Esta mañana, varios usuarios de redes sociales notaron que habían desaparecido artículos de Horacio Verbitsky del archivo del diario Página/12. Eran, en particular, dos notas sobre los supuestos vínculos de Jorge Mario Bergoglio con crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura-militar.
En un principio, los lectores especularon con que las notas, que podían leerse en otros archivos de la web, habían sido eliminadas para borrar las críticas hacia el Papa Francisco. Una actitud que iría en línea con el giro ideológico de buena parte del kirchnerismo, que el año pasado pasó de vincular al sacerdote con la dictadura a elogiarlo sin reparos.
La verdadera razón es mucho más curiosa y menos conspirativa. Al menos, según el autor. El propio Verbitsky explicó que ordenó retirar sus artículos, no para cambiar de discurso, sino para evitar un posible plagio. ¿De quiénes? De "periodistas europeos que cayeron sobre Buenos Aires para preparar instant books" sobre la vida del sumo pontífice.
"Varios medios impresos y digitales descubrieron ayer que algunas de mis notas sobre Jorge Mario Bergoglio no estaban disponibles en la edición digital de Página/12 y lo atribuyeron a censura editorial dado el giro del gobierno de CFK hacia el Papa Francisco. La verdad es mucho más aburrida, como suele ocurrir", escribio el columnista en un artículo publicado esta tarde en la web de Página/12 con el título "Fui yo".
Verbitsky sostuvo que él pidió "al diario que bloqueara los accesos" porque "no quería darle la información premasticada a la nube de periodistas europeos que cayeron sobre Buenos Aires para preparar instant books sobre el personaje, ya que sigo investigando el tema y no me gusta regalar mi trabajo".
"Fue una táctica exitosa, ya que la información contenida en esas notas casi no fue replicada por terceros. El resto sigue en el mismo lugar que siempre. Desde 1999, cuando empecé a publicar sobre su conducta durante la dictadura militar, no debí rectificar ningún dato, que de eso se trata este oficio", agregó.
"Las opiniones, en cambio, son cuestión de cada uno, y las mías no han variado. Agradezco a los colegas que antes de publicar la versión me consultaron, haciendo excepción a la vieja máxima periodística: nunca dejes que la realidad interfiera con una buena nota", concluyó el cronista.