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Elecciones en Francia

Macron, segunda temporada

La victoria del actual Presidente sobre Marine Le Pen tiene varias aristas y un solo significado: la preservación de la democracia y del europeísmo.

Emmanuel Macron
El presidente francés, el centrista Emmanuel Macron | AFP

La victoria de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen tiene varias aristas y un solo significado: la preservación de la democracia y del europeísmo.

Francia es el único país nuclear de Europa, ocupa una banca permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y, a diferencia de Alemania, dispone de independencia energética. Esas tres características le permiten a Macron plantarse de igual a igual frente a Vladimir Putin, más allá del fracaso en impedir la invasión rusa a Ucrania.

Desde la Revolución Francesa de 1789, el país de Macron marca tendencias que no siempre impactan en sus vecinos, pero, en caso de haber ganado Le Pen, podrían haber paralizado el proceso de integración de la Unión Europea. En un quinquenio, marcado por las revueltas de los chalecos amarillos, cual síntoma de disconformidad con su gestión, Macron recibió un testigo. El de la excanciller alemana Angela Merkel. Nada menos.

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El resultado de la segunda vuelta de las presidenciales, contra Le Pen, pudo ser más exiguo que en 2017, cuando la diferencia a favor de Macron frente a ella, de 32 puntos, le permitió convertirse en el presidente más joven de la historia desde Napoleón Bonaparte. Bajó ahora a cuatro puntos: en números redondos, 58 a 42.

La desafección política no sólo se vio reflejado en la sociedad, tocada como otras por los estragos provocados por la pandemia, sino también en la virtual extinción de los partidos de derecha e izquierda tradicionales. El índice de abstención, del orden del 28%, resultó ser el más alto desde 1969. Un síntoma del malestar, también frecuente en otras latitudes.

Sin socialistas como François Mitterrand y François Hollande ni republicanos gaullistas como Valéry Giscard d’Estaing y Nicolas Sarkozy, muchos partidarios de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, un millonario de izquierda que estuvo a punto de arrebatarle el segundo lugar a Le Pen, se inclinaron por un presidente que abominan antes de convalidar el ingreso en el Elíseo de la derecha nacionalista radical. “Ni un voto para Le Pen”, ordenó Mélenchon a los suyos.

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En 1974, D’Estaing y Mitterrand pasaron a la segunda vuelta, como Macron y Le Pen. Era la primera vez que los candidatos no representaban a ninguno de los dos grandes partidos. En 2002, Chirac se rehusó a debatir con Jean Marie Le Pen, el padre de Marine. Terminó ganándole.

En estas elecciones, desde Macron y Le Pen hasta la ultraizquierda de Mélenchon y la ultraderecha de Éric Zemmour exaltaron el legado nacionalista y conservador de Charles de Gaulle, como si su biografía fuera fácil de adaptar al relato de cada uno de ellos.

A menudo es más fácil votar en contra que votar a favor.

AVS PAR