Gimnasia se preparaba para una fiesta en el recibimiento a Boca por una nueva jornada del fútbol argentino en un partido cúlmine por la persecución del título en la recta final del certamen. Todo eso quedó en la nada luego de Mastrangelo, árbitro del partido decida suspender el encuentro a los nueve minutos de que este haya comenzado.
Una inmensa nube de gas lacrimógeno invadió el estadio impidiendo un normal desarrollo del encuentro, generando entonces que el juez del encuentro en acuerdo con las autoridades de AFA determinen la suspensión del partido. Era tal la cantidad de gas lacrimógeno en el aire que los protagonistas no podían respirar con normalidad, misma situación para los fanáticos presentes en el Juan Carmelo Zerrillo.
¿Qué fue lo que sucedió puertas afuera cuando el partido ya había comenzado?
El estadio de Gimnasia (LP) tiene capacidad para 30.000 espectadores y las autoridades del club y efectivos policiales afirmaron que este ya estaba en el 100% de su capacidad, negando el ingreso a las más de 8.000 personas que se encontraban en las inmediaciones con la intención de ingresar.
Algunas versiones arrojan que el club permitió la sobreventa de entadas para el partido, situación la cual el club desmiente, afirmando que no se llegaron a vender la totalidad de los boletos y que el problema que generado por la incompetencia del cuerpo policial.
En consecuencia, con el clima caliente empezaron los disturbios entre los fanáticos fuera del estadio y la policía. Testigos aseguran que la violencia se desencadenó luego de que un policía empuje a una niña, generando la respuesta de un grupo de hinchas. Una lluvia de piedrazos de los fanáticos en contra del grupo de seguridad generó la respuesta con gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar.
Lamentablemente, este enfrentamiento entre la policía y los hinchas que no pudieron ingresar al estadio arrojó diversos heridos y un muerto. César Regueiro, hincha del Lobo, perdió su vida a los 57 años, producto de un paro cardiorespiratorio en su trayecto al hospital San Martín allí en La Plata.
Cuando parecía que la violencia terminaría, sucedió lo contrario. La gente dentro del estadio comenzó su partida y la policía continuó con la represión. Era tal el descontrol que el gas lacrimógeno y los balazos de goma tomaron el protagonismo en las inmediaciones del estadio.
Sabiendo de esta situación, muchos fanáticos se quedaron dentro del estadio, algunos en las plateas y otro dentro del campo de juego, intentando cubrirse sus rostros, con los ojos sufriendo el ardor del gas lacrimógeno.
La violencia golpea nuevamente al fútbol, arrojando otra víctima fatal en un partido que tenía todos los condimentos para ser un verdadero espectáculo en la pelea por el campeonato.
FM PAR