Perfil
MODO FONTEVECCHIA
Sin rumbo claro

Jorge Vasconcelos: "El costo de no emitir fue la pérdida de reservas y del nivel de actividad"

El economista advirtió que la estrategia del Banco Central desde abril implicó resignar "reservas genuinas" y frenar la recuperación del crédito. También señaló que el empleo está estancado: "la reforma laboral no llega"

JORGE VASCONCELOS
JORGE VASCONCELOS | TELAM

El economista Jorge Vasconcelos analizó la coyuntura económica del gobierno de Javier Milei y consideró que el panorama sigue siendo frágil. En diálogo con en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), advirtió que el modelo actual “tiene elementos positivos”, pero que la falta de reformas estructurales y la volatilidad de variables como el dólar y la tasa de interés impiden proyectar una recuperación sostenida. “Estamos en un punto de inflexión donde lo viejo está desapareciendo, pero lo nuevo no se ha consolidado”, afirmó.

Jorge Vasconcelos es economista e investigador jefe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea. Es licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Córdoba y publicó numerosos trabajos sobre temas macroeconómicos focalizados en el caso de Brasil y Argentina. Fue asesor del Ministerio de Economía de la Nación entre 1991 y 1996, en el período de Cavallo. También asesoró al gobierno de Ecuador durante la crisis del 2000, cuando se puso en marcha la reforma monetaria y la reestructuración de su deuda pública.

¿Qué le indica a usted lo que está pasando con el dólar?, ¿es positivo, negativo? Finalmente, ¿que se devalúe nuestra moneda y no pase a la inflación termina siendo positivo para el modelo económico o no?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Los bancos pueden ser ganadores, pero nos ganan para sustos últimamente, porque ha habido mucha fluctuación en las últimas horas con la tasa de interés. El gobierno, o mejor dicho, el Ministerio de Economía, junto con el Banco Central, habían intentado controlar la liquidez bajo un mecanismo que implicaba lo que se llama “la tasa de interés endógena”, o sea, no fijada ni definida por el Banco Central. Pero bueno, el experimento no salió. Todos sabíamos que la tasa de interés iba a quedar muy volátil, pero quedó más volátil de lo que esperábamos. Tuvimos tasas de interés de política monetaria en las últimas horas de 29%, 18% y la última de 36%. Estamos hablando de tasas de interés anuales, nominales.

Entonces, hay muchos cambios que son más bien técnicos, pero que obviamente influyen sobre las decisiones de los bancos para seguir o no dando crédito al sector privado, etcétera, etcétera. Una fluctuación como la que mencioné de las tasas de interés, para alguien que comercializa tasa de interés, no es recomendable. Así que hay turbulencias. Y el precio del dólar, el acomodamiento hacia arriba del precio del dólar, es parte de la naturaleza del nuevo esquema que tenemos en vigencia desde el 11 de abril: el de las bandas cambiarias. Pero también es cierto que uno nota que el equipo económico cambió desde un esquema rígido a uno de flotación. Pero también, cuando la flotación se vuelve un poco errática —o se vuelve en una sola dirección, digamos, cuando el dólar sube todos los días— hay como un temor a la flotación pura, y por ende aparecen estos mecanismos de intervención.

Para no ser pobre, una familia necesitó $1.128.398 en junio según el INDEC

Ayer, el Banco Central subió la tasa de interés y, al mismo tiempo, vendió dólares en el mercado de futuros, en un volumen bastante significativo. No sé exactamente la cifra, pero muy significativo. Con lo cual, es eso. Es “haciendo camino al andar”. Se anuncian algunas cosas, cuando no funcionan aparece cierto pragmatismo. O sea, no demoran tanto en corregir. Pero al mismo tiempo, hay una línea de conducta que es esa: cuando la volatilidad se vuelve muy intensa, aparecen mecanismos de intervención. Ya sea vendiendo dólares futuros, ya sea fijando una tasa de interés de parte del Banco Central, que se había dicho que no se iba a fijar. Digamos que la idea era que la tasa de interés la definiera el mercado puramente. Ese es el cortísimo plazo.

Desde el punto de vista del mediano y largo, yo creo que también ahí había reticencia del gobierno a discutir reformas estructurales que la economía tanto necesita. El argumento era que, después de octubre, con los resultados de las elecciones, eso iba a ser más sencillo. Pero aparecieron los gobernadores y una fracción de la oposición metiendo proyectos de ley, algunos ya son leyes, en el Congreso. Y eso, en cierto modo, también está obligando a adelantar la discusión sobre las reformas estructurales que se necesitan. Lo cual, en realidad, no es malo. En realidad, es bueno discutir reformas estructurales. Lo que pasa es que está todo muy mezclado con el clima electoral.

