El líder de Encuentro Republicano Federal, Miguel Angel Pichetto, se refirió a la condena contra Cristina Kirchner y consideró que la situación no es conveniente para el gobierno. “Les convenía más el escenario de la participación electoral y tratar de propiciar una derrota en el plano electoral”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Miguel Ángel Pichetto es diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Fue electo en el año 2023, con mandato hasta 2027, presidente de Encuentro Republicano Federal. Fue uno de los titulares de la Auditoría General de la Nación, candidato a vicepresidente en las elecciones de 2019, senador nacional entre 2001 y 2019, consejero de la Magistratura entre 1998 y 2005, y comenzó su primer cargo en la política importante: fue intendente de Sierra Grande, de su provincia de Río Negro, en 1985.
Escuché con mucha atención cuando vos le explicabas a los jóvenes actuales, que no recordaban el momento de la estatización de YPF, cuál era la situación en el momento de la estatización de YPF y el grado de apoyo que tuvo esa medida, y que hoy pareciera marcar cómo cambió la Argentina en los últimos 15 años. Me gustaría que vos compartieras con nuestra audiencia lo que dijiste ayer en el Congreso y que lo ampliaras y lo actualizaras.
Tiene que ver con que a veces se analizan los actos de la realidad sin comprender las acciones del pasado y sin conocer la historia. Este es el problema de algunos jóvenes parlamentarios y de algunos colegas tuyos que salen a jugar haciendo oficialismo dramático y a tratar de analizar el tema con mucha ligereza. Y además, esos comentarios provocan perjuicio, en términos de que abonan el camino de los acreedores.
Yo me despojo de cualquier contenido emocional. No hago política emocional. Me molesta cuando, en la plaza, gritan "¡Argentina, Argentina!", porque generalmente ocurren después los peores disparates. Me hace recordar a la plaza de Galtieri. Pero no analizo este tema únicamente en el marco de la soberanía, sino también en el marco jurídico.
La expropiación que se hizo en esa oportunidad, en el año 2012, tenía que ver con una coyuntura muy compleja que ya vivía la Argentina en donde empezábamos a importar combustible, gasoil, gas, progresivamente: de 3.000, 4.000, 5.000 hasta 10.000 millones de dólares.
Y en donde, además, también aparecía el dato nuevo, muy novedoso, en una reunión del G20, donde el propio presidente Barack Obama le comentó a la presidenta argentina que Estados Unidos había detectado —a través, seguramente, de la tecnología digital y satelital que tiene— un yacimiento muy importante de petróleo y gas en el esquema del shale gas que ellos tenían en California, en la Patagonia argentina.
Entonces, el marco era una empresa como Repsol, que no invertía en la Argentina, que estaba haciendo inversiones en África, que retiraba utilidades y que, además, teníamos una demanda de importaciones que nos afectaba fuertemente la balanza comercial y provocaba, indudablemente, un desfinanciamiento y un desorden fiscal realmente muy, muy grave.
Esas eran las circunstancias que llevaron a la estatización. La estatización fue del 51% para controlar la empresa, recuperar el control político de la conducción empresaria y las decisiones futuras respecto al panorama que se le abría a la Argentina, que era muy bueno. Y hoy mismo, para Milei es muy bueno.
Porque estamos cerca de la autosuficiencia, independientemente de esta crisis menor, que hoy no tenemos gas en algunos lugares, pero producto del frío y algunos temas que tienen que ver también con la logística y con la falta de infraestructura en algunas obras.
Pero la Argentina ha logrado prácticamente la autosuficiencia hidrocarburífera y va camino a tener superávit comercial en las exportaciones. Hay proyectos realmente interesantes de empresarios argentinos. Bulgheroni va a poner dos barcos gasificadores. En fin, hay una historia atrás. ¿Y cómo fue la votación?Con amplias mayorías.
