El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recorrió este domingo un tramo de la frontera entre Estados Unidos y México en su primer viaje a la región en los dos años que lleva en el gobierno. La visita de casi cuatro horas de Biden a El Paso, Texas, se realizó bajo un intenso control. No encontró a migrantes, excepto cuando su convoy pasó al lado de la frontera una docena se agrupó del lado de Ciudad Juárez, México.
La visita pareció diseñada para exhibir una forma de operar que funciona sin contratiempos para procesar a los migrantes legales, erradicar el contrabando y tratar humanamente a las personas que han ingresado ilegalmente. Los republicanos alegan que existe una crisis como si la frontera estuviera abierta.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, le entregó a Biden una carta en la que exponía que el caos en la frontera como resultado de la incapacidad de la Casa Blanca para hacer cumplir las leyes federales.
Estados Unidos restringe el ingreso de nicaragüenses, cubanos y haitianos
El nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, elegido después de 15 sesiones maratónicas en las que debió ceder al ala dura de su partido, cercana a Donald Trump, calificó la visita de Biden de sesión fotográfica y afirmó en Twitter que la mayoría republicana hará que el gobierno rinda cuentas por crear la crisis fronteriza más peligrosa en la historia de Estados Unidos.
El Paso es actualmente el mayor corredor de cruces ilegales, una situación que obedece en gran parte al flujo de ciudadanos nicaragüenses que huyen de la represión, el crimen y la pobreza en su país. Cuatro nacionalidades, la nicaragüense, la cubana, la haitiana y la venezolana, están sujetas a una expulsión expedita según las nuevas reglas promulgadas por el gobierno de Biden.
JL