Juan Francisco Ibáñez Echeverría, conocido popularmente como Pancho Ibáñez, está alejado hace tiempo de la conducción de programas de TV en la pantalla de los canales más importantes de aire (tuvo un paso efímero por LN+). Sin embargo, no extraña esa etapa de su vida, aunque le gustaría volver a los medios, pero a la radio, donde comenzó cuando estaba establecido en Madrid.
-¿Qué le atrae de la radio?
-Es más cálida y sincera. La televisión tiene muchas cosas que la rodean y la pueden transformar, iluminación, musicalización, edición, lo que fuere. La radio es lo que se está oyendo segundo a segundo con alguien del otro lado, cerca del receptor prestando atención y escuchando. Es casi un mayor desafío que la televisión. Me encantan los desafíos, las cosas fáciles, no.
-¿Por qué hizo tan poca radio en la Argentina?
-Que paradoja, mi favorita es la radio e hice muy poca. Me lo pregunto a veces y no quiero culpar a nadie. Soy un poco difícil cuando me dicen qué tipo de programa me gustaría hacer. Uno semanal. Entonces, me preguntan si prefiero el sábado o el domingo y elijo el miércoles porque el fin de semana estoy con mis amigos y mis hijos. “No existe un programa de una hora en la semana”. No quiero una hora, sino doce. No estaría hablando todo el tiempo, sino que sería algo para los distintos estados de ánimo. No es lo mismo el amanecer que el mediodía o en la hora de la siesta donde con el parlante uno se queda veinte minutos reposando mientras pasa música y vuelvo después de esa media siesta. Hasta eso imagino. Los entrevistados son distintos, pasa algo urgente, porque es la noticia que está candente y cuenta qué fue de su vida, cuenta recuerdos de otros años y el humor y la discusión y el impacto y la novedad. Muchos estados de ánimo a lo largo del día y uno es el responsable, el hilo conductor, el intérprete o comunicador de lo que sucede con una producción muy eficiente que ha trabajado para eso toda la semana. Cuando digo esto muchos me responden que no es mala idea y les empieza a dar vueltas en la cabeza que podría ser un nuevo formato, que la gente se enganche. Sé que no es fácil, es una utopía, pero las utopías son muy atractivas. Lo más probable es que nunca lo lleve a la realidad.
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-¿Por qué?
-Se necesitan muchas cosas y es probable que en algún momento haga radio. Tendría que buscar bien la hora porque estar hablando para unos pocos no tiene mucho sentido, me da pena. Quisiera hablar y no es por tener una audiencia masiva e impresionante, pero, si voy a decir lo mismo, en vez de oírlo cien lo oyen 10.000, mejor. No es que hago radio porque me encanta y me importara un pito el oyente. Quiero llegar a la mayor cantidad de personas y estoy abierto a las ofertas.
-¿Después de estar lejos de los medios tanto tiempo, ¿le preocupa que lo olviden?
-No tengo miedo de que se olviden de mí. No necesito el continuo reconocimiento para volver a vivir. Tengo tantos recuerdos, tanto vivido, toda una familia, hijos y nietos. A veces, me encantaría ser anónimo e ir por la calle, cosa que disfruto a veces en los viajes, pero incluso allí me dicen; “¿qué está haciendo aquí en Estambul, Pancho?”. Estaba feliz de incógnito. Pero, por otra parte, reconozco y agradezco enormemente que en el 99% de los casos el reconocimiento es positivo y policromo y de multigrado, no sé cómo definirlo.
Entrevista concedida al programa “Voces y memorias”, que se emite los martes a las 20 por Eco Medios AM 1220.