El peronismo y el radicalismo —que era la fuerza opositora dominante—, más otros sectores de la vida pública, votaron masivamente. El voto fue superior a los dos tercios en las dos cámaras. ¿Y qué pusimos además en la ley? Porque esto es lo que viene a plantear el fortalecimiento a la Argentina respecto a la decisión que tomó la jueza Preska.
La ley 26.741, que es la ley de expropiación, en el artículo 10 dice claramente que, para disponer en el futuro —independientemente del gobierno que esté— de las acciones que han sido expropiadas, me estoy refiriendo al 51%, se requiere el voto de dos tercios de cada cámara.
Después, si querés, hablamos del 25% del Grupo Petersen. Que es el Grupo Petersen, no Eskenazi, esa es la familia es la propietaria. Pero el 51% además se pagó. No fue una expropiación hecha al estilo Chávez, donde se dijo "exprópiese" y no se pagó. Se pagó, y hubo una conformidad también de los españoles. Por tanto, esta es la historia.
Hay que tener cuidado con las cosas que se dicen en el Congreso, porque después se saca el video y se presenta en el juzgado de Preska. Lo que nosotros planteamos —y es una herramienta que también se la ofrecemos al gobierno, porque esto está más allá de los partidos— es una ratificación, un proyecto de resolución ratificando el artículo 10, que establece que, para disponer de las acciones que fueron expropiadas en esa oportunidad —ese 51%—, se requiere dos tercios de cada cámara.
Lo cual hace que la sentencia de Preska sea un hecho de imposible cumplimiento. Estos fondos y estos estudios se llaman “buitres”, porque compran procesos judiciales complejos de demanda contra estados —estados africanos, el Estado argentino también ha sido víctima de estas demandas. Litigar es fácil. Tener un resultado favorable en Nueva York también es fácil.
Porque, ¿qué está mirando la jueza Preska? El estatuto. Y lo que debería haber habido también, en el marco de la expropiación o a continuidad —y este es el tema que indudablemente presenta hoy el problema—, es que se debería haber hecho una oferta al Grupo Petersen en los porcentajes que tenía ese grupo como empresario nacional, o haberlo incorporado como un sujeto privado a la épica y a la transformación de YPF conjuntamente con el Estado.
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Eran los dos caminos. Lo que hubo es una ruptura del gobierno de ese tiempo —de la presidenta— con este grupo. E indudablemente este grupo entró en un plano de insolvencia, de concurso preventivo y quiebra, y terminó transfiriendo los derechos judiciales a este grupo, Burford.
La verdad, deberían haber optado por privilegiar a la Argentina en la venta de estas acciones. Tendría que haberle ofrecido el derecho preferencial a la Argentina de la compra. Pero bueno, todo esto es pasado. Lo que estamos hablando es que la estatización del 51% fue una estatización correcta en el marco de una crisis energética profunda, de importaciones graves y de una situación que se abría hacia el futuro como algo altamente importante para que el Estado recuperara la capacidad de conducción y el marco estratégico de los hidrocarburos.
El futuro de la Argentina está en el gas, en la nafta, en la minería. Ahí está la posibilidad de equilibrar la balanza, de tener superávit y de recuperarnos como país, junto con el sector agropecuario industrial exportador, que es una de las bases más potentes. Esta es la historia.
Entonces, el proyecto que presentamos —si al gobierno le viene bien y lo quiere— podemos sacar una resolución unánime que diga que el Congreso no va a votar nunca los dos tercios. Y que la señora —con todo respeto lo digo— la jueza Preska va a tener que buscar otro activo o otro marco de negociación.
Acá piden 16.000 millones. Esto es otra instancia de la apelación del gobierno. Va a tener que apelar el gobierno en la Cámara. Me parece una suma totalmente desmedida. Está hecha sobre la base de acumulación de intereses desde el punto de vista de cuándo se provocó el daño. En fin, hay un conjunto de temas que todavía son materia de apelación ante la Cámara. Además de seguir litigando, en algún momento habrá que arreglar por mucho menos de lo que están demandando.
