derribado cerca de Snezhnoe-Torez. Resultó ser de pasajeros. Hay un montón de cadáveres de mujeres y niños. En la televisión señalan que es una nave de transporte, pero lleva escrito ‘Malaysia Airlines’. ¿¡Qué hacía en territorio ucraniano!?”.

Los voceros de las tropas prorrusas que controlan la región de Donetsk guardaron silencio sobre las acusaciones. Aunque en un comienzo habían garantizado que permitirían el ingreso de especialistas de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa a la zona para que comenzaran las investigaciones, el embajador suizo ante la OSCE, Thomas Greminge, denunció que “grupos locales armados” impidieron el pleno acceso al lugar. Por su parte, Moscú responsabilizó a Kiev por no haber cerrado el espacio aéreo de la región en conflicto. Sin embargo, resultó sugestivo el hecho de que Putin evitara defender a los prorrusos y, en cambio, expresara su solidaridad a su par ucraniano, Petro Poroshenko.

Ayer hubo plegarias en varios países por las 298 víctimas que habían partido desde Amsterdam hacia Kuala Lumpur en el MH17 de Malaysia Airlines, la misma compañía propietaria de otro avión desaparecido en marzo.