Entonces, eso ha reducido el horizonte respecto de cómo efectivamente va a quedar la cuestión fiscal con este tira y afloje con la reforma al ajuste de las jubilaciones, el nuevo reparto que se propone desde las provincias para los instrumentos como el impuesto a los combustibles, o lo que se llaman las transferencias no automáticas del Tesoro de la Nación. Así que estamos en medio de esas idas y venidas.

Permítame volver al tema anterior: ¿sería deseable, para el plan económico del gobierno, que esa flotación ascendente —que en realidad es simplemente un disimulo, es decir, una progresiva corrección del valor real del dólar— se vaya produciendo de manera progresiva y suave para que no haya un pase a la inflación? El temor del gobierno es que, si se hace rápido ese aumento, bueno, termine pasando a la inflación.

En realidad, hay dos puntos ahí. Primero, los cambios del 11 de abril, en mi visión, habían sido positivos, o sea, porque ya el esquema anterior —de una devaluación preanunciada al 1% mensual— estaba agotado. Y, si bien el gobierno se mostró reticente a comprar dólares para no emitir pesos, porque tenía el objetivo claro de tratar de llevar la inflación por debajo del 2% mensual y eso tuvo costos. O sea, no emitir hizo que el crédito fuera menos dinámico y que las reservas, efectivamente, no subieran, no se recuperaran como se había acordado con el Fondo Monetario.

El impacto social del programa económico

Pero hay dos cosas positivas. Primero, que por lo menos se logró ese objetivo. O sea, la inflación perforó el piso del 2% en dos meses consecutivos, mayo y junio, y probablemente en julio también lo vuelva a hacer, aunque ahí está el signo de interrogación que vos planteás sobre el impacto de la devaluación sobre los precios. Pero por lo menos ocurrió: perforar el piso del 2%. Y eso es importante porque la economía argentina es muy indexada. Entonces, lo que estábamos viendo los últimos meses es que los precios de los bienes estaban bastante quietos, pero los precios de los servicios seguían —los servicios que nos llegan de distintas formas: prepaga, en fin, el seguro del auto—, muchos seguían subiendo a un ritmo del 3, 3.5, 4% mensual, porque hay un mecanismo de indexación que toma como referencia la inflación pasada.

Entonces, para la dinámica de ajuste de los servicios, el hecho de que la inflación haya perforado el 2 es bueno, porque debería haber una morigeración de esos ajustes de los precios de los servicios. Y eso ayudaría al índice de inflación, aun cuando ahora los precios de los bienes pueden empezar a despertarse un poco, justamente por el efecto de la suba del precio del dólar en las últimas semanas.

Prácticamente, el 35% de los ítems que encuesta el INDEC para definir la variación del índice de precios al consumidor está compuesto por bienes que o bien son exportables o bien son importados. El caso del trigo, para dar el ejemplo más claro. El precio del trigo está subiendo. En las panaderías, pero me parece que los precios todavía están quietos. ¿Por qué? Porque el mostrador también manda. O sea, la demanda no está tan holgada como para bancar cualquier suba de precios.

Pero hay un 35% dentro de la canasta que se va a mover. Un poco más rápido, un poco más despacio, pero se va a mover en función de este acomodamiento del precio del dólar. Eso va a afectar en el IPC. Pero si los precios de los servicios dejan de subir al 4% y bajan a un ritmo más razonable, del 2 o 2.5%, podría haber una compensación parcial. Compensación parcial que después habrá que precisar.

Javier Milei demora los vetos pero la Casa Rosada no reabre diálogo con los gobernadores

¿Cuánto imagina que va a terminar siendo la inflación para el año próximo? ¿Usted la imagina en este ritmo descendente, que va a estar, como aspira el gobierno, en menos de 20%?

Lo que pasa es que falta levantar el cepo para personas jurídicas. Se ha levantado el cepo para personas físicas, pero falta para personas jurídicas. Cuando se levantó el cepo para personas físicas se vio claro que había una demanda reprimida de dólares, es el famoso dólar ahorro/turismo, y eso es una demanda adicional que no estaba. Más de 2.000 millones de dólares por mes. Cuando se levante el cepo a las personas jurídicas —cosa que habría que hacer porque es parte de la reforma estructural—, puede generar algún reacomodamiento en el precio del dólar y en las tasas de interés. Y, por ende, eso puede impactar de cara a 2026, suponiendo que eso ocurra a fin de este año.