Miguel Ángel, resulta ilógico para el lego que si se trataba del 25% de las acciones, luego el reclamo termine dando el 51% de las acciones. Un disparate desde todo punto de vista. O los 16.000 millones, otro disparate.
Entonces, mi pregunta es —va pregunta y conjetura, a ver si la compartís— en el sentido de que la actitud del gobierno, del presidente y, como decís, desgraciadamente de nuestros colegas, ataca la estatización que se hizo en aquel momento, de alguna manera dándole la razón o justificando el disparate de la jueza neoyorquina. Porque en el fondo lo que quieren es entrar en la interna y criticar a Kicillof.
Si, miran la elección de octubre. No miran los intereses nacionales. Y además, también hay ignorancia. El problema de la Argentina es que nadie sabe de historia. No hablemos de la historia del siglo pasado o la del siglo XIX, sino de la historia reciente. El problema es la historia siempre. No leen, no se informan y no son responsables. Algunos de tus colegas no son responsables.
Y en ese sentido, Miguel Ángel, otra de las situaciones paradójicas es que, si se cumpliera el estatuto que pide la jueza Preska —que indica que aquel que compre más del 15% debe ofrecer al resto comprar o terminar comprando el 100%—. Si así fuera y si Burford se queda con el 51%, tendría que comprar el 49% restante para cumplir el estatuto, lo que resulta también de imposible cumplimiento.
Todavía yo creo que faltan acciones. Creo que hay una acción que hay que plantear ante la Corte. Me parece que hay un camino todavía judicial y hay también un camino de negociación. Estos juicios en Nueva York pueden ser fáciles de ganar; lo que siempre es difícil es cobrar. Argentina no se puede ir del mundo. E
n algún lugar habrá que arreglar, y seguramente el acuerdo será por mucho menor monto de lo que establece esa sentencia. No hay ninguna posibilidad de que Burford pase a ser el dueño de la empresa y se quede con el 51% de las acciones. Primero, porque el Congreso nunca va a votar una ley que les permita hacerse cargo de las acciones.
Así que me parece que ese es el mensaje que hay que enviarle a los tribunales de Nueva York, a la señora Loretta Preska, que indudablemente me parece que ha avanzado de una manera muy agresiva con un activo que no puede ser entregado. Pero no porque aparezcan las emociones argentinas, sino porque la ley establece claramente que hay que cumplir con la ley, y para hacerlo hay que tener dos tercios en cada cámara.
Entonces entremos a la cuestión de fondo. Se utiliza el fallo de esta jueza como parte de la campaña interna para mostrar a un Ejecutivo que resuelve los problemas que creó en el pasado la oposición, encabezada en este momento en la provincia de Buenos Aires por Axel Kicillof. Entonces, me gustaría entrar en la cuestión de fondo. ¿Cómo ves vos que se está desarrollando esta campaña política de los próximos dos meses? Y vamos a tener dos meses muy altisonantes. A lo mejor nosotros lo estamos viendo con cierto grado de paranoia, de que crece de alguna manera, dijimos, crece la locura tanto en el gobierno como en el sector más duro de La Cámpora.
Bueno, hay un dato que no se puede dejar de analizar, porque si no no estaríamos analizando correctamente los eventos que están sucediendo en Argentina. Acá hay un cambio en el escenario, que es la detención, la prisión de Cristina Fernández de Kirchner. Yo no voy a hacer la defensa de la expresidenta, pero este es un dato. Lo analizo desde la política.
Me parece que esto ha endurecido los términos de los sectores más duros del kirchnerismo y también los ha abroquelado con sectores duros de la izquierda. Y la confrontación, también por parte del gobierno, sigue siendo extrema. Por lo tanto, estamos en un escenario de colisión. Y fijate que el evento del Congreso hay que mirarlo también con un poquito de pensamiento lateral.
