La primera ministra británica, Liz Truss, abandonó sus planes de reducir los impuestos sobre los ingresos de las rentas más altas. El paquete de rebajas fiscales sin financiación provocó inestabilidad en los mercados financieros y hundió la libra a mínimos récord.
El cambio drástico de las rebajas fiscales, anunciado hace 10 días, tuvo consenso entre los legisladores del gobernante Partido Conservador, incluidos exministros influyentes La primera ministra Truss asumió el cargo hace menos de un mes y prometió una reforma radical de la economía británica para acabar con años de bajo crecimiento.
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El paquete de estímulo anunciado por el Gobierno, que incluía rebajas fiscales por valor de 50.000 millones de dólares, hundió la libra a un mínimo récord contra el dólar. El Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir para apalancar el mercado de bonos frente al temor de que subiera las tasas de interés. Los recortes eran impopulares, inclusive entre los conservadores.
Bajar los impuestos a los que más ganan y eliminar el límite a las primas de los banqueros mientras millones de personas enfrentan una crisis de costo de vida impulsada por las facturas disparadas de la energía se considera políticamente tóxico.
Reino Unido enfrenta las repercusiones tras la histórica baja de impuestos
El Tesoro prometió presentar un plan fiscal de mediano plazo el 23 de noviembre, así como una previsión económica de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, un organismo independiente. Los grupos de oposición dijeron que el gobierno debería abandonar su plan económico.
JL PAR