Por lo tanto, el hecho de que la inflación demore en llegar a un dígito después de este 2025, donde la inflación puede estar en el orden del 28%, punta a punta, diciembre a diciembre, el hecho de que demore en llegar a un dígito en 2026 yo no lo tomaría como una mala noticia. A lo mejor falta reacomodar precios relativos, incluido el tema de cuando se levanten las restricciones cambiarias. O sea, hay un tema que es el tema de los precios relativos, de las tarifas, de los servicios públicos. Es muy interesante ver que ahora los subsidios, que llegaron a ser del 4,5% del PBI en la época del 2014, ahora están por debajo del 1% del PBI. Ese costo de subsidios está bajando, en parte mérito de que hay más oferta de gas desde Vaca Muerta y se importa menos combustible caro.

Entonces, si uno tenía subsidios por 4 o 4,5 puntos del PBI, como cuando Kicillof era ministro de Economía en 2014, uno se daba cuenta de que los precios relativos estaban totalmente desalineados, porque no se podía convivir con un gasto público vinculado a subsidios de ese orden de magnitud. Hoy el gasto público vinculado a subsidios es mucho más chico, en términos históricos, y por ende eso también es una noticia de que los precios relativos pueden necesitar reacomodamientos para adelante, pero no de órdenes de magnitud que puedan ser desestabilizantes.

"Sáquela del colchón": el día que Carlos Menem le pidió a los ahorristas exactamente lo mismo que el gobierno de Milei y Caputo

Respecto del tema del dólar, lo que me faltaba comentar es lo siguiente: desde el 11 de abril cambió el régimen. El Banco Central no ha comprado dólares en la magnitud que se había comprometido con el Fondo, pero tampoco está vendiendo dólares y perdiendo reservas, que fue lo que venía pasando hasta el 11 de abril. Por eso el esquema que se abandonó ese día era insustentable. Porque en el primer trimestre de este año, el Banco Central perdió 5.000 millones de dólares de reservas. Y desde el 11 de abril, si bien no recupera a buen ritmo, por lo menos ya dejó de perder, porque el Banco Central no vende dólares en el mercado spot. Sí vende en el futuro, y eso forma parte de este temor a flotar que comentaba antes.

Es decir, toda la dinámica de la economía es ambivalente por todos lados donde uno la mire, pero es una economía sobre la cual vale la pena pensar en cómo perfeccionarla, cómo mejorar los objetivos y los instrumentos, porque algunos de los problemas que teníamos en el pasado hoy pesan menos. Son menos lastre para el curso de la economía y sus tendencias.

Elizabeth Peger: En realidad, dos en una. Por un lado, quería volver al tema inicial de lo ocurrido ayer con esta intervención, después de casi un año, del Banco Central en la plaza de pesos. Y terminó convalidando una tasa que es todavía más alta que la que pagaba el Tesoro por las LELIQs. Por eso las habían desarmado, porque consideraban que era contraproducente para el objetivo de fortalecer el crecimiento económico. Ahora, digo: terminaste pagando ayer una tasa superior a eso, de 36%. ¿Eso es mala praxis? ¿Eso es improvisación? Y segundo: ¿cómo impacta eso en el crecimiento económico? Porque estamos enfrentando un período de contracción de la actividad, o por lo menos de tensión del ritmo de crecimiento que venían mostrando los primeros meses del año.

Sí. Empiezo por la segunda parte. Yo comenté que desde el 11 de abril el Banco Central debería haber comprado dólares, aun sin que el dólar llegara al piso. Eso no ocurrió. Y el costo de eso fue que acumulamos pocas reservas genuinas. Pero también era parte de la estrategia pensando en septiembre y octubre del gobierno, en el sentido de darle una estocada adicional a la desaceleración de la suba de precios, la desinflación. Y por eso decía que, afortunadamente, en eso hubo éxito, porque la inflación perforó durante dos meses consecutivos el 2%. En julio también podría dar debajo del 2%, aunque más cerquita del 2. Y bueno, agosto ya es distinto, porque van a empezar a influir con más fuerza estos movimientos de los cuales estábamos hablando al principio.

