La politóloga Carla Carrizo afirmó que está legitimada la desigualdad brutal con los hombres e hizo foco en las asimetrías en los lugares de poder dentro de la política. "En el peronismo es más fácil, las mujeres no piden permiso", reconoció en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿Cómo evalúas este 8M? ¿En qué estadío se encuentra esta lucha que empezó allá por el 2015?
Hicimos muchísimo, desde la marcha de Ni Una Menos hace ocho años, una marcha liderada por periodistas y protagonistas de la política argentina. Ahí salimos a decir “somos víctimas de femicidio”. En Argentina aprendimos a decir femicidio antes que feminismo.
Se hizo un montón en el sentido de la visibilidad y de algunas políticas concretas que estaban pendientes. Trajo paridad en distintos ámbitos.
Lo potente de esa marcha fue que puso de manifiesto que lo privado es público: cuando nos matan en nuestra casa es porque está legitimada la desigualdad brutal con los hombres.
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Ya lo dijo la periodista Laura Di Marco: ¿por qué hay un Día de la mujer y no del hombre? Nos faltan muchísimos 8M. Para ser exactos, 267 años para llegar a ese punto en donde no tengamos que exigir para celebrar. En términos de igualdad económica ni que hablar.
Queremos equidad, no igualdad. No somos iguales pero queremos los mismos derechos. En Argentina avanzamos un montón en cuestión de leyes, pero nos falta un montón más. Actualmente tenemos un país fragmentado. Y esto atraviesa el movimiento feminista, esto se notó después de la conquista del 2020. Es, ni más ni menos, que la práctica de grieta y la cultura de la violencia.
¿Esto que mencionás tiene que ver con la lógica de los movimientos revolucionarios en sus comienzos, es decir, se fragmentan hasta que después se ordenan?
Tiene que ver con los grandes procesos históricos: siempre que hay un movimiento muy intenso, esa intensidad va bajando. Cuando se obtiene un logro, también se genera una reacción, incómodas más. Hay movimientos enojados con los logros de las mujeres en el mundo.
Esto es consecuencia de que se rompe un status social, y por tal motivo, la violencia contra las mujeres va a aumentar, no va a disminuir.
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Necesitamos dispositivos que cuiden más y mejor, y eso se rompió en la Argentina porque el Estado no funciona bien.
El feminismo dentro de la política argentina
Alejandro Gomel (AG): ¿Cómo fue la evolución de la mujer en la política?
Ha habido un avance general indudable. Por ejemplo, la Ley de paridad. En el mundo todo se pudo percibir la enorme desigualdad y todos los mecanismos internacionales han trabajado.
Particularmente acá, el peronismo tiene una trayectoria muy fuerte de mujeres líderes. Las tradiciones van generando velocidades distintas en cada uno de los partidos. La política refleja solo una parte de la sociedad.
Nosotras no tenemos una paridad para consolidar los lugares de poder en la política. Ahí falta un montón. Las mujeres científicas son brillantes, pero ganan menos. No hay carreras competitivas en equidad. Te hablo de las veces que no pudieron ser ratificadas en el Senado y tienen media sanción de Diputados.
Los convenios colectivos no pueden estar ratificados con esta enorme disparidad salarial. El país que tiene los sindicatos más fuertes, tiene a las mujeres más silenciadas.
Los sectores en donde el 80% son mujeres son educación, salud y derecho. Sin embargo, en la cúspide de la conducción son el 20%. O sea, ahí en los lugares donde las mujeres tienen más representantes, no lideran.
Claudio Mardones (CM): En Diputados, haciendo una análisis profundo, se puede ver que el 90% de los bloques son conducidos por hombres. En el Frente de Todos hay 57 mujeres y 59 varones, casi paridad. Mientras que en Juntos por el Cambio hay 45 diputadas y 73 hombres en esas funciones. ¿Qué lectura hace de estos números?
Es una gran observación de lo que sucede en el Congreso. Esa es una foto muy acorde con el tema social. Cuando asumió como presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa tuvo disposiciones muy buenas. Por ejemplo, en la conducción de las comisiones, que es el pulmón de Diputados, tenían que estar conducidas el 50% por mujeres.
Pero en el 80% de los bloques la mayoría de las mujeres acompañan, no lideran. En el peronismo es más fácil, las mujeres no piden permiso, porque hay una sociología del poder distinta.
Ciencia, maternidad y cristales rotos
Por nuestra parte, tuvimos mujeres muy potentes, pero ninguna llegó a ser presidenta del Comité Nacional. Hay que ser disruptivas, no acomodarnos a las necesidades del poder de los varones.
Hace cuatro años estamos reclamando al Gobierno que reglamente la Ley de violencia de género en política. Es que existe la violencia dentro de la política, hay que cerrar esa brecha, Por ejemplo cuando tenés un cargo pero ni siquiera te incluyen en la mesa de negociaciones. Son formas de exclusión.
Las mujeres que integramos Juntos por el Cambio no debemos acomodarnos en la asimetría de poder. Por eso me gusta el desafío de Patricia Bullrich, una dirigente que no pide permiso y genera liderazgos.
AO JL