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MODO FONTEVECCHIA
Proyecciones económicas

Ni con el apoyo de Trump: por qué el Gobierno no puede frenar el dólar

El economista Camilo Tiscornia advirtió que la incertidumbre política y escasez de reservas impide estabilizar el mercado cambiario. "El problema es que el Banco Central no tiene la espalda suficiente y eso alimenta la especulación", sostuvo.

Javier Milei y Donald Trump
Javier Milei y Donald Trump | CEDOC

El economista Camilo Tiscornia explicó que la falta de consensos internos y la fragilidad de las reservas generan incertidumbre en los mercados, lo que acelera la suba del dólar. “Lo que estamos viendo es una combinación de riesgo político y cambiario que vuelve a poner en duda la capacidad del Gobierno para estabilizar la situación”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).

Camilo Tiscornia es un economista egresado de la Universidad Católica Argentina. Posee una maestría en Economía por la Universidad Torcuato Di Tella, fue gerente de análisis macroeconómicos en el Banco Central de la República Argentina. Es director de CTI Asesores Económicos, consultora que se especializa en análisis macroeconómicos y asesora sobre las principales economías de América Latina.

Tensión cambiaria: el mercado advierte maniobras del Gobierno para contener el dólar

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Ayúdenos a comprender por qué el Gobierno no logra calmar los mercados a pesar del contundente apoyo que recibió de los anuncios del Tesoro norteamericano.

Por un lado, hay una dimensión política, sin duda. Las elecciones en la Argentina siempre son una fuente de incertidumbre. Esto es lo que el Gobierno denomina riesgo "kuka". Yo no lo llamaría así. Yo iría a un concepto más amplio que le llamaría el riesgo político. En el arco político todavía no hay un consenso mínimo en ciertas cuestiones económicas básicas que quedan encabezadas principalmente en el Gobierno. Entonces, cuando se percibe, como es el caso después de las elecciones de la provincia de Buenos Aires, que el Gobierno no se va a fortalecer o no se va a fortalecer tanto después de las elecciones de octubre, ese es un factor muy importante en lo que está pasando ahora.

A eso le sumaría la dimensión cambiaria. Hay una percepción de que el tipo de cambio todavía sigue bajo y la idea de la banda de flotación que pone al Banco Central a defender el tipo de cambio en un contexto en que no tiene tantas reservas, y en donde este anuncio al Gobierno americano, que fue una mejora notable la semana pasada, como todavía no tiene detalles, es como que queda todavía un poco en el aire. Entonces volvieron las dudas estos últimos días, con lo cual me parece que esa es la combinación que estamos viendo en este momento.

Sobre la cuestión de fondo respecto del riesgo político, uno podría decir que el riesgo país no es el riesgo de un gobierno, sino el riesgo del país en función de su historia. Y hemos construido todos a lo largo de muchos años un problema intrínseco. Porque la sociedad no eligió un gobierno consensualista, casualmente eligió un gobierno disruptivo que no tiene entre sus mayores virtudes la capacidad de generar consensos. Entonces ahí parece haber un problema inmanente de la política, porque para llevar adelante reformas hace falta consensos. Eso es como que le piden a Milei que sea otro. No sé si lo estoy planteando en términos económicos, pero desde el punto de vista psicológico es un oxímoron.

Lo que la sociedad argentina demanda son resultados. Yo creo que la demanda de la sociedad argentina, cuando es tan volátil en las elecciones, tiene que ver con esto. Porque es la sociedad argentina la que eligió a Alberto Fernández en 2019, es la sociedad argentina la que eligió a Mauricio Macri en 2015 y la que eligió a Javier Milei en 2023. Y los tres son muy distintos entre sí. Yo creo que la demanda de la sociedad argentina es por alguien que pueda dar buenos resultados económicos, que permita a la gente vivir más o menos en paz y tener una perspectiva de progreso material que en la Argentina no existe hace muchos años, lamentablemente. Y eso tiene que ver con el tema político de vuelta. Yo creo que la gran mayoría del arco político, sin contar a los extremos, sigue defendiendo ideas económicas cerradas y los resultados han sido malos. Entonces, la demanda de la sociedad es por resultados.

