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CRISIS CLIMÁTICA

La Era de la Ebullición en Argentina: tres episodios que reactivan las alarmas

Mientras se derrite el hielo antártico y desaparece un glaciar en Bariloche, la ciudad de Buenos Aires registró ayer el comienzo de agosto más cálido de su historia.

La Era de la Ebullición
La Era de la Ebullición | Télam

El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió la semana pasada que “la era del calentamiento global ha terminado; ahora es el momento de la era de la ebullición global”.

Fue después de que se confirmara que julio sería el mes más cálido jamás registrado: 16,95 grados de temperatura media global, contra los 16,63 de julio de 2019. Mientras el hemisferio norte atraviesa un período de calor extremo nunca antes visto, los signos del calentamiento también se potencian a este lado del mundo.

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Con más de 30 grados, la ciudad de Buenos Aires atravesó ayer el comienzo de agosto más cálido en 117 años de datos oficiales. El anterior había sido en 1942, con 24,6°C. “Desde el 21 de agosto de 2014 no superábamos la barrera de los 30 durante el invierno”, completó el Servicio Meteorológico Nacional.

Por otra parte, la Antártida registra los niveles de hielo más bajos para esta época del año en casi medio siglo. Los científicos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve estadounidense estimaron que están 2,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio de referencia: una disminución de un área casi tan grande como la Argentina.

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La reducción es progresiva y sostenida, aunque “eso no implica que haya habido un desprendimiento”, aclaró a Infobae Sebastián Marinsek, jefe del Departamento de Glaciología del Instituto Antártico Argentino. El experto también confirmó que varios glaciares de la Antártida están perdiendo hielo por culpa del aumento de la temperatura global.

Lo mismo pasa con otro glaciar patagónico, el Ventisquero Negro, a 90 kilómetros de Bariloche. Si a principios de los 90 las fotos al pie del cerro Tronador mostraban cómo sus clásicas “morenas” negras llegaban hasta la altura del mirador turístico, hacia 2009 esas formaciones habían desaparecido para dar lugar a una fragmentación en pequeños témpanos.

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Las fotos actuales revelan un lago verdoso de 70 metros de profundidad: el frente del glaciar ya no existe. “El signo más evidente del acelere que tiene el cambio climático es la pérdida alarmante de glaciares, que lleva a la pérdida de un ecosistema particular, con un trastorno enorme para la biodiversidad”, confirmó a Clarín la investigadora del CONICET Beatriz Modenuti.

“El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es sólo el principio”, insiste el secretario Guterres, para quien la única sorpresa es la velocidad a la que están sucediendo las cosas. Las consecuencias son “niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias que huyen de las llamas y trabajadores que se desmayan bajo el calor abrasador”.

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Los países desarrollados, principales contaminantes, son también los principales responsables. “Los seres humanos pueden elegir su propio futuro”, recordó el presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Jim Skea. Es la hora de las decisiones fuertes.

AO JL