El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quiso decir que un gobierno con corrupción no sirve para nada, pero se le escapó la palabra sin. Textualmente: “Un gobierno sin corrupción no sirve para nada”. Lo corrigieron desde el auditorio en las mañaneras, rutina diaria durante la cual brinda conferencias de prensa.
En la de ayer, López Obrador hablaba de la guerra en Ucrania y, de pronto, cometió un acto fallido, también llamado desliz freudiano. Se trata de una expresión diferente e incluso contraria a la intención consciente del sujeto. Lo corrigieron, se corrigió y, como si nada, aseguró que el modelo de administraciones del pasado elevaba la corrupción al rango supremo con licencia para delinquir y robar. Un lujo barato, una pérdida de valores.
Los escándalos de corrupción no son ajenos a López Obrador. Sus hijos mayores se habrían beneficiado de un programa social de reforestación conocido como Sembrando Vida impulsado por el propio presidente. Los ataques sistemáticos a los periodistas que hicieron públicos los lujos con los que vive su hijo José Ramón en Estados Unidos dan cuenta del boquete que le abrieron en su discurso anticorrupción. No hay presidente pobre sin hijo rico.
Otro tanto ocurre con el conflicto de interés de su nuera, Carolyn Adams, esposa de José Ramón, empresaria ligada a la empresa Baker Hugs, petrolera que tiene contratos considerables con Petróleos Mexicanos (Pemex). O con los videos en los cuales uno de sus hermanos recibe dinero que, según López Obrador, corresponde a la entrega de fondos para la campaña electoral de 2015.
Milei se metió en las elecciones de Colombia: “No dejen que los zurdos les roben la libertad”
Investigaciones periodísticas han revelado poco a poco los vínculos que el gobierno de López Obrador mantiene con funcionarios acusados en más de una ocasión de incurrir en actos ilícitos de manejo de recursos públicos, como Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas.
El llamado escándalo de la casa gris de Houston, en el cual están implicados su hijo y su nuera, fue denunciado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). La residencia cuenta con una piscina de 23 metros de largo, algo lujosa para el estilo de vida de austeridad republicana que pregona López Obrador durante sus conferencias matutinas.
JL PAR