¿Hace falta consenso? Sí, pero con las ideas correctas. Yo creo que el Gobierno, con todos los defectos que pueda tener y las críticas que uno puede hacer al presidente en sus modos muchas veces, está mucho más cerca de lo que a mí me parece que sea lo correcto que otros sectores políticos. Queda la duda de si este Gobierno puede generar esos consensos, y ahí está un poco el punto que plantea usted, si hay algo intrínseco en el Presidente que impediría esos consensos. Yo tiendo a pensar que no. Tiendo a pensar que el Presidente es suficientemente pragmático, y creo que en todo caso la búsqueda de consenso la tienen planteada para después de las elecciones, fortaleciéndose en el Congreso. Porque lo cierto es que desde que arrancó está en debilidad en el Congreso y siempre ha dependido de alianzas, en donde en esas alianzas tiene que estar entregando muchas veces muchas cosas que si estuviera más fortalecido no tendría que hacerlo. Obviamente que queda por verse eso, pero ahí hay un tema definitivo de búsqueda de consenso, pero no de un consenso por el consenso en sí. El consenso tiene que ser en las ideas correctas, porque ponernos de acuerdo en las ideas equivocadas no sirve para nada.

Banco Central
El economista Camilo Tiscornia indicó que la baja de la tasa de interés "es mejor para la actividad económica", pero en en contextos de incertidumbre, "tiende a presionar sobre el tipo de cambio".

Comparto plenamente, y creo que usted va a compartir también la idea de que sería preferible un consenso mediocre pero sostenido que ir a los bandazos...

Sí, totalmente. Porque en esta búsqueda de la sociedad argentina de algún tipo de mejora en lo material, es clave que pueda haber un proceso de inversión continua. Y la inversión lo que requiere es un mínimo horizonte de planeamiento. No puede ser que una empresa decida una inversión de muy largo plazo si en el horizonte puede estar Milei o puede estar Axel Kicillof. Y lamentablemente lo que sucedió después de las elecciones de la provincia de Buenos Aires, en la lectura de algunos. No quiere decir que esto necesariamente vaya a ser así, pero aparece esa posibilidad. Y no va a ser lo mismo para una empresa que tiene que pensar una inversión a 5 o 10 años que esté un gobierno como el de Milei, que esté un gobierno como el de Axel Kicillof. Con lo cual, eso tiene una implicancia enorme en términos de generación de puestos de trabajo, de la disponibilidad de crédito, del poder adquisitivo de la gente.

Déjeme venir entonces a estos días que tenemos por delante. Conversamos con un colega suyo que la tasa de interés de golpe pasa del 80% al 25%. ¿Cuándo estuvo errado? ¿Está errado las dos veces? ¿Qué consecuencias tuvo y tiene este cambio?

Lo primero que hay que entender es que hay restricciones en el funcionamiento de la economía que hacen que uno no pueda muchas veces lograr todo lo que quiere y que muchas veces haya que sacrificar alguna cosa en pos de un objetivo. Y allí hay tres cosas que es muy difícil de compatibilizar y tiene que haber alguna armonía entre las tasas de interés, el tipo de cambio y la inflación. No se puede hacer cualquier cosa en esas tres dimensiones. Porque uno podría decir que quiere que las tasas de interés estén bajas para que la economía crezca, pero que no quiere que el tipo de cambio esté muy alto para que no se vaya muy alto y complique la dimensión de la inflación. No es sencillo esto.

Entonces, lo que hemos visto en el último tiempo es que en esta especie de triángulo de decisiones, hubo en el mes de julio un dato puntual que con el vértigo de la Argentina queda en el olvido, que fue la famosa cancelación de las LEFIs, que implicó volcar 40% más de pesos al sistema económico. Esto provocó un descalabro total y es lo que explicó las tasas de interés llegando al 80 o 90% para empresas durante algún tiempo. Esto después se fue procesando entre agosto y septiembre y allí vimos que las tasas de interés bajaron. Pero al mismo tiempo empieza a aparecer ahora la tensión con el tipo de cambio. Entonces nos encontramos en una situación en la cual se pudieron bajar las tasas de interés, que esto es mejor para la actividad económica, pero en este contexto de temor que hay, eso tiende a presionar sobre el tipo de cambio. Entonces eso llamaría a tener tasas de interés más altas para controlar el tipo de cambio. La tensión es evidente y es lo que estamos viviendo en este momento.

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¿Cómo imagina la evolución del mercado de cambio? El dólar futuro se está vendiendo por encima del techo de la banda. ¿Qué imagina usted que va a suceder y qué le parecería lógico que tendría que suceder?

En todo este movimiento acerca del dólar está siempre la pregunta de cuál debería ser el valor del dólar, si en todo caso lo tiene que determinar el mercado libremente o el Gobierno de alguna forma tiene que influir. Yo creo que el tipo de cambio como está hoy en día resuelve mucho un problema que había hace algunos meses atrás, que estaba muy bajo y generaba muchos problemas de competitividad y complicaba la actividad económica. A mí me parece que hoy en día está en niveles mucho más razonables. ¿Es necesario que sea más alto todavía que el techo de la banda de flotación? Tal vez. Y eso es un poco lo que genera la especulación con que en algún momento, eh, la banda de flotación pueda desaparecer.

