MODO FONTEVECCHIA
PROBLEMA AMBIENTAL

Humo sobre el agua: Rosario se volvió irrespirable

La quema de pastizales en las islas entrerrianas genera nubes grises y lluvia de cenizas en la ciudad santafesina. Preocupación por la salud y reclamos políticos.

En Rosario no cesa el humo
En Rosario no cesa el humo | Telam

Rascacielos invisibles. Colegios invadidos por el humo. Cenizas en puertas, patios y balcones. El Monumento a la Bandera difuminado entre grises. Un horizonte incendiado a orillas del Paraná. La crudeza de las imágenes que entrega Rosario no deja de sorprender, mientras las fotos del desastre no se dejan de repetir. 

El humo de la quema de pastizales en las islas entrerrianas frente a Villa Constitución y Arroyo Seco, a 60 y 34 kilómetros de la tercera ciudad más grande del país, superó ayer 30 veces los valores máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Las partículas que enrarecen el aire, 20 veces más chicas que un cabello, están afectando la respiración de los rosarinos, otra vez obligados a usar tapabocas.

Los valores difundidos este martes fueron los más altos registrados desde febrero. “La calidad del aire es muy deficiente”, confirmó el director del Centro de Monitoreo y Sistema de Alerta Temprana, Jorge Giometti, preocupado porque la situación “se va prolongando en el tiempo”. La crónica del diario La Capital fue más cruda: “Rosario se ha vuelto una ciudad donde respirar aire puro es una utopía”. 

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Sólo la rotación de los vientos puede traer algo de alivio, ya que el principal foco de incendio lleva 60 días encendido. Harto de una situación sofocante y peligrosa, el intendente de Villa Constitución apuntó al gobernador de Entre Ríos. “Parece que nos toman de boludos”, se quejó Jorge Berti, para quien Gustavo Bordet “mira para otro lado”. El jefe comunal lanzó una advertencia que no por obvia resulta menos urgente: “No se trata de apagar el fuego, sino de que no lo enciendan”.

Además de la furia y la perplejidad, los rosarinos aprovecharon las redes sociales para comunicar su exigencia de que el Estado Nacional sancione finalmente una Ley de Humedales que penalice los incendios y adapte prácticas agrícolas como la quema y la cosecha a pautas respetuosas del ambiente. Mientras las llaman siguen ardiendo, el tiempo sigue corriendo.

BL PAR