Nuevo recorte de fondos a los programas de ciencia

Entonces, hubo un costo de esa política de no emitir pesos contra dólares en abril, mayo, junio: que se acumularon menos reservas y la dinámica del nivel de actividad se resintió porque la expansión del crédito ocurrió a un ritmo más bajo de lo que venía ocurriendo. Es manta corta. No se pueden ver todos los objetivos a la vez.

Ahora, respecto de la primera parte de la pregunta: hay que ver hasta dónde llega el pragmatismo de la conducción económica, porque ha pasado varias veces que se decía que se iba en una dirección y después se cambiaba sobre la marcha cuando el mercado hacía ver inconsistencias en el programa.

¿Por qué no quería fijar la tasa de interés el Banco Central? Porque si el Banco Central dice que va a pagar el 36% por los pases, por los pesos que los bancos le depositan, eso es emisión monetaria. Pagar esa tasa de interés es emisión monetaria. Y eso es lo que el gobierno no querían hacer, y por eso se fueron a los instrumentos como las LELIQs. Después hablaban de determinación endógena de la tasa de interés. 36% no solo es una tasa bastante alta, sino que implica volver al principio: donde el Banco Central emitía pesos para pagar el costo financiero de los instrumentos monetarios que coloca en el mercado.

Entonces, ahora, el pragmatismo... ¿hasta dónde va a llegar? Esa es una pregunta. No tengo una respuesta. Si el pragmatismo llega hasta la consistencia de que el esquema anterior no servía, o tenía agujeros, se volverá a esa situación que es la más normal en el mundo. En el mundo, los bancos centrales sí fijan tasas de interés y corren con el costo financiero si esa tasa está por encima de la inflación.

EP: El tema es si eso no contradice un poco ese pragmatismo que tanto se empeña en mostrar Milei, en el sentido: “no compro dólares por debajo de la banda”. No sé si no pone en cuestión también eso. Me lo pregunto, ¿no?

Sí. Claramente, las recetas que a veces funcionan mejor contradicen un poco esta idea de que no hay que emitir pesos bajo ninguna circunstancia. Esa era un poco la razón por la cual no se compraban dólares inmediatamente después del 11 de abril, y es la razón por la cual se habían sacado estos instrumentos del Banco Central, y que ahora debieron reponerse. Porque, si no, el mercado se iba a poner muy encabritado. Lo que decía al principio: las tasas de interés fluctuaron muchísimo y el dólar fluctuó muchísimo en poco tiempo, y eso obviamente no es buena noticia.

Motosierra a las empresas públicas: recortan un 41% sus fondos para privatizar

¿Me permite pasarlo a una forma más simplificada, para que lo entienda quien no sabe de economía? A ver: ¿es correcto decir que si la tasa que fijó el Banco Central es 36% y la inflación anual es 25%, tenemos implícita una tasa real del 11%, que más o menos también es lo que pagan las empresas que se endeudan en dólares? ¿Existe alguna relación que podamos simplificar así o estoy siendo muy burdo?

No, esa relación es correcta. Lo que pasa es que hemos estado hablando todo el tiempo de tasas de interés de muy corto plazo, que pueden cambiar. Pero sí, efectivamente. Lamentablemente, la economía argentina hoy está conviviendo con tasas de interés que, de largo plazo, no serían positivas para el crecimiento. Es lo que rinden los bonos indexados, lo que pagan por encima de la inflación los bonos del Tesoro, que es más o menos eso, 11%. Y es lo que rinden en dólares los bonos en dólares propiamente dichos. Entonces, eso es lo que falta. Eso es parte del problema del riesgo país en 700 puntos.

Ninguna empresa tiene tasa de retorno que le permita pagar 11% de tasa de interés real, ya sea sobre inflación o en dólares. No hay negocio que lo produzca. Entonces, finalmente, más tarde o más temprano, eso es un freno a la producción y a la cantidad de empresas que quiebran.

Y quería preguntarle respecto a eso. Usted tiene el termómetro de Córdoba, es la voz de todo el interior. ¿Es correcto decir que estamos frente a una situación en la que todos los días se escucha “que Ledesma cierra una actividad”, “que Celulosa entra en quiebra”, “que Arcor descontinúa un producto del país”? Pero vamos a suponer que esas que se van las compra alguien de aquí, y eso no implica una reducción del mercado interno y el consumo. Pero empresas que discontinuán productos, cierran actividades... ¿es así? ¿O es una percepción equivocada? ¿Desde su mirada, lo que tienen es que mientras algunas cierran otras abren, y el promedio en su mayoría da positivo?