Ahora, el orden de magnitud de ese movimiento es uno si uno lo que cree que es simplemente corregir un tema de competitividad, y es otro si uno lo que cree que lo que tiene que acomodar el tipo de cambio es una fuga de capitales brutal porque hay un terror acerca de lo que va a pasar en la Argentina. Obviamente que si el estado de desconfianza es total, el tipo de cambio tiene que ser muchísimo más alto. Y evidentemente el Gobierno lo que está luchando es por tratar de generar confianza para que, si en algún momento hay que evaluar la salida del sistema de las bandas o no, los movimientos que puede haber en el tipo de cambio sean lo más acotados posible. Esa es la lucha que estamos viendo. Por eso recurre al gobierno americano. Por eso la medida de tratar de adelantar la recaudación de las liquidaciones de exportaciones es tratar, de alguna forma, de generar confianza, para que obviamente es para llegar a las elecciones y, en todo caso, con un escenario político que el Gobierno interpreta más favorable para él, encarar eventualmente cambios en el régimen cambiario. La realidad es que es muy incierto esto. No sabemos bien dónde va a terminar.

Pero yo creo que usted lo coloca didácticamente de una manera muy correcta. Una cosa es discutir competitividad. Orlando Ferreres insistía con esta idea del dólar tomado a lo largo de muchos años, que creo que daba 1.650. Entonces estamos hablando de un 15%, y es una medida que podría absorberse con una inflación de 4% agregado durante un par de meses y sería totalmente digerible para la sociedad. Y otra es que si estamos frente a una corrida, una desesperación, entonces ahí ya no es 15%, es cualquier otra cosa. Entonces esa “otra cosa” es lo que el apoyo de los Estados Unidos vendría a detener. Ese yo creo que es la forma de leerlo.

Lógicamente, si todos los argentinos, porque tenemos miedo, corremos a comprar dólares, obviamente que el tipo de cambio tiene que ser muchísimo más alto. Alternativamente, el Banco Central tendría que tener una cantidad de reservas enorme, tal que si todos fuéramos a comprar dólares el Banco Central los pudiera entregar y no pasara absolutamente nada. El contexto que hay hoy en día es que el Banco Central no tiene esa cantidad de reservas. Entonces, de alguna forma, allí aparece un comportamiento especulativo. Está estudiado esto: justamente cuando el Banco Central se compromete a defender un tipo de cambio y el mercado interpreta que no tiene las suficientes reservas, eso mismo provoca la corrida de alguna forma.

Entonces ahí las disyuntivas son: recomponer la confianza para cortar la corrida, conseguir dólares para generar la confianza o, en algún momento, sincerar que el tipo de cambio tiene que ser más alto. Lo que pasa es que en la Argentina este tipo de movimiento del tipo de cambio siempre es muy traumático. Entonces, de ahí es claro los esfuerzos que el Gobierno está tratando de hacer para evitarlo, porque justamente interpreta que, desde el punto de vista de la competitividad, si hay algún movimiento que pueda hacer falta es mucho más acotado que el de una crisis cambiaria.

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Y vayamos ahora a la microeconomía o la economía de la producción. ¿A qué atribuye usted que, después de un mejoramiento el último trimestre del año pasado y el primero de este año, hubo un estancamiento y luego directamente una caída de la actividad económica en el último trimestre?

Es una combinación de cosas que nos llevan a la primera parte de la conversación. Me parece que desde principio de año ya el riesgo, o el tema político, empezaba a hacerse presente, porque se sabía que las elecciones iban a condicionar todo este año. Y en ese juego, por supuesto, la especulación con que el tipo de cambio estaba muy bajo, con que el Banco Central tal vez no tenía suficientes reservas. Recordemos que el año arrancó con el Banco Central defendiendo el crawling peg al 1% a partir del mes de febrero. Entonces, obviamente, todo esto ha derivado en las LEFI y en tasas de interés muy altas que han ahogado completamente la actividad económica, lamentablemente.

Esto nos metió en el clima preelectoral, y en la Argentina habitualmente la previa de las elecciones suele ser muy complicada para la actividad económica. Entonces estamos ya en un momento que creo que hay que tratar de sobrellevar lo mejor posible y ver cómo se desata la incertidumbre política. Yo creo que el resultado de las elecciones va a ser muy importante. Se sabe que el Gobierno se va a fortalecer en el Congreso, en la mayoría de los escenarios. No lo va a controlar pero va a tener una mayor fortaleza. Después quedará ver la interpretación que se dé del resultado de los porcentajes, si saca más de tanto porcentaje o no, en relación a lo que podría ser el kirchnerismo como una imagen de qué puede pasar en los próximos dos años. Entonces me parece que eso es lo que va a ir condicionando después la evolución de la actividad económica.

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