La muerte de Benedicto XVI, el sábado 31 de diciembre a los 95 años, creó una situación inédita en el Vaticano: ¿cómo realizar las exequias de un papa emérito, el primero en renunciar después de Celestino V en 1294?
El cuerpo de Benedicto XVI es velado desde este lunes en la Basílica de San Pedro. Los restos del papa emérito han permanecido en el monasterio Mater Ecclesiae desde el momento de su muerte.
Este lunes, el féretro ha sido trasladado a la sala Clementina de la Basílica de San Pedro. Unas 35.000 personas acuden a velar los restos de Joseph Ratzinger. Para el funeral, previsto para el jueves 5, habrá entre 50.000 y 60.000 personas. Más de mil agentes velarán por la seguridad.
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La capilla ardiente está abierta entre 10 y 12 horas para que los creyentes puedan despedirse de Benedicto XVI. El Ritual Romano supone un luto oficial de nueve días, pero esta vez durará tres.
Será la primera vez que un pontífice oficie el funeral de otro. Francisco despedirá así a Benedicto XVI. Lo normal es que sea el cardenal decano del Colegio Cardenalicio quien presida las exequias. Otra peculiaridad es que a la muerte de un papa no le sucederá un cónclave: Benedicto XVI no deja ninguna vacante.
A las exequias solo asistirán oficialmente las delegaciones gubernamentales de Italia y de Alemania, pero han sido invitados oficialmente a la misa del funeral los embajadores ante la Santa Sede.
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El cuerpo del papa emérito será inhumado el jueves en la cripta bajo la basílica de San Pedro, donde reposan otros muchos pontífices de la Iglesia católica. Existe la posibilidad de que los restos de Benedicto XVI ocupen la tumba de Juan Pablo II, su antecesor.
El papa polaco fue trasladado en 2011 a la superficie de la basílica. "En mi lápida no habrá nada escrito. Solo mi nombre", pidió Joseph Ratzinger durante la entrevista que le realizó en su día el periodista Peter Seewald para el libro “Benedicto XVI, una vida”.
JL