Lo que pasa es que estamos en presencia de un cambio estructural. Y venimos de 15 años de cepos. En 2011, la expresidenta impuso esas restricciones a los movimientos de divisas. Y, por ende, todo se transformó. Porque cuando uno restringe la posibilidad de que personas y empresas compren dólares, genera un exceso de pesos internamente, y eso baja artificialmente las tasas de interés. Para gobiernos que no tienen freno para endeudarse, eso es buenísimo: cazan en el zoológico los pesos, con tasas de interés artificialmente bajas. Lo cual afecta, a su vez, el ahorro y la inversión de personas y empresas.

Importar algo se volvió extremadamente caro, porque además estaba la brecha cambiaria, además había restricciones en la aduana. Y, para superar esas restricciones, había que quizás pagar sobreprecios especiales. Entonces, es un cambio estructural el que estamos viviendo. Y es muy difícil adaptarse rápidamente a ese cambio estructural. Es como si a cualquiera de nosotros nos mandaran a trabajar a Rusia y no nos dieran una capacitación de idioma.

Concretamente, el costo del dinero aumentó —pasó de ser tasa de interés negativa a tasa de interés muy positiva— y hay posibilidad de importar, que antes no la había. Mi pregunta es: ¿estos dos cambios están generando en este momento mayor cierre de empresas y discontinuidad de producción que creación de nuevos productos y desarrollo de nuevas empresas? Puedo entender el proceso que lo genera, pero ¿el resultado es ese?

En realidad, el empleo está estancado. Hay actividades en las que se genera un poco más de empleo, y otras donde se recorta. En promedio, el empleo está estancado. Y ese cambio estructura enfrenta dificultades porque, así como ese cambio copernicano en términos de apertura y tasa de interés se dio rápido, no se están dando rápido las reformas estructurales que harían más fácil adaptarse. Es decir: seguimos pagando los mismos impuestos que antes; el crédito de largo plazo sigue siendo caro; y la reforma laboral no llega.

Yo lo que estoy preguntándole es el resultado. ¿Está estancado? ¿No hay crecimiento? O sea, unas cosas cierran y otras abren, pero no hay una tendencia todavía en un sentido de recesión o de crecimiento.

Claro. La herencia de los cepos es terrible. Además, porque la productividad de la economía ha caído 15% desde 2011. Entonces, hoy, ni aspirar a más ganancia de parte de las empresas, ni aspirar a más salarios de parte de los trabajadores, no está sustentado. Porque la productividad ha caído. Y esa productividad no se recupera rápido. Entonces, es una situación compleja, donde existe posibilidad de que esas transformaciones estructurales se arraiguen, se consoliden. Pero en ese sentido, el tema de la falta de reformas estructurales —sobre todo la reforma laboral— está pesando. El tema de los impuestos provinciales y municipales pesa mucho. Hay un punto de inflexión donde lo viejo está desapareciendo, pero lo nuevo no se ha consolidado. Y esa es la situación de la economía hoy en la Argentina.

Yo creo que el tema de las reformas estructurales, sobre todo la laboral, que el gobierno decía que iba a tratar después de las elecciones, debería haberse tratado, aunque sea parcialmente, desde antes, desde ya el año pasado. Porque es muy importante. Porque la productividad depende, sobre todo, de la formalización del empleo. Que los trabajadores estén en relación de dependencia. Porque tenemos un problema de capacitación enorme. Pero si todos los trabajadores son informales, esa capacitación nunca ocurre. El trabajador formal recibe una capacitación que el informal no recibe, y que por ahí las instituciones educativas tampoco están en condiciones de darle.

Ese tipo de cosas son fundamentales. Sectorialmente, Argentina tiene Vaca Muerta, que muchos lo miran como algo vinculado a más exportaciones, y en realidad lo más importante es que puede generar una ventaja competitiva muy diferenciada para las industrias intensivas en el consumo de gas. Es lo que pasó en Estados Unidos después de 2010.Ahí hubo un montón de actividades industriales —para las cuales el costo del gas es importante como insumo— que se recuperaron, que crecieron. No compensaron totalmente la desaceleración en otros sectores, pero fueron un soporte muy importante para la actividad industrial. Entonces, esas cosas están como llegando, pero en el día a día es más fácil globalizarlo que experimentarlo, por el momento.