Jorge Fontevecchia y Julia Mengolini dialogaron sobre las persecuciones digitales. Desde su programa en Futurock, la periodista y abogada sostuvo que la violencia discursiva de Milei hacia las mujeres “es bastante evidente”. “Sus seguidores me amenazan con cortarme el cuello, tirarme desde un avión, descuartizarme”, denunció en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). Para Mengolini, las agresiones en el mundo digital provienen de una “organización” coordinada, con posible financiamiento estatal: “No es difícil de probar que hay fondos públicos detrás de esto”.
Julia Mengolini es periodista, abogada y escritora. Además creó y dirige Futurock.
¿Por qué creés que, si bien vos fuiste crítica desde incluso antes de que Milei fuera electo presidente, en los últimos meses concentraron el ataque hacia vos? ¿A qué lo atribuís?
Es una pregunta difícil, Jorge. La verdad, yo creo que hay veces que hay un componente bastante arbitrario. Hay que asumirlo. Creo que en todas las decisiones, en todo el discurso de Milei, no es que hay siempre coherencia o siempre una explicación muy concreta. Yo sí creo que tiene que ver con un posicionamiento, obviamente opositor, que nosotros tenemos contra las políticas de Milei. También con una construcción muy independiente de nuestro medio de comunicación, que se sabe que se sostiene principalmente por el aporte de sus oyentes, y eso hace que no tengamos ningún condicionamiento.
Bueno, parece que este tipo de construcciones, que también fue inspiradora para otros que vinieron después, con métodos similares de financiamiento, molesta. Molesta mucho. Y después también es como te digo: un componente arbitrario, seguramente que lo hay; un componente misógino, porque hay que decir que, si bien Milei ataca a cualquier periodista que se le oponga o lo critique, al menos un poquito, la hazaña con las mujeres es bastante evidente. Es evidente. Por más que uno diga “no, bueno, también…”, pero es evidente. Es mayor. Es mayor el nivel de agresión, de insulto, cómo nos caen también con sus hordas, con sus milicias digitales, de una manera y con unos insultos que los varones, la verdad, al final nunca terminan de sufrir tanto. La amenaza de la violación, o decirte “fea, incogible, gorda”… Todo ese tipo de cosas son propios de la misoginia.
Mi pregunta va también por tu condición de abogada. En líneas generales, la mayoría de los colegas han soportado críticas de distinto grado -quizás no tan grande como la tuya- pero, de cualquier manera, lo suficientemente graves como para empujar a hacer juicio. Y solamente lo hizo Jorge Lanata. Lo hicimos nosotros, que siempre hicimos juicio, así que nuestro caso no es novedad, lo hicimos con todos los gobiernos. Y vos… ¿el hecho de que seas abogada te impulsó más a llevarlo a la justicia y resolverlo en la justicia?
Y… por ahí puede ser que sí. También una firme convicción, sobre todo con que hay que poner un límite. Lo que yo creo es que, si bien somos muchísimos los agredidos y los insultados -y de peor modo, porque digo: ser un jubilado que, de repente, tiene que elegir entre los medicamentos o la comida, es mucho más violento todavía que lo que hacen conmigo-, pero el último episodio, el que involucra la creación de videos con inteligencia artificial, videos pornográficos que establecen además una relación incestuosa con mi hermano… Digo, es de un nivel también tan inimaginable de siniestro, que yo creo que lo sentí en un momento también como una suerte de misión, como decir: “Bueno, vamos a empezar a establecer un límite. Vamos a decir que este tipo de cuestiones son delito”.
Y no es difícil de encuadrar como delito. Acá hay intimidación pública, hay incitación al odio, hay amenazas coactivas. Porque también lo que yo quiero contar es que, mientras Milei hace 93 tuits contra una periodista en un lapso de pocas horas… bueno, a mí, en paralelo, sus seguidores me empezaron a mandar, a través de todas las formas en las que se les ocurrió que me podían llegar, mensajes que contienen amenazas: amenazas de muerte, amenazas de daño físico, amenazas de cortarme el cuello, de tirarme al río desde un avión, de descuartizarme, de que yo aparezca en una zanja. Y esto: mucho, mucho, mucho.
Algunos de estos, además, fueron identificados. Con lo cual, nosotros al juez también le estamos diciendo: “Acá hay un señor que encabeza una organización, que es el Presidente de la Nación, que tiene además como objetivo la intimidación pública, la incitación al odio… Estos seguidores me amenazan en concreto. El delito de amenazas coactivas tampoco es difícil de advertir”.
Y, por último, también una malversación de recursos públicos. Porque detrás de esto tampoco es difícil de probar que hay fondos públicos puestos para que se genere toda esta organización con milicias digitales. Posiblemente también se pruebe asociación ilícita. Porque nosotros también, en nuestra denuncia, tenemos armado un mapa de quiénes son las personas, quienes son los primeros que empezaron a tuitear, los que generaron el video con la inteligencia artificial, los que le dieron difusión.
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Acá hay un montón de gente muy bien identificada que dejó los deditos muy pegados. Y también, es como te digo: muy fácil de advertir que hay una organización detrás. Una organización, sí. Ahí donde se podría incluso encuadrar, es decir: una red de personas que se coordinan con estas herramientas con un objetivo muy concreto. Es el ensañamiento sobre mi persona. Es amenazarme. Y, obviamente, que también acá tenemos una cuestión de libertad de expresión, un derecho que a mí me protege. Porque, además de todo esto, soy periodista.
Te agrego un elemento más a la arbitrariedad. En determinados casos, uno puede decir: “Bueno, esto parte de una estrategia. No digan lo suficiente los periodistas…”, copiado de algo que hizo Trump en su momento, con las particularidades de época y de geografía. Uno puede decir: “No, bueno, hay arbitrariedad, hay locura…” hasta uno podría llegar a plantear: “hay racionalidad”. Pero yo agregaría un elemento más a esos componentes que desde ya están, que es la ignorancia.
