En menos de dos meses, la luz de Gabriel Boric comenzó a languidecer. Era una suerte de estrella por ser, a los 36 años, el presidente más joven de la historia de Chile y encarnar un renacimiento de la izquierda en América Latina. Ese brillo se opacó.
Boric declaró ahora el final del período de transición. Les pidió a los ministros que respondan con urgencia a las demandas de los chilenos.
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El ejército colaborará con la policía en el sur del país, en conflicto por las presiones de los mapuches. Decenas de camioneros bloquearon las rutas para exigir seguridad en las regiones de La Araucanía y Biobío, a unos 600 kilómetros de Santiago.
La disposición de Boric a apelar a la asistencia del ejército, resistida en el pasado, guarda relación con la abrupta caída del 56% de popularidad antes de asumir la presidencia al escaso 24% de mediados de abril, según un sondeo de Pulso Ciudadano.
La caída se debe, en parte, a los desatinos de algunos de sus ministros. La del Interior, Izkia Siches, se vio forzada a concluir una visita a la región La Araucanía, entre balazos, debido a la violencia de un grupo de mapuches que exigen la restitución de tierras que consideran propias.
Luego de un mes y medio en el poder, a Gabriel Boric lo asedian problemas
A su vez, la tasa de inflación anual de Chile alcanzó el 10,5% en abril. Rompió la marca del doble dígito por primera vez en 28 años y superó el aumento del 7,2% registrado en 2021.
La mayoría de los chilenos, por si fuera poco, desconfía de la labor de la Convención Constitucional, encargada de reescribir el texto de la carta magna heredada de Pinochet. La luna de miel duró menos de lo esperado.
JL PAR