Este escándalo, podemos decirlo… qué sé yo, la agresión hacia Espert —que también no mide sus palabras—. Acá nadie… la palabra tiene un valor. Tiene un valor en boca del ministro de Economía cuando se hizo el malo diciendo: “Compren dólares”. Tiene un valor. Al otro día, compraron todos dólares. La palabra siempre tiene valor en la política.
Lo que quiero decirte es que este escenario también es un escenario funcional al kirchnerismo. Porque la polarización, este enfrentamiento, esta agresión de un lado hacia otro, tiene la política, digamos, de un esquema radicalizado del oficialismo y de la oposición. Que la única oposición sería el kirchnerismo. Cuando, en realidad, acá hay en los distritos escenarios de centro que van a empezar a gravitar. Y hay también la necesidad imperiosa de que en la Argentina aparezca un centro democrático.
No hablo de la tontería de la "avenida del medio", toda esta pavada que siempre se habló, estoy hablando de un centro republicano. Un centro republicano con ideas capitalistas productivas, con orden fiscal, con visión productiva, con defensa de la empresa nacional, con diálogo en la Argentina, con un camino hacia la unidad de los argentinos.
No hay destino para el país con un esquema de confrontación que responde a la estructura histórica que hemos vivido desde el siglo XIX. No te olvides que los ejércitos unitarios y federales de Rosas llevaban un regimiento de degolladores. Cuando terminaba la batalla, entraban los degolladores. Está es la Argentina. La Argentina violenta de los 70 era Argentina. Los muchachos de Montoneros se ponían uniforme y también, con la cruz en la mano — porque todos eran católicos— mataban gente. Y el Ejército, lo mismo. Esta es la historia de la Argentina.
Digo, nosotros tenemos que caminar hacia un proceso de reconstrucción de la confianza, de la unidad, de la reconciliación de los argentinos, de un proyecto de país, del Estado-nación. En fin, me parece que este es el gran desafío que tiene la política en esta coyuntura y de cara al futuro.
Miguel Ángel. El hecho de extremar los extremos, por ejemplo que personas de La Cámpora, que integran parte del gobierno de Quilmes, lleven bolsas de estiércol a la casa de Espert…
Sí, también muy malo eso. Pero también empieza mal cuando él agravia gratuitamente a la hija. Porque las acciones de los padres no tienen que trasladarse a los hijos. Eso fue un agravio gratuito que, además, le fue mal. Le fue muy mal. Pero bueno, algunos quieren, en el gobierno, el oficialismo, el propio ministro de Economía, —que no era así, era un tipo más razonable— trata de parecerse al jefe. Y Espert también. Y me parece que eso también le genera problemas al gobierno y al oficialismo.
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Mi pregunta es si el que los extremos se extremen no crea mayores condiciones de posibilidad al surgimiento de ese centro republicano que vos mencionás. Y cada vez más gente, de un sector y del otro —lo que sería el voto blando del kirchnerismo y el voto blando de La Libertad Avanza— empieza a decir: “Bueno, me siento representado por esta gente”, y crea las condiciones de posibilidad mayores al surgimiento de ese centro republicano.
Yo creo que hay mucha necesidad, y hay posibilidades ciertas de que eso ocurra. Porque tampoco la alternativa a Milei puede ser la reaparición de Grabois, de Pérsico, de los movimientos sociales, de la izquierda dura al lado del kirchnerismo. El peronismo tiene que construir una alternativa democrática dentro del sistema, una visión productiva capitalista, como siempre hemos sostenido.
Dejar de lado el Estado presente, este estúpido, que repartía planes y que cortaban la calle. En fin. Y el gobierno nacional también debe dejar de lado la confrontación, el ataque a periodistas. Eso creo que no le sirve a la Argentina. Puede ser que sea un éxito momentáneo, puede servir a lo mejor hasta para una elección de medio término, ganar en algún distrito. Pero en términos del mediano plazo, del futuro del país, es muy negativo eso.