Una de las cosas que me llama la atención cada vez que hemos hablado de estos temas a lo largo de este año y medio con distintos juristas es la ingenuidad de creer que si uno retuitea algo no es responsable. Cosa que los periodistas sabemos desde hace siglos: que nuestra responsabilidad no es simplemente por lo que decimos, sino también por lo que dicen terceros que nosotros publiquemos. Hemos perdido juicios hasta por cartas de lectores.
En la televisión y en la radio en vivo es distinto, porque la gente no puede controlar lo que va a decir un tercero. Pero en la prensa escrita, sí. Es decir, el medio es responsable por la reproducción de los dichos de terceros. Si nosotros publicamos en un diario una mentira que produce un daño muy grande a una persona, somos tan responsables por los dichos de esa persona, un tercero, como el que lo dijo.
En el caso de Internet, parece haber una ignorancia. Que, de hecho, Milei la reafirmaba siempre: “No, es un RT”. Él dice. Y no se da cuenta que, haciendo eso, está siendo tan responsable como el que lo dice. Como el que te dijo: “Te vamos a cortar la cabeza, tirar desde un avión…”. O sea, el que reproduce eso es tan responsable como el que lo emite por primera vez. Entonces, digo: hay ignorancia jurídica.
Bueno, es que también te diría esto, Jorge: hay poca jurisprudencia, hay pocas leyes, hay pocas legislaciones. O sea, nosotros, para poder denunciar penalmente al Presidente y a su organización, nos valemos de unos tipos penales que existen en el Código Penal, que tienen mucha antigüedad y que, además, entendemos que nos sirven… Pero al mismo tiempo advertimos que el mundo digital queda en una suerte de impunidad. Porque todavía no se termina -no solamente desde la cuestión formal, en términos de que faltan leyes, falta jurisprudencia-, sino incluso desde un punto de vista social es como si la violencia digital no fuera tan violenta. Bueno, pero eso es lo que tenemos que empezar a discutir.
Pero esa falta es ignorancia. Acordate: van a terminar todos condenados. Acordate lo que te digo. Nosotros tenemos condenas de los años ‘90 por cartas de lectores. Pero como vos bien decís: la Justicia tiene el Derecho tiene tipificado esto de hace mucho tiempo: la calumnia, la injuria, la reproducción de calumnia y la incitación al odio.
Amenazas coactivas. Las amenazas coactivas. Por ejemplo: si un tipo a mí me escribe por Instagram y me pone: “Te voy a cortar el cuello", así sea lo último que haga, bueno, está bien. Eso es una amenaza, aunque me lo estés escribiendo por Instagram. Es una amenaza como si me lo hubiese escrito con una carta o como si me lo hubiese dicho en la cara. Es una amenaza. Queda ahí, plasmado. Y eso, hay que empezar a comprenderlo como lo que es.
Exacto. Pero creo que hay una ignorancia respecto de las consecuencias jurídicas que tiene publicar en las redes sociales de la misma manera que sería publicar en los medios tradicionales.
Déjame hacerte una pregunta que tiene que ver con Futurock en general. Cuando Trump se la tomó con el New York Times, aumentaron las suscripciones del New York Times. Yo recuerdo una época en Perfil que, medio irónicamente, con una especie de autosentido pésame, decíamos que Néstor Kirchner era el director de marketing de Perfil, porque su enojo con nosotros hacía que nos visibilizara más. ¿Qué pasó estas semanas con tu audiencia?
Te quiero decir que la semana pasada fue una semana espectacular para el crecimiento de la comunidad. Tuvimos muchísimas, arriba de unos 1500 socios nuevos y eso para nosotros es un numerazo. Así que le queremos agradecer muchísimo a toda la gente que se acercó. Se dieron cuenta de que también está muy bien expresar la solidaridad, que es absolutamente fundamental para darnos valor, para que no nos callemos, para que no nos amedrenten. Darnos valor y darnos fuerza moral. Y que también, materialmente, es importante que nuestro medio nos lo pueda sostener nuestra audiencia, que es lo que nos otorga, como te digo siempre, la libertad y la independencia con la que contamos.
Nosotros vivimos de esto. Vivimos de las suscripciones. Y además, ¿viste que ellos, entre todas las operaciones que nos hacen, cada tanto nos ponen “PautaRock” y siempre insisten en “ellos cobran pauta”? Entonces sacan algunos números de algunos lugares. Algunos son reales, pero la verdad es que no son números ni siquiera desequilibrantes para absolutamente nadie. Las pautas para nosotros van y vienen. Obviamente que son un ingreso más, pero el 75% de nuestro ingreso lo explica lo explica la comunidad de oyentes, que decide poner un poquito de lo suyo todos los meses. Eso es lo que hace que Futurrock sea también, en su modelo de sostenibilidad, tan importante. Y sí, fue increíble. Nos hicieron un enorme favor. La gente se acercó a querer expresar de esa manera su apoyo.
Una reflexión, salvando la gigantesca distancia: le está pasando lo mismo a Lula con Trump. Cuando Trump comenzó a criticar, a decir que Canadá tenía que ser una provincia de Estados Unidos, el candidato que estaba último, y era el más antitrampista terminó siendo el primero.
Y Lula, que la estaba pasando mal en Brasil en este momento, hasta Tarcísio sale a apoyarlo. Porque, obviamente, si Trump le quiere poner aranceles a Brasil, todo Brasil se tiene que unir detrás de Lula. Creo que todo el periodismo se está uniendo detrás de Futurock.