Los franceses Pierre Agostini, Anne L'Huillier y el húngaro-austríaco Ferenc Krausz ganaron ayer el Premio Nobel de Física por haber conseguido crear pulsos de luz extremadamente cortos, capaces de medir los procesos rápidos en que los electrones se mueven o cambian de energía.
Durante años, la exploración de esas partículas elementales al interior de los átomos había estado limitada por los recursos tecnológicos, ya que se mueven en attosegundos, es decir, la trillonésima parte de un segundo. La Academia sueca lo explicó de esta manera: “Un attosegundo es tan corto que el número de ellos en un segundo es igual al número de segundos que han transcurrido desde que surgió el universo, hace 13.800 millones de años”.
El Premio Nobel de Física fue para tres científicos por sus estudios sobre los electrones | Perfil
Los electrones son tan rápidos que siempre se habían visto borrosos bajo los microscopios más avanzados. Pero después de décadas de investigación, los investigadores diseñaron una herramienta basada en pulsos de luz tan cortos, que se pueden utilizar para obtener imágenes de los procesos que suceden al interior de los átomos.
El punto disruptivo había llegado en 1987, cuando L’Huillier detectó que surgían muchos matices diferentes de luz al transmitir un láser infrarrojo a través de un gas noble, como el helio o el kriptón.
¿Qué son los attosegundos? Los físicos premiados con el Nobel lo explican | Perfil
Así como las vacunas de ARNm premiadas en la categoría de Medicina, la nueva herramienta promete grandes avances, esta vez en asuntos que van desde la producción de microscopios electrónicos más precisos y dispositivos electrónicos más rápidos hasta la identificación de moléculas en el diagnóstico médico.
Agostini, Krausz y L'Huillier tienen un motivo extra para sentirse orgullosos: son los merecedores de un premio que durante el siglo pasado recibieron nada menos que Marie Curie (1903), Guglielmo Marconi (1909) y Albert Einstein (1921).
FM JL