Claudio Mardones (CM): Terminó la sesión, se cayó estrepitosamente, quedó en un segundo plano que la oposición logró dos emplazamientos que lo ponen en una situación incómoda para Espert a partir del 8 de julio. Pero después Pablo Juliano, de Democracia para Siempre dijo directamente: “Esto fracasó porque hubo un acuerdo entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo”. ¿Usted coincide con esa lectura? Y si coincide, ¿cuáles son las razones de ese acuerdo?
No sé si un acuerdo. Lo que sí, que los eventos favorecieron al gobierno, aun cuando el señor Espert va a tener que abrir la Comisión de Presupuesto para tratar el tema del Garrahan y para tratar el tema de las universidades.
Eso es lo que se ha logrado en esta sesión truncada. El tercer punto era retenciones. Yo no sé si el kirchnerismo quería tratar retenciones. Lo que sí creo es que ha sido funcional para ambos, porque eso los muestra en la superficie como que el oficialismo es Milei, es la única alternativa. Y del otro lado está el kirchnerismo con toda la acción dura, radicalizada.
Bueno, esto sirve por ahora. Pero porque deja fuera lo que planteaba recién Jorge: una alternativa racional, responsable, que la sociedad va a buscar inevitablemente. Porque la sociedad es como esos ríos de montaña que abren su camino, y que más temprano que tarde va a buscar un escenario de salida en donde todo lo que hemos conversado —el diálogo, la revalorización de la política, la construcción de un proyecto común para el país— eso inevitablemente va a estar.
Y es inevitable que ocurra. Los pueblos no se suicidan. Pueden vivir determinadas circunstancias, luego encuentran el camino, encuentran las posibilidades, fortalecen nuevamente el pacto democrático.
Me parece que, a ver…El gobierno tiene un problema con la prisión de Cristina. Y no estoy defendiendo ni estoy analizando el fallo judicial, que para mí tiene un problema estructural en la doble condena de la inhabilitación. Lo dije ayer en un programa y no lo quiero dejar de decir: si la condenaron por seis años, ¿por qué la inhabilitación es absoluta y perpetua?
Yo no entiendo a los abogados, los abogados que tiene la señora. No entiendo. Pero bueno. Lo que quiero decir es que es un problema político, independientemente del fallo del proceso. Ayer estuvo Lula, el presidente de Brasil, y bueno, ese tema está abierto. Es un tema nuevo también para el análisis de la política.
CM: ¿Y usted cree que además de ser un problema el gobierno no lo está manejando bien?
No diría que no lo está manejando. Diría que se le apareció. Yo creo que el gobierno no quería que apareciera este tema. La verdad, creo que no les convenía. Creo que les convenía más el escenario de la participación electoral y tratar de propiciar una derrota en el plano electoral. Había quedado reducida una candidatura en la tercera sección electoral.
CM: Exacto. Muchos creían que eso era un repiegue prácticamente.
Bueno, acá hay una supremacía del Poder Judicial también que provoca un desequilibrio en el sistema político. Hay que también analizar la política internacional. Ha planteado el tema de la supremacía del sistema judicial en términos de decisiones que afectan la gobernabilidad. Y la Corte ha tenido un fallo muy reciente en orden al tema migratorio, que es muy potente, que valida el planteo y que deja de lado fallos del sistema judicial intermedio, en primera instancia.
CM: El tema de las supremas cortes toma una centralidad muy importante. Pero en este caso, y ahí quería preguntarle porque terminamos el año con una Corte que estaba viendo expectante cómo avanzaban los recambios y las postulaciones de Ariel Lijo, de Manuel García Mansilla. Después vino la aventura de la designación por decreto, el rechazo del Senado… ¿Cómo caracteriza esta Corte? ¿Qué se puede esperar de esta Corte? ¿Es un problema para el gobierno también?
