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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 589: ¿Y si la salida está en el interior?

Hay que mirar con atención si del interior del país surge una narrativa alternativa presidenciable que no sea solo "el centro"como diferencia de extremos, sino un modelo económico de desarrollo que entusiasme a los votantes.

Juan Schiaretti en el debate presidencial de 2023
Juan Schiaretti en el debate presidencial de 2023 | CEDOC

En momentos de grandes crisis, como tras la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín en 1988 y tras la caída de Fernando de La Rúa y la convertibilidad en 2001, el sistema político recurrió a gobernadores del interior para darle salida a su propia inestabilidad. ¿El interior tendrá de nuevo la llave para otro periodo de estabilización necesaria en Argentina? ¿Puede ser el modelo cordobés el que ofrezca una alternativa a la narrativa libertaria? Esto intentaremos responder en esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3)

Se la atribuye al escritor inglés Gilbert Keith Chesterton la genial frase “la paradoja es una verdad que ha perdido la paciencia”. Una verdad paciente es una verdad evidente que se va explicando con argumentos racionales y sus consecuencias son previsibles y esperables. Una verdad impaciente terminó disfrazándose entre contradicciones y paradojas para salir a la luz.

Que el interior del país haya elegido a un porteño hecho y derecho como Javier Milei, que conoce mejor Estados Unidos que muchas de las provincias en las que arrasó electoralmente para castigar a los privilegios del conurbano, aquel enorme asentamiento urbano, donde se concentra un cuarto de la población de todo el país, hace enorme justicia a la frase del autor inglés.

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Hay una construcción discursiva que se repite en el interior que explica que mientras las provincias producen, en el conurbano bonaerense se cobran planes, se pagan servicios más baratos y el transporte es más económico. Mientras, la coparticipación es injustamente repartida y los fondos públicos fueron utilizados por el kirchnerismo para comprar votos de personas pobres en La Matanza, por ejemplo. Obviamente, esto es estrictamente así, pero toda construcción de sentido nace de un lugar real. Es decir, la realidad es más compleja, pero tiene una verosimilitud que se basa en hechos reales.

En el 2001, y luego con la salida de la convertibilidad en el 2002, se terminó con el ciclo neoliberal y se dio inicio a un modelo más redistribucionista en el que las retenciones al campo subsidiaban una economía productiva poco competitiva que empleaba a la mayoría del país, hoy ubicada en el conurbano. Además, el 19 y el 20 de diciembre fueron fundamentalmente una rebelión popular del AMBA en general y el conurbano en particular. El conurbano se expresó como el gran malón que llegó con toda su fuerza a la capital, tal y como lo hizo el 17 de octubre de 1945 para pedir por Juan Domingo Perón, pero en este caso para pedir que se vaya De La Rúa y Domingo Cavallo y que se le dé un alivio a la miseria que circulaba en Argentina en esos años. De esta manera, el ciclo kirchnerista continuó por 20 años: del 2003 hasta el 2023. El gobierno de interregno de Mauricio Macri no representó un cambio de modelo e incluso amplió los planes sociales y las organizaciones piqueteras tuvieron más poder que antes.

Por todo esto, los aplausos que Milei recibió en La Rural fueron aún mayores cuando atacó al kirchnerismo que cuando anunció la reducción de retenciones. Es que Milei es, él mismo y en gran medida, el resultado del rechazo de buena parte de quienes no viven en el conurbano bonaerense y consideran al porteñocentrismo como parasitario de la riqueza que produce el interior. Votaron por quien más dolor podía provocarle a los representantes políticos del conurbanismo, cuyo significante es Cristina Kirchner.

Milei La Rural
Javier Milei protagonizó el acto inaugural oficial de la 137° Exposición Rural el sábado 26 de julio.

El kirchnerismo hizo un trabajo de décadas para identificar patria y estado y convencer a la gente de que son exactamente lo mismo. Por eso, según esta cosmovisión delirante, agrandar el Estado es hacer nacionalismo”, dijo el Presidente en La Rural el pasado 26 de julio.

Las divisiones políticas entre provincias y municipios no necesariamente reflejan esa geografía ideológica: gran parte de la provincia de Buenos Aires forma parte de ese interior productivo y anti-conurbanista. De la misma forma, sectores periféricos del extremo norte y del extremo sur del país también son asimilados a las lógicas económicas del conurbano, beneficiarias de subsidios que son el resultado de la captura de renta de las provincias productivas.

Tampoco las divisiones entre partidos políticos o entre sectores dentro de ellos, ni categorías como izquierda o derecha, reflejan de manera precisa esa pertenencia ideológica. Eduardo Duhalde es muy distinto a Cristina Kirchner. Sin embargo, ambos son conurbanistas. También lo es Sergio Massa. Y no lo era Néstor Kirchner.

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Así como en 2002 implosionó, junto a la convertibilidad, la subjetividad de la década del 90 y el modelo cultural y de valores de una época, en 2023, con Milei, implosionó el modelo redistribucionista que, además, se podría caracterizar como inclusivo y solidarista.

Milei fue —y es— el instrumento que el interior, como ideología, encontró para ponerle, en palabras del Presidente, “el último clavo al cajón del kirchnerismo”. Es el deseo de ese interior productivo que se siente maltratado por el puerto, que durante mucho tiempo pagó la energía y el transporte más baratos que en el interior.

La pregunta es cuál será la narrativa, con su cúmulo de valores revalorizados, que vendrá a suceder a Milei cuando el modelo libertario haya cumplido su ciclo. El kirchnerismo diagnostica la implosión de este modelo con fecha de vencimiento —como un yogur, como dice Cristina— y concluye que la sociedad volverá a inspirarse en el pasado, es decir, en ellos mismos. ¿Pero cuál sería la sucesión de Milei si su modelo económico no implosionara, sino que la sociedad considerara que ya cumplió su función de ser necesario, pero no suficiente respecto del superávit fiscal, y demandara algo superador? ¿Será el interior productivo esa ideología superadora?

Volviendo al rechazo del interior al conurbanismo, no se trata solo de una cuestión económica. Con el dólar barato en pesos, muchas actividades agropecuarias, aun con la baja de retenciones anunciada por Milei el sábado, pueden tener hoy menos rentabilidad que con el kirchnerismo, con un dólar y precios internacionales más altos. Lo que persiste es una sensación de injusticia acumulada, la misma sensación que sintieron muchos votantes de Milei en el conurbano, porque con sus trabajos informales terminaban ganando menos que quienes recibían un plan social sin trabajar, estando en condiciones de hacerlo.

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Ese “interior como ideología” puede ser peronista, radical, o de un partido local filo-peronista o filo-radical. Es esencialmente pan-peronista-radical, incluyendo al peronismo cordobés como su expresión más relevante, al socialismo santafesino, y a los radicales que gobiernan provincias. Estos últimos son distintos de los que, al no tener territorio que administrar, son más testimoniales que operativos. Todos ellos comparten un rechazo al conurbanocentrismo.

Ser gobernador también es una ideología. Administrar recursos siempre escasos sin poder emitir dinero, y además ser reelecto en provincias donde hubo alternancia política, es una credencial de saber gobernar. Más allá de sus ideologías, los presidentes cuya gestión fue más exitosa —Menem y Néstor Kirchner— fueron previamente varias veces gobernadores. Administrar la ciudad de Buenos Aires, como lo hicieron De la Rúa y Mauricio Macri, no es una credencial menor, pero las diferencias que se amalgaman en grandes extensiones de territorio sin la cohabitación de organismos nacionales desarrollan otras experiencias.

Con menos ruido que Milei en La Rural, el jueves pasado se juntaron los gobernadores de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos —Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio— en el encuentro de la Región Centro. Se pasó un video que transmite el espíritu épico de los caudillos de la Confederación que precedió a la Nación, con miras a convertir esa alianza en un armado político y electoral para 2027. “La necesidad de un federalismo real en la Argentina es un mandato histórico que no estamos dispuestos a abandonar”, menciona el spot de lanzamiento de la Liga de Gobernadores del Centro.

Gobernadores centro
Los gobernadores de la Región Centro: Rogelio Frigerio, Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof administra un territorio cuya enorme superficie se parece al de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, con las que de hecho limita. Pero queda prisionero de su asociación con el kirchnerismo y con el conurbano, que concentra la mayoría de la población provincial que administra. Por eso, en la provincia de Buenos Aires, ese sentimiento interiorista lo representan los intendentes y políticos del interior provincial, como los de Somos Buenos Aires, que ya tuvo a Schiaretti acompañándolos, en un gesto con vistas también a 2027.

También hay que recordar que la Constitución Argentina se acordó en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. En realidad, el problema del interior no es con la Provincia, a la que consideran parte del interior por tener una cultura similar a Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos, sino con la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, es decir, el AMBA.

Juan “el Gringo” Schiaretti fue ocho años gobernador de Córdoba, previamente vicegobernador y ministro de Producción y tendrá en las elecciones de 2027 la misma edad con la que Donald Trump ganó las elecciones el año pasado: 78 años. Pero más allá de esa especulación, es el pater seraphicus del interior como ideología del modelo cordobés de gestión, que se presenta como una socialdemocracia europea con disciplina fiscal y desarrollo, con Estado y con mercado. “Soy el único candidato que nació, vive y trabaja en el interior de la Patria”, dijo en el debate presidencial de 2023.

Paralelamente, los gobernadores Llaryora, Pullaro y Frigerio tienen la posibilidad de ser reelegidos en 2027 para un período más al frente de sus provincias. Pero, nuevamente, más allá de cualquier especulación personal, lo que hay que mirar con atención es si del interior como ideología surge una narrativa alternativa que no sea solo “el centro” como diferencia de extremos, sino un modelo económico de desarrollo que entusiasme a los votantes.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV/ff