A ver, por decreto no hay más nada. Se terminan, se agotan las delegadas. El gobierno no tiene más facultades. Lo que hay que buscar son caminos de diálogo y de acuerdo para completar la Corte. No es válida —o sea, no es que no sea válida—, pero creo que no es buena. No es buena la construcción de una Corte de tres. Como mínimo hay que completarla. Y hay que completarla también con la presencia de la mujer.
Por lo menos la actual formación de la Corte, de cinco miembros… Si no, hay mucho poder en tres personas. Y el otro tema, el otro tema es que también hay que pensar, a lo mejor, en una Corte de siete. Más razonable, más lógica, en términos de los problemas que llegan a la Corte.
Uruguay tiene una Corte de cinco miembros y no sé si tienen cuatro millones de habitantes. La Argentina tiene 45 millones, tiene una Corte de cinco miembros. No lo sé. No estoy hablando de una Corte de nueve ni de quince como la pavada que quiso hacer Alberto Fernández. Pero a lo mejor una Corte de siete, con participación equilibrada de la mujer dentro de la Corte, y la necesidad de un diálogo político.
Porque si no hay diálogo político, no hay nada. En la Argentina está trabada institucionalmente. No hay integración de la Auditoría, no hay Defensor del Pueblo, no hay Corte, no hay un Procurador General que sea validado por el Senado, más allá de las bondades o capacidades que pueda tener el actual Procurador.
Miguel, estamos en una especie de combinación de 2002 o 2001, es decir una situación donde las instituciones no alcanzan a funcionar debidamente, donde tenemos hace años que no se puede completar el Procurador, no se pueden completar los miembros, inclusive, que faltan de la actual Corte de cinco y, al mismo tiempo, un proceso de estrés económico en gran parte de la población.
Y una tendencia a extremar las posiciones, como decíamos recién, entre que el kirchnerismo regresa a la parte más primitiva, se convierte en La Cámpora. Y por el otro lado, lo que era la centroderecha lógica y responsable y republicana se convierte en un extremo, se reduce a lo que sería el libertarismo. Es decir, estamos frente a una situación de colisión. ¿Vamos a la colisión? ¿Una especie de fin de época, una necesidad de barajar y dar de nuevo?
No, creo que estamos en la segunda apreciación tuya: de estrés económico más parecido al de 2018. Con algunas definiciones de fondos de inversión internacional y de bancos como el JP Morgan, que aconsejan correrse de las inversiones de mediano plazo en pesos, en bonos, y volver al dólar rápido. Y no le aconsejan a sus clientes operar en la Argentina. Esto ha sido hecho público.
Y empieza a haber también algunas dificultades con el tipo de cambio. Ahora vuelve a tensionarse el tema de retenciones. Y hay, en la micro, problemas. A la gente no alcanza para vivir. Hay sectores que viajan a Europa, que son minoritarios, veranean… Se van 5000 millones de dólares de turismo. Y hay otros que no llegan a fin de mes, digamos. Es una Argentina muy asimétrica.
Ahora, tampoco hay que caer en definiciones como la última esta de La Cámpora, o de un "terrorismo de baja intensidad". Porque si es terrorismo, es terrorismo. Y es violento. Yo no conozco en el mundo terrorismo de baja intensidad. No lo conozco. Es una nueva acepción. Me parece que eso no da.
Me parece que eso no da. Creo que sí hay un escenario muy radicalizado. Hay una visión de desprecio a sectores de la sociedad. Se ataca al periodismo, al opositor, al economista que piensa distinto. Eso es muy malo para el país. Lo vengo diciendo. Vos también lo decís. Creo que hay mucho más escenario que acción.
Digamos, llenar de policía la Plaza del Congreso para prevenir... bueno, todo eso. Pero no hay terrorismo de baja intensidad. No se puede calificar de esta manera. O no lo comparto, por lo menos yo no lo comparto.
Creo que hay una tendencia de cierto contenido autoritario en el funcionamiento, pero tampoco todavía hay una autocracia en la Argentina? Porque el Congreso funciona y pone límites. El proyecto del gobierno, que era de la Ley Bases y del capítulo fiscal de Sturzenegger, era un monumento, era inmenso. Y, sin embargo, el Congreso votó y lo recortó, hizo lo que tenía que hacer, lo limitó, y algunas cosas fueron y otras se quedaron en el camino.
Pero me preguntaba lo siguiente, Miguel, la única forma de que se pueda completar, que haya un procurador y que la Corte esté completa, es que haya consenso. Y no parece que este gobierno pueda llevar adelante un consenso. O sea, la pregunta es si, finalmente, no estamos en el 2001 en ese aspecto, no en el económico.
La pregunta es si el presidente va a cambiar después de la elección de medio término o va a persistir en esta visión dura, extrema, radicalizada. Esta me parece que es la pregunta.
¿Cuál es tu pronóstico?
Que va a persistir en esta línea. Me parece que hay también componentes que están en la naturaleza de las personas. Me parece que, también, a esta altura, sería lo óptimo que cambie y que abra un camino de diálogo razonable, inteligente, con los sectores democráticos, y que analice también los eventos políticos con una mirada más amplia. Y que podamos completar las instituciones, porque, a ver, la Argentina se parece cada vez más a Perú en la materia judicial.
¿Cuál es el riesgo de la Argentina? La peruanización. ¿Cuál es el tema? Que desde Belaúnde Terry, que fue el último presidente que terminó y que no fue preso, desde entonces en Perú todos los presidentes fueron presos. Es un dato muy interesante. Muy interesante. Bueno, yo creo que la Corte de Estados Unidos hizo un fallo muy muy interesante, que dijo: "Las cuestiones que son de gobierno no son judiciables".
Empezó a ponerle límites a lo que significa que cualquier evento que se lee en un medio, hay abogados o hay sectores interesados que corren inmediatamente a Comodoro Py. Y mucho más con el sistema acusatorio que quieren implementar, que me parece también un error desde el punto de vista de la decisión que se va a tomar.
CM: Miguel, muy cortito, disculpe que lo interrumpa, pero lo escucho con claridad en esta caracterización de la decisión de la Corte de los Estados Unidos, que lo corrió a Trump de un problema mucho mayor. Pero entonces, con esta Corte en la República Argentina, con tres miembros, con la aventura del gobierno de la designación por decreto…
Es decir, que yo lo escucho e interpreto: ¿al oficialismo y a la oposición, por defensa propia y autopreservación, les convendría tomar el debate de la Corte y rebarajar finalmente para completar las vacantes o redefinir un nuevo modelo antes de que sea peor? ¿Eso cree usted?
No quiero ser ofensivo con el Poder Judicial, que tiene jueces probos en su gran mayoría. Pero, indudablemente, ha habido una inclinación de la balanza en el sistema de equilibrio de los poderes hacia la prevalencia del Poder Judicial por encima de lo que significa la representación política y el Congreso. Y esto que hoy ocurre, mañana le va a ocurrir a otro expresidente, y al que sigue, y siempre el proceso de judicialización va a ser continuo.
Lo habíamos visto en la experiencia italiana, en la experiencia peruana. Lo que digo no es que todos tienen que tener impunidad. Lo que digo es que me parece que hay que poner, nuevamente, equilibrio. Y para eso, lógicamente, se requiere diálogo, construcción de consenso y de acuerdos para poder tener una Corte más amplia.
Y no estoy hablando acá de la calidad de los jueces, ni del valor individual, ni de la honestidad de los jueces. Estoy hablando de cómo se estructura el sistema institucional y cómo se modela un Poder Judicial que le